El viernes 24 de marzo del 2000 el principal índice bursátil estadounidense, el S&P500, registró nuevos máximos históricos, y el lunes 27 lo hizo el Nasdaq100. El primero no volvió a niveles similares hasta 2007 y el segundo tuvo que esperar hasta ¡2015! A ese crash bursátil se le denominó crisis “puntocom” ya que se identificó con el auge de valores relacionados con internet. El estallido de aquella burbuja provocó fuertes pérdidas a los inversores y provocó tres años seguidos de caídas en la mayoría de índices bursátiles (la primera vez del Ibex en su historia), ya que a ello se sumó el negativo efecto del 11-S de 2001. Hace un cuarto de siglo de aquello y resulta complicado no ver ciertas similitudes con la actualidad. En especial, el tema de la Inteligencia Artificial. Internet fue una nueva tecnología que atrajo a los inversores de un modo espectacular, provocando revalorizaciones astronómicas en la bolsa. Las webs cotizaban por sus visitas como si valoráramos Inditex por la gente que mira el escaparate y no por los que se gastan el dinero dentro. Y, de repente, el no saber cómo monetizar el nuevo invento y cómo justificar las altísimas valoraciones de tantos y tantos valores, provocó que se desinflaran bruscamente. ¿Podría pasar de nuevo ahora?
Puede que haya estallado la burbuja de la IA pero ni la situación geopolítica tan complicada como la actual ni los enormes riesgos económicos crecientes están provocando pánico entre los inversores.
En agosto de 1995, la OPV de Netscape -pocos ya se acordarán de aquel navegador- fue un éxito y, probablemente, el inicio de la fiebre por todo lo relacionado con la web. Entre esa fecha y marzo de 2000, el S&P 500 casi se triplicó, mientras que el Nasdaq 100 subió un 718%. Para octubre de 2002, más del 80% del valor del Nasdaq había desaparecido, y el S&P 500 se redujo prácticamente a la mitad. No se parece demasiado a la actualidad. El S&P 500 se elevó un 72% desde su punto más bajo en octubre de 2022 hasta sus máximos de febrero mes pasado, mientras que el Nasdaq100 subió un 100% pero aunque está corrigiendo, ni las valoraciones son tan extremas como en el 2000 ni se cae con la misma virulencia ni de forma global. Sólo Wall Street está corrigiendo excesos y se centra en valores concretos, y no sólo relacionados con la IA (como Tesla). Puede que haya estallado la burbuja de la IA pero ni la situación geopolítica tan complicada como la actual ni los enormes riesgos económicos crecientes están provocando pánico entre los inversores. Por lo que sentir miedo a que se repita lo de entonces parece un poco precipitado. Es decir, sí veo posible que se tarde años (¿por qué no?) en volver a ver máximos pero no que las caídas sean tan enormes.
Lo que sí es muy parecido es cómo la codicia disparó, entonces y ahora, las cotizaciones de empresas relacionadas con una tecnología revolucionaria, antes de saber realmente cómo cambiará nuestro mundo, y cómo las compañías pueden aumentar sus ingresos con ella. ¿La IA estará en cada faceta de nuestras vidas, manejará nuestro transporte, enseñará a nuestros hijos, creará entretenimiento, gestionará las tareas diarias del hogar, nos curará en lugar de los médicos humanos? Es posible. O que todo funciones más lento, como pasó con internet. En el 2000 muy pocos realmente usábamos internet, pocos tenían un PC en casa y era muy caro navegar; no empezamos a usarlo “para todo” hasta que llegó al móvil, fue ese hecho el que disparó su uso y a hacer ganar dinero “de verdad” a las empresas del ramo. Claro que internet era un gran negocio pero costó años que fuera rentable, y en el camino se quedaron muchísimas empresas, incluso algunas enormes.
Puede que no tanto como algunos le dan, y puede que casos como el de Nvidia -que tanto ha corregido desde sus máximos- provoquen pérdidas a los inversores por la excesiva valoración a la que llegó, pero eso no le resta valor a la labor manufacturera de la empresa en sí.
No parece que sea el caso actual. La burbuja de Internet se construyó sobre startups no rentables, algunas de las cuales agregaron “.com” a sus nombres para poder colocar acciones, pero no tenían ningún músculo financiero. La euforia en torno a la IA se centra en Alphabet, Amazon, Meta, Apple, Nvidia, Microsoft… Nada que ver. Eso sí, podría ser que la empresa que mejor aproveche la IA aún no exista o no sea una de estas grandes, como en su momento no fue Yahoo el ganador sino Google, que no salió a bolsa hasta 2004. Yo veo más similitudes entre la burbuja de internet y la de las criptomonedas que con la de la IA, ya que, igual que entonces, hay muchísimas que no deberían valer nada porque no sirven para nada, y sin embargo la codicia las sigue manteniendo vivas. Sin embargo, me da la impresión de que las compañías relacionadas tanto en la fabricación como en el uso de la IA, tienen valor. Puede que no tanto como algunos le dan, y puede que casos como el de Nvidia -que tanto ha corregido desde sus máximos- provoquen pérdidas a los inversores por la excesiva valoración a la que llegó, pero eso no le resta valor a la labor manufacturera de la empresa en sí.
Por último, quiero recordar que en España el Ibex empezó el siglo/milenio bajando tres años seguidos porque casi la mitad de la ponderación del índice estaba compuesta por Telefónica y sus filiales (y entonces era un valor considerado “tecnológico”) pero, en ese periodo, la economía española creció y el paro se redujo, debido al impacto positivo de la entrada en el Euro. Es una de las muchas pruebas que demuestran que economía y bolsa (y más en concreto, índices bursátiles) no van de la mano. Como está pasando en la actualidad en Alemania, cuya bolsa cotiza en máximos a pesar de la mala situación de su economía, ya desde hace años.