Opinión

El verdadero regionalismo del PP

Una vez finalizados los festejos postelectorales, o lamentos según el caso, hay una lectura de los resultados de las gallegas de la maquinaria mediático groupie popular, que asombra y aterra a partes iguales. Creo que es una buen

  • Alfonso Rueda y Alberto Núñez Feijóo -

Una vez finalizados los festejos postelectorales, o lamentos según el caso, hay una lectura de los resultados de las gallegas de la maquinaria mediático groupie popular, que asombra y aterra a partes iguales. Creo que es una buena noticia para España, y lo celebro por ello, que el Bloque leninista secesionista no haya llegado a la presidencia de Galicia, pero sería un error concluir de dicha premisa que el nacionalismo moderado del Partido Popular sea «el dique de contención» de los BNG y no su principal abrevadero.

La apariencia de moderado nacionalismo la da la radicalidad del Bloque y no las políticas excluyentes promovidas por el PP. La medida del centro la da no pedir un referéndum y no organizar aquelarres por Lenin. Hay cuestiones importantes de Galicia que se han ocultado y minusvalorado en una confusión absoluta entre los intereses de un partido y los España. Y eso merece una reflexión y una denuncia en este rincón.

El PP se proclama «el partido que se parece a la tierra» en una especie de evocación a lo Pachamama. Pero quizá eso sucedía con Fraga. Los años de Núñez Feijoo como Presidente se adoptaron políticas lingüísticas y de género que están más encaminadas a cambiar a los de la tierra en la que viven que en aceptarlos. Transformar el comportamiento de los gallegos para construir una nación que mantenga el poder del enorme Estado Autonómico y local. En una encuesta hace años salió una mayoría de gallegos que preferían una educación en español. La respuesta ante esa realidad por parte de Feijoo fue «eso hay que cambiarlo». Y lo intentó. 

En el cerril seguidismo que tanto daño hace a la racionalidad y el desarrollo de la política para un país más próspero, la pepesfera ha optado por negar toda realidad de exclusión del PP de lo español en Galicia. No lo creen ni aun cuando lo ven. Y esta situación mental de ceguera es peligrosa para los tiempos que vienen. Por eso sólo recordaré dos datos. La existencia de la Red de Dinamización Lingüística, cuyo objetivo es la erradicación total del español como una de las dos lenguas que se hablan y siempre se han hablado en Galicia. Su misión es «conseguir que la gente tenga conciencia lingüística, de voto, de identidad creada, que sepan que hay propio un idioma que hay que defender. Hoy en día ninguna persona culta debería atreverse a hablar en público en castellano, porque sería contra nosotros mismos y contra lo nuestro». Su objetivo principal son los niños, todo según su responsable en 2020.

Un estudio reveló que la lengua utilizada por los menores al socializar entre ellos era el español, como en Cataluña, donde decidieron espiarlos. Por eso en 2023 el secretario General de Política Lingüística de la Xunta, Valentín García, y coordinador del programa electoral del PP en estas elecciones, declaró que eso había que cambiarlo. Surgieron programas como el de «21 días en gallego», que imponía a los alumnos a comprometerse con su profesorado a hablar solamente en gallego las 24 horas del día durante el programa. Padres denunciaron que «felicitan a los que hablan gallego y les proponen que convenzan a sus compañeros. A los que hablan español se les cuestiona intentando que reflexionen y averigüen cuál es la causa, su familia o que no son capaces. Les preguntan si creen que lo lograrán antes del día 21 y si continuarán haciéndolo siempre, después». 

Creer que la política lingüística y de género del PP no ha cebado el crecimiento del BNG estos años es instalarse en el terraplanismo

Parece que el partido que «se parece a la tierra» está muy interesado en cambiar la forma de hablar en ella para conformar esa conciencia de voto. Creer que la política lingüística y de género del PP no ha cebado el crecimiento del BNG estos años es instalarse en el terraplanismo.

El partido de la tierra, la capilaridad que llama el PP en Galicia es lo que se conoce en Andalucía como clientelar. La mitad del electorado tiene un sueldo público y la mayoría de gallegos trabaja para una Administración donde la exclusión del español es agresiva. Una región gobernada durante 40 años por un mismo partido, donde los medios de comunicación regionales seguro que viven de sus reportajes de investigación garantizando la pulcritud de la no corrupción y el clientelismo en Galicia, dejando que sean cosa del sur. Lo mismo dicen en la Euskadi del PNV, un partido que se parece mucho a la tierra, hasta que han legitimado a otro que se parece aún más, por haber diseñado su electorado exterminando parte de él.

El PP tiene un proyecto federal para parecerse a las regiones y de forma mística ser europeísta y sin embargo desprecia parecerse a España, la tierra de todos. Avanza el proyecto federal regionalista europeísta a dos velocidades representadas por el PP y el bloque de la anti España que lidera el PSOE, ya fragmentado en sucursales secesionistas. Un proyecto nacional, no es lo mismo que centralista capitalino, queda en el ostracismo, su verdadero objetivo a destruir.

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