Una victoria para el Gobierno vasco. Gracias a su acuerdo con Podemos, el Ejecutivo de PNV y PSE aprueba este viernes los Presupuestos de 2020. El lehendakari gana estabilidad para el final de la legislatura y tendrá en su mano adelantar o no las elecciones vascas, previstas para el otoño. Además, con este pacto Íñigo Urkullu cierra el círculo, porque en los últimos años ha sido capaz de alcanzar pactos de calado con el PSOE, el PP, Podemos y Bildu.
Podría decirse que Urkullu es capaz de pactar con cualquiera. Y este aserto, sea tomado como un elogio o como un reproche, está avalado por los hechos. Desde 2016 hasta ahora, en este