Opinión

Unidas Podemos elige el deshonor

La criminal invasión de Putin ha puesto a Europa ante un momento decisivo de su Historia. Sánchez, como casi siempre, ha acertado cuando ha rectificado y se ha sumado a la mayoría de los Gobiernos, pero sus socios de Unidas Podemos entre la guerra y el deshonor han elegido este último. La historia no les absolverá

  • La rectificación de Sánchez con Ucrania en el Congreso rompió a Unidas Podemos. Ep

Vladimir Putin, ese siniestro personaje criado a los pechos de la antigua KGB y al que no pocos (que le pregunten a su balbuceante jefe de Inteligencia) creen dominado por una mente patológica propia de José Stalin –que acabó agonizando solo horas y horas víctima de una hemorragia cerebral masiva, tirado en su dormitorio, consciente y sin poder hablar, sin que nadie se atreviera a acercarse a él por temor a ser víctima de su conocida ira mortal- ha conseguido con su criminal invasión de Ucrania que la UE, por fin, reaccione con la unanimidad que se presupone a un protagonista de la historia que quiere ser tal y no un mero accidente de la historia.

La UE, que fue incapaz de tomar decisiones cuando Serbia arrasaba Kosovo hace 20 años o que dejó pasear por sus países a dictadores africanos supuestamente proscritos como Robert Mugabe, ha reaccionado por fin casi como una sola voz.

Ya nada será igual. Alemania, cuya mala conciencia desde 1945 le hizo mantener una atadura emocional y energética de Moscú –avivada por el ecologismo mal entendido del ‘Nucleares, no Gracias’ de la alianza roji-verde de los 90 que le ha hecho depender del gas ruso, para regocijo y enriquecimiento de algunos de esos políticos socialdemócratas como Gerhard Schröder, a sueldo de Gazprom y otros consorcios nacidos del derrumbe de la URSS- ha decidido aumentar en más de dos puntos su presupuesto de Defensa y suspender el gasoducto Nordstream 2, vital para que Moscú dejará de enviar su gas a Europa a través de Ucrania.

Polonia, señalado por las posiciones antieuropeas de sus dirigentes ultranacionalistas, ha mostrado el camino del acogimiento ante el mayor desastre de refugiados en el continente desde hace décadas: casi un millón de ancianos, mujeres y niños en menos de una semana de invasión. A nadie se le ha pedido papeles y se le ha concedido el acogimiento inmediato. El pueblo polaco ha dado ejemplo a sus autoridades y al resto de Europa.

Países que han enviado armas a Ucrania a título individual
Países que el día 25 habían enviado armas a Ucrania a título individual/ Clara Rodríguez

La UE, además, ha implementado la mayor represalia en sanciones económicas de la historia. Junto a la acción concertada de los Gobiernos, las multinacionales europeas –al igual que las del resto del mundo, exceptuando, por supuesto, las chinas, el gran beneficiado de la invasión de Putin- han salido de Rusia o han paralizado sus ventas allí.

Nada saldrá gratis, por supuesto. A una semana de la invasión, ya hay desabastecimiento en España de aceite de girasol. Es una anécdota en lo que se avecina. Alemania recortará de otras inversiones los dos puntos de aumento del gasto militar. La presión de los cientos de miles de refugiados que hay que acoger y distribuir por Europa se dejará sentir en el gasto público y en las cifras de empleo.

El portazo de las exportaciones al mercado de Rusia, Bielorrusia y Ucrania –este por la guerra que está devastando el país- ya está costando miles de puestos de trabajo en Europa. Los misiles de Putin han volado las esperanzas de la recuperación postpandemia, convertirán la inflación en estructural y la temida estanflación es ya más que una amenaza. Europa es consciente de ello, pero la inmensa mayoría de sus Gobiernos han decidido no renunciar al papel que ahora toca: uno tras otro, de los dos que al comienzo de la invasión vendían armas y material bélico a Ucrania para defenderse, fueron sumándose casi todos en apenas cuatro días y pronto fueron una veintena.

¿Y en España? Como casi siempre, Pedro Sánchez acierta cuando rectifica. Del 'no es no' del pasado lunes expresado por él mismo en TVE –solo enviarían armas a través de la UE y nunca de manera individual- y de la negativa reiterada por sus ministras tras el Consejo del martes, se pasó sin solución de continuidad el miércoles a anunciar el envío de granadas, munición y armas por el propio Sánchez en la tribuna del Congreso ante el asombro de los escaños de Podemos.

