Opinión

El tiro de gracia a los autónomos

En un pedagógico artículo de Mercedes Serraller publicado ayer en esta casa se detalla pormenorizadamente el tangay organizado en el gobierno por el sistema de cotización para trabajadores autónomos. Simplificando,

  • José Luis Escrivá

En un pedagógico artículo de Mercedes Serraller publicado ayer en esta casa se detalla pormenorizadamente el tangay organizado en el gobierno por el sistema de cotización para trabajadores autónomos. Simplificando, vamos a pagar bastante más que hasta ahora. Esto de hacerse autónomo ha resultado ser un timo más grande que el nazareno, la estampita y el tocomocho juntos. Se nos vendió, allá por los tiempos de Solchaga en economía, como una especie de emancipación a los que teníamos profesiones liberales. Evidentemente, tenía un precio: nada de pagas dobles, de vacaciones remuneradas, de ingresos cuando estabas enfermo, nada de paro, en suma, nada que no fuese pagar la cuota religiosamente cada mes y trabajar echando más horas que los relojes italianos.

Con el paso de los años se introdujeron algunas, pocas, ventajas. Pero la base de todo era la misma. Trabajar en el alambre sabiendo que si no pagabas la máxima cotización ibas a cobrar una pensión de miseria y pan duro. Ahora ha llegado el momento de la verdad. La generación del 'Baby Boom' de los sesenta empieza a jubilarse y el estado no tiene dinero para pagar a quienes le pagaron toda su vida. Si buscan la lista de subvenciones a razón de cuatrocientos mil euros por asociación que regala este gobierno a entidades afines entenderán en qué se gastan nuestros impuestos esta banda. Y no tan solo no hay un maravedí para los que pretendemos jubilarnos a corto plazo, sino que los fondos para las pensiones han sido durante los últimos tiempos el monedero de tu madre del que vas cogiendo un poco hoy y otro poco mañana para tomarte una cerveza sin devolver nada de lo quitado. 

Lo peor no es que no haya dinero con el que asegurar la más que justa pensión de quines cotizamos toda nuestra vida. Lo realmente indignante es que, además, el gobierno de Sánchez pretenda aumentarnos las cotizaciones de manera espectacular. El social comunismo es de naturaleza recaudadora. Con esto demuestran lo que decía al inicio. Nos han tomado el pelo, vendiéndonos una moto sin ruedas ni manillar. España es el único país de la UE que ha subido los impuestos después de la pandemia. Elemental. Han de rebañar el plato hasta que quede vacío. Tienen muchos correligionarios que mantener, muchos cargos inútiles a los que pagar, muchos chiringuitos de vergüenza que sostener.

Servidor recomendaría a un futuro gobierno, que tuviese un mínimo de sentido común y de decencia, que sacase las de podar y empezase por cargarse toda la administración improductiva existente, los fondos públicos destinados a asociaciones, clubs, plataformas y derivados que sean de carácter claramente partidista, las subvenciones a partidos, patronales y sindicatos, los gastos suntuarios, los parques móviles desproporcionados, el senado, los medios de comunicación públicos, las autonomías, con tantos parlamentos que solo han servido para embarullar o, mucho peor, consolidar reinos de taifas y enemigos del estado. El ahorro sería brutal. Este sistema solo vela por sus turiferarios y sus prebendas, apartando de un manotazo impositivo todo lo que no sea clientelismo y amiguetes. Cargándose la mamandurria, ya verían ustedes como sí habría dinero para las pensiones y para muchas cosas más.

Lo fácil es subir la cotización al colectivo más flagelado por la crisis. Con la señora Botín no tienen lo que hay que tener, lógicamente. Y eso que se reclaman de izquierdas.

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