El diablo nunca duerme es el título de una película americana de los noventa. Y de película de insomnio es lo que estamos viviendo desde hace meses con el magnánimo Sánchez y su indepesfera. Cuando parece que el presidente no es capaz de alargar más su generosa mano, sale en tromba la maquinaria sincronizada de propaganda del PSOE pisoteando una nueva línea roja.
El presidente es un alquimista de la política, de natural camaleónico. Sus bandazos en las ideas y los principios (para la petrosfera, cambios de opinión) ilustran muy bien la teoría de la relatividad aplicada a la ciencia política.
Si alguien sueña con que la ley de amnistía será definitivamente enterrada en la Cámara Baja por sus señorías, que despierte y pierda toda esperanza. Lo ocurrido en el primer intento va a servir para coger más impulso. El de Waterloo y el de la Moncloa son pareja de hecho, unidos por un mismo destino, se necesitan y no hay más.
El señor presidente ya se ha ataviado con la toga de juez sin haber pasado la oposición para allanar de nuevo el camino. Sentenció hace unos días, tras la votación fallida en el Congreso, que todos los independentistas catalanes van a ser amnistiados “porque no son terroristas”. Palabra de Dios (te alabamos, Señor). Ya pueden archivar los juzgados todas las causas abiertas contra los CDR y Tsunami Democràtic.
El juez Sánchez empezó su aciaga legislatura enfundándose esta vez el mono de albañil y levantando un muro para aislar a la España constitucional
Una hipótesis que empieza a cobrar cuerpo en los mentideros de la Corte es que el acuerdo para blindar el futuro de Puigdemont, si finalmente el Supremo admite su procesamiento, llegará retocando apenas la ley de amnistía y manoseando de nuevo el Código Penal, mediante una reforma que excluya del terrorismo todo lo ocurrido en el procés, vía proposición de ley orgánica. Toca legislar ad hominem sin ningún empacho.
El juez Sánchez empezó su aciaga legislatura enfundándose esta vez el mono de albañil y levantando un muro para aislar a la España constitucional. Esta maniobra tiene dos caras, él y los suyos han quedado del lado de la indepesfera. Vaya paradoja, quien debería velar por el bien de España abrazado a los que tienen la obsesión de despedazarla.
Debemos preguntarnos si cabe alguna salida honrosa ante tanto despropósito. Mientras no haya elecciones queda la acción de la justicia. El magistrado de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón ha acusado de actos de terrorismo a miembros de Tsunami y al líder de Junts fugado. Ya hizo lo propio el año pasado con varios integrantes de los CDR. Veremos el resultado.
Posiblemente, como ya hemos avanzado, si la causa contra la kale borroka catalana prosigue, el Gobierno sanchista y sus socios consigan desactivar esta vía modificando el delito de terrorismo en el Código Penal, no sin riesgos porque podrían salir a la calle condenados islamistas si se baja el listón. Tenemos la amarga experiencia de la ley de “solo sí es sí”.
Blanqueo fondos rusos
Pero hay otro camino, quizás con más recorrido, que está explorando el juez Aguirre, instructor de la conexión rusa del procés. De sus investigaciones se desprende la intención de los líderes separatistas de convertir el Instituto Catalán de Finanzas en el instrumento de blanqueo de fondos rusos.
El juez cuenta con pruebas de viajes a Moscú de representantes independentistas, antes y después del 1 de octubre de 2017, y de una reunión de Puigdemont ese mismo mes con Nicolay Sadovnikov, asesor del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia.
Atendiendo a la proposición de ley de amnistía presentada por los socialistas, ésta excluye en su artículo 2 los delitos de “traición y contra la paz o la independencia del Estado y relativos a la Defensa Nacional” y los que “afectaran a los intereses financieros de la Unión Europea”.
Por su parte, el Código Penal, en el capítulo II (Delitos que comprometen la paz o la independencia del Estado), artículo 592, explicita que “serán castigados con la pena de prisión de cuatro a ocho años los que, con el fin de perjudicar la autoridad del Estado o comprometer la dignidad o los intereses vitales de España, mantuvieran inteligencia o relación de cualquier género con Gobiernos extranjeros, con sus agentes o con grupos, Organismos o Asociaciones internacionales o extranjeras”.
