Opinión

Por qué Zelenski quiere un cara a cara con Putin

Si bien es cierto que las condiciones de Zelenski para la paz son duras, su aceptación evitaría que Ucrania acabara como Chechenia o Georgia

  • Protesta contra la invasión rusa de Ucrania en Bern, Suiza -

El curso de la guerra de Ucrania va a condicionar el tipo de acuerdo de paz que Moscú y Kiev podrán firmar. En principio, lo que Moscú tiene en la cabeza es una combinación de dos modelos, el checheno y el georgiano, algo que al presidente Zelenski no le convence porque el mandatario ucraniano no quiere caer en los errores que cometieron Grozni y Tblisi.

La situación del ejército federal en 1996 en Chechenia no era muy diferente a la que vive hoy en las tierras de Ucrania. Las tropas rusas están en aprietos, sin suministros, con notables deserciones y parecen incapaces de tomar las ciudades. Al igual que ocurría entonces, las elecciones presidenciales están en un marco temporal medio (entre uno y dos años) y la población rusa comienza a ver que sus soldados no vuelven del frente. En la Primera Guerra de Chechenia, Moscú reconoció haber perdido 5.500 soldados, cifra que las asociaciones de madres elevan a 11.000. En Ucrania, el baile de cifras es mayor. Mientras los ucranianos hablan de 13.800 soldados rusos muertos, Estados Unidos reduce el balance a 7.000 y el diario ruso Komsomólskaya Pravda lo deja en 9.861.

En todo caso parece claro que, comparativamente, los resultados de Rusia en los 26 días de guerra con Ucrania son mucho peores que los obtenidos en dos años de Guerra en Chechenia. Esto puede hacernos pensar que Rusia estaría planeando llevar a cabo la misma estrategia que empleó en Chechenia: asesinar a líder (Dudayev en el caso checheno) para lograr la desmoralización de los combatientes y provocar una negociación. El presidente de Ucrania debe estar especialmente atento.

Un año después del alto el fuego con Chechenia, el presidente Yeltsin comisionó a Alexander Lebed para firmar una paz que posponía cualquier decisión sobre la independencia de Chechenia a 2001.  Los chechenos, al igual que les está ocurriendo a los ucranianos, estaban totalmente asediados por lo que cometieron un grave error al aceptar un acuerdo que dejaba las cuestiones de fondo para el futuro. Ucrania no debe cometer la misma equivocación.

Aunque es cierto que Ucrania se desangra cada día, no es menos cierto que Rusia está en el fango del deshielo primaveral ucraniano. Putin tiene que salir de Ucrania para intentar salvar su imagen"

El segundo modelo de paz que Rusia tiene en la cabeza es el georgiano. Por el desarrollo de la guerra de 2008, la situación de los georgianos en la mesa de negociación fue totalmente diferente a la de los chechenos. Si bien los georgianos no sufrieron el acoso al que estuvieron sometidos los chechenos, Tblisi cometió otro error. Saakashvili confió en Europa todas sus opciones, ya que Francia y Reino Unido presionaron a Georgia para que aceptaran fuerzas de paz rusas hasta que se pudieran sustituir por fuerzas internacionales (punto 5 del acuerdo). Las fuerzas internacionales de Naciones Unidas nunca pisaron Georgia y Rusia logró la independencia de Abjasia y Osetia del Sur. He aquí el error de Tblisi: fiar su futuro a Europa.

Estos dos modelos de paz no son válidos para el presidente Zelenski, que ha puesto como condición la aceptación de tres puntos que para Kiev son inamovibles: la vuelta a las fronteras del 1991 (lo que implicaría la recuperación del Donbás y de Crimea), la supervisión de su independencia y neutralidad por un grupo de siete estados (Consejo de Seguridad más Turquía y Alemania) y un cara a cara con Putin para discutir el futuro de las zonas que Moscú se ha anexionado.

Si bien es cierto que las condiciones de Zelenski son duras, su aceptación evitaría que Ucrania acabara como Chechenia o Georgia. Por un lado la decisión de no posponer el estatus final de Ucrania a futuro -como ocurrió en Chechenia- evita que Rusia provoque un incidente que llevé a una segunda guerra en la que la comunidad Internacional ya no reaccione como lo está haciendo ahora. Otro de los aspectos destacables es la búsqueda de una protección internacional permanente sobre Ucrania, algo que no estaría en manos de las Naciones Unidas sino en manos de un grupo de estados seleccionados para la ocasión. Al presidente Zelenski no le vale la protección de las Naciones Unidas, ya que ha sido un actor totalmente desaparecido en el conflicto y su incapacidad para actuar ya provocó en 2008 que Georgia perdiera Osetia del Sur y Abjasia. Si bien es cierto que Rusia, dentro de este directorio, estaría en minoría. También hay que destacar que no aceptaría el mantenimiento de conflictos congelados (como el Donbás), ya que la experiencia georgiana le ha demostrado que en ese fango Rusia se mueve mejor que nadie.

También ha adelantado que cualquier acuerdo de paz será sometido a referéndum, ya que el ha visto cómo las negociaciones con los rusos acabaron con las figuras políticas de Masjadov, quien además fue asesinado, y Saakashvili que se convirtió en un paria en su propio país. Zelenski, que ante todo ha demostrado ser un líder, quiere hacer partícipe a toda la nación ucraniana de la decisión de firmar la paz con Rusia ya que de otra forma el acuerdo sería papel mojado.

Por último, aunque no de menor importancia, hay que destacar la exigencia de Zelenski de que sean los líderes quienes negocien y firmen el estatus final de las zonas en disputa. Al contrario de lo que ocurrió en los dos acuerdos de paz anteriormente mencionados, Zelenski quiere asegurarse que un hipotético acuerdo se firma entre él y Putin. El presidente ucraniano, por un lado, es conocedor de la ventaja que tiene en las distancias cortas con Putin y, por otro, quiere evitar que en unos años el presidente Putin pueda culpar a su negociador de haber hecho un mal acuerdo que, siguiendo su lógica, no estaría obligado a cumplir no haber sido negociado por él.

Así, aunque es cierto que Ucrania se desangra cada día, no es menos cierto que Rusia está en el fango del deshielo primaveral ucraniano. Putin tiene que salir de Ucrania para intentar salvar su imagen pero una salida no le garantiza que no sea juzgado por lo que es, un criminal de guerra que ha cometido crímenes de lesa humanidad.

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