Opinión

¿Es un vago Albert Rivera?

La abrupta salida de Albert Rivera y de su mano derecha, José Manuel Villegas, del bufete Martínez-Echevarría&Rivera se ha convertido en cuestión de horas en una pelea de comunicados y

  • Albert Rivera ha puesto fin de forma abrupta a su relación con el bufete Martínez Echevarría. -

La abrupta salida de Albert Rivera y de su mano derecha, José Manuel Villegas, del bufete Martínez-Echevarría&Rivera se ha convertido en cuestión de horas en una pelea de comunicados y un cruce de acusaciones más dignas de un mal divorcio en Sálvame que del fin anticipado de la convivencia entre un político que aspiró a presidente del Gobierno y un bufete que, con su fichaje, quería pasar de liderar el ranking andaluz a jugar la Champions de los despachos.

“El problema –cuenta una fuente del sector que conoce los entresijos de los principales bufetes- es que les fichan (a los políticos ‘retirados’) pensando que les van a traer negocio, y en un bufete, tanto facturas, tanto vales, y estos personajes no aumentan significativamente el negocio”. Y las firmas deberían saber que, cuando un político deja de pisar moqueta, el teléfono deja poco a poco de sonar. Sobre todo si en vez de alfombra roja has pisado callos a izquierda y derecha.

Ay, la influencia… “Una cosa es que te reciban –cuenta la fuente al hablar del negocio en Madrid-, por curiosidad y por el morbo de comer contigo, y otra muy distinta es que te den la cuenta”. Tampoco lo ha tenido fácil, asegura otra fuente, la exvicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría en Cuatrecasas. “Y eso que, a diferencia de Rivera, su formación es mayor”, formando parte de “la Gloriosa”, la promoción de abogados del Estado en la que aprobó junto a Jaime Pérez Renovales, Miguel Temboury, Lourdes Centeno o Leopoldo González Echenique y en la que 14 de sus 35 integrantes se repartieron entre la élite del Ejecutivo (subsecretarios, directores generales o responsables de organismos públicos varios), y las grandes empresas.  

Rivera no era socio efectivo

De hecho, la cúpula de Martínez Echevarría no las debía tener todas consigo con Rivera: cuando le fichó en marzo de 2020, apenas cuatro meses después de que dimitiera tras el cataclismo del 20-N en el que perdió 47 diputados, le hizo presidente ejecutivo pero, en ningún momento, le convirtió en socio a todos los efectos.

En su web, aún hoy, aparecen Rivera y Villegas como “presidente ejecutivo” y “vicepresidente ejecutivo”, mientras que los de la cúpula dejan muy clara su condición de “socio”. Cuando en la noche del lunes se supo que Rivera dejaba el bufete, éste y Villegas prefirieron callar y hablar de “salida negociada” y confirmaron que no volverían a la política.

Pero, el bufete, que dijo haberse “enterado por la prensa” pese a que Villegas y Rivera enviaron un mail en la mañana del lunes al socio director para pactar la salida, aseguraba a Vozpópuli que este mismo martes pensaban comunicarles en una comida la decisión de prescindir de ambos por su “bajo rendimiento”. Martínez Echevarría abría directamente la caja de los truenos. ¿Era entonces Albert Rivera un vago? Las redes convirtieron al político en trending topic y se poblaron de memes y alusiones a su capacidad de trabajo, como cuando dijo en una entrevista desenfadada que “se hacía el dormido” para no tener que cambiar pañales de su hija por la noche.

Lo que podía haber sido un divorcio amistoso –Rivera y Villegas tenían firmado hasta 2025 con el bufete- lleva trazas de convertirse en una guerra aireada en los medios. Rivera ha contestado a la acusación de ‘vago’: “Conmigo, el negocio del bufete creció un 25% y un 166% en Madrid”. Por su parte, el bufete tira con bala: “No tenía clientes ni influencia”.

Influencia es lo que buscan estas firmas en los políticos y es lo que le llevó a José María Aznar a fichar primero por DLA Piper y luego, en 2018, por el mayor despacho de abogados del mundo, Latham&Watkins. En ambas, fue contratado por Juan Picón –fallecido en 2019- por su “autoridad moral” en Iberoamérica. Rivera, según la firma, no cumplió sus expectativas pese a conseguirles algunos trabajos con el PP, como redactar los recursos al TC de la ley Celáa y la de Vivienda catalana.

El entorno de Rivera y Villegas asegura a este medio, por su parte, que el bufete “no ha cumplido”, que les prometieron hacerles socios a todos los efectos –el exlíder de Cs habla de que nunca le pagaron el variable ni le entregaron el 5% del bufete y el 2% que prometieron a Villegas- y que nunca les dieron “entrada en el capital”. Es decir, les dejaron como ‘socios de no cuota’ o, lo que es lo mismo, ‘de segunda’, pese a que se cambió hasta el nombre del bufete para añadirle “Martínez Echevarría&Rivera’’.

Habitualmente, cuando un socio ‘de cuota’ lleva más de un año –Rivera iba a cumplir dos- en la Junta anual se le da entrada en el capital y sus ‘units’ (participaciones). Algo que no es baladí: en función de cuántas tienes es el tamaño del reparto del dividendo de la firma. Y Rivera y Villegas aseguran que el despacho “no cumplió”. Por su parte, el bufete alega que esa entrada y esas ‘units’ dependen del “negocio que generes”. Y según Martínez Echevarría “no tenía casi clientes”.

"Esto nos pasa por fichar a un político. No nos volverá a pasar”, zanjan en el bufete. Rivera y Villegas insisten: "No cumplieron. Nunca nos dieron entrada en el capital"

El CEO y socio director del bufete, Vicente Morató, no se caracteriza precisamente por su mano izquierda. Hace unos meses, valoraba así la salida de alguno de sus abogados hacia otras firmas: “Naturales ajustes del equipo, que permiten la sana salida de abogados menos fuertes, a los que dejamos menor recorrido, como aquellos menos alineados con el proyecto… Todos son sustituidos por reemplazos de mayor nivel y valor". Ahora, su “orgullo herido” –dicen- le ha podido meter en un lío con consecuencias reputacionales para la marca. "Esto nos pasa por fichar a un político. No nos volverá a pasar”, zanjan en el bufete.

Un daño de imagen que también afecta a Rivera por las acusaciones de “bajo rendimiento”. ¿Cuál será el futuro inmediato, descartada –de momento- la vuelta a la política? Cuando se pacte la salida –aunque fueran “de cuota”, Rivera y Villegas no eran meros empleados y la situación puede sigue enconándose- anuncian que iniciarán un proyecto "jurídico con más gente". Fuentes del sector aseguran que Rivera debería “hacer como los Ruiz Gallardón, crear su propia marca, aunque enfocada más a las Relaciones Públicas”.

Veremos cómo acaba este sainete, pero quien ha trabajado con el político naranja, desde compañeros de partido a periodistas que le siguieron día a día en campañas y sus asesores, niegan la mayor. “El Albert que yo conozco siempre se deja la piel”, coinciden. Quizá todo sea una falsa gestión de expectativas de lo que un político es capaz de hacer y conseguir fuera de la política…

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