Sería muy arriesgado por parte del Gobierno aventurarse a modificar algo de lo anterior. En Europa empieza a moverse el avispero y nos miran de reojo. En este tiempo en el que el viejo continente vive una guerra no declarada contra Rusia, Putin es un mal compañero de viaje. Más allá de la invasión de Ucrania, hay constancia de sus oscuras injerencias para desestabilizar a los países occidentales.
Los partidos políticos españoles que defienden el Estado de derecho deben hacer pedagogía en las instituciones europeas para que tomen consciencia de la dimensión del problema judicial y político en nuestro país.
El brazo de la ley no acaba en los Pirineos. Al iluminado Puigdemont y al ególatra Sánchez podría atragantárseles el caviar. Ruso, por supuesto.
S.Johnson
“serán castigados con la pena de prisión de cuatro a ocho años los que, con el fin de perjudicar la autoridad del Estado o comprometer la dignidad o los intereses vitales de España, mantuvieran inteligencia o relación de cualquier género con Gobiernos extranjeros, con sus agentes o con grupos, Organismos o Asociaciones internacionales o extranjeras”. Pedrito cuidado por donde pisas ¿has caído en cuenta de que los golpistas se consideran a sí mismos "Gobierno Extranjero"? Hay pocas dudas de que algunos y a están acumulando pruebas para juzgarte por traición si se presentara el caso...
Finsals
Ese es el problema, Incandescente (gracias por tu comentario). Que somos ovejas con ínfulas. Nuestros antepasados sabían que no pintaban nada en el poder, que eran ovejas. Nosotros pintamos lo mismo: nada, pero nos creemos importantes, por poner una papeleta cada cuatro años (que, cuando el poder quiere, utiliza como excusa y cuando el poder no quiere, ignora completamente). O por ir a manifestaciones que se ignoran si no interesan y se usan de excusa cuando interesan. Ejemplos a porrillo en los últimos 40 años. En 2014 se hizo un estudio estadístico en Estados Unidos sobre las decisiones de los gobiernos democráticos: hacían siempre lo que la élite quería y lo que quería el pueblo no tenía ninguna influencia en el gobierno. Creo que tengo el enlace pero no sé si puedo pasar enlaces por aquí sin que me moderen o así. Nunca tuvimos el poder, Incandescente. Siempre fuimos ovejas. Pero, como dijo Goethe, no hay peor esclavo que el que se siente libre. Una dictadura o monarquía clásica tiene la ventaja que sabes quien te está dando por el ***. En una de malas, puedes hacer un motín, una revuelta, una revolución. Quizás no pueda ser, pero al menos tienes esa opción. Así cayeron muchos tiranos. Una democracia es la dictadura perfecta porque los tiranos ni los conoces (Sánchez, Feijóo y compañía son solo los mayordomos) y, lo que es peor, tú crees que tienes el poder, cuando no lo tienes. Así, que cuando tu país está siendo destruido por los que mandan, tú das la culpa "al pueblo", cuando el pueblo no tiene nada que ver. La mayoría del pueblo sólo hace que repetir lo que dicen en la tele. La parte del pueblo que piensa por sí misma piensa que lo que tiene que hacer es manifestarse o votar al otro partido. El otro partido obedece a los mismos amos y estamos haciendo el canelo. Hagas lo que hagas, las decisiones están tomadas. En un mundo ideal, el pueblo tomaría conciencia de que vive en una dictadura encubierta y se rebelaría. Mucha suerte con ello. Llevan años programándonos para dividirnos entre nosotros, para atomizarnos y que vayamos cada uno a su bola, para tragarnos todo lo que dicen en la tele y para ser lo más cómodos posibles. La idea que tiene el pueblo de la lucha política es reenviar un tuit. De verdad que es lamentable lo que estoy diciendo: no creas que me llena de alegría, sino que me deprime profundamente. Me ha llevado 40 años verlo (como dice George Orwell, uno tiene que hacer un esfuerzo constante para ver lo que está delante de sus ojos). Es muy deprimente saber que uno es una oveja y no puede hacer nada, pero, al menos, vives en la realidad y no tomas decisiones equivocadas. Si estás esperando que con manifestaciones, votaciones, políticos y otras cosas así tengamos algún resultado, yo no te lo recomiendo.