El presidente del Gobierno, en estado puro: decía lo uno y lo contrario en apenas 24 horas. Los dos ministros que más habían presionado para que se tomara esta decisión que nos colocaba en el lado de la mayoría de los Gobiernos europeos, estaban felices. Margarita Robles concretaba el envío horas después y José Manuel Albares justificaba el cambio de criterio de Sánchez: no era cambio sino “evolución”

Algunas fuentes aseguran que en la decisión de Sánchez influyeron mensajes que se recibían desde Bruselas y que cuestionaban la idoneidad de que un Gobierno, con Podemos en su seno, reticente al envío de armas a Ucrania albergara la próxima cumbre de la OTAN, una cita en la que Sánchez tiene puestas todas las esperanzas para relanzar su alicaída imagen internacional tras el espectáculo del paseíllo ridículo con Biden o ser ignorado en la mayoría de crisis.

Unidas Podemos se rompe

Lo cierto es que la decisión de Sánchez ha reventado las costuras de Unidas Podemos sus socios en el Gobierno. Yolanda Díaz, que llevaba semanas distanciándose de Podemos, ha visto la excusa perfecta: en vísperas de comenzar su gira por España –“gira de Primavera”, la llama la ministra de las “cosas chulísimas”- para dar a conocer su proyecto como presidenciable, ha dado su “total apoyo” al envío de armas y ha roto definitivamente con las Belarra, Montero, Echenique y Garzón.

El resto de morados y el ministro por la cuota IU han quedado retratados y anclados en un discurso pergeñado desde las ondas por el tertuliano Pablo Iglesias. El exvicepresidente está dispuesto a llevar a Podemos –su criatura- al sumidero de la Historia y condena “armar al pueblo” porque “es muy peligroso” y no sirve para “cambiar la correlación de fuerzas”. De un plumazo, condenaba la decisión de su amado gobierno de la II República cuando en la noche del 18 de julio de 1936 decidió armar al pueblo, a partidos y sindicatos para defenderse de la agresión golpista. Pero Iglesias es especialista en distinguir entre dictaduras buenaslas suyas- y dictaduras malas –el resto-.

España es el único país de la UE en cuyo Gobierno están quienes aseguran que Putin no es comunista, es “zarista e imperialista”, pero luego alientan manifestaciones contra la OTAN y se niegan a enviar armas al pueblo que ha sido agredido, invadido y que está siendo masacrado mientras intenta sobrevivir en sótanos.

España es el único país de la UE en cuyo Gobierno están quienes aseguran que Putin no es comunista, es “zarista e imperialista”, pero luego alientan manifestaciones antiOTAN y se niegan a armar al pueblo invadido

Tanto Montero como Belarra como el resto de Podemos –curiosamente con una consigna que también enarbola letra por letra el inefable Maduro en Venezuela o López Obrador en México- piden no enviar armas y negociar, o lo que es lo mismo, poner en pie de igualdad a agresor y agredido y capitular. Hasta la próxima…

Si algo tiene Europa es historia. El 5 de octubre de 1938, Arthur Neville Chamberlain también defendió en la Cámara de los Comunes británica el Acuerdo de Munich que cedía los Sudetes en Checoslovaquia a la Alemania de Hitler, que también esgrimía –como Putin y sus defensores- que Europa había humillado al gigante alemán tras 1918 constriñendo sus fronteras. Capitulaban para evitar una guerra en Europa a costa de sacrificar Checoslovaquia.

Casi todos los parlamentarios apoyaron la política de apaciguamiento y Chamberlain firmó el Acuerdo en Múnich. Winston Churchill tomó la palabra: “No puede existir nunca la certeza de que habrá una lucha, si una de las partes está decidida a ceder por completo (…) La hora de la verdad no ha hecho más que comenzar. Esto no es más que el primer sorbo, el primer anticipo de una copa amarga que nos ofrecerán año tras año, a menos que (…) volvamos a levantarnos y a adoptar nuestra posición a favor de la libertad (…) Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra… elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.

El 1 de septiembre de 1939, tras desintegrarse por completo Checoslovaquia, Hitler invadía Polonia y comenzaba la Segunda Guerra Mundial.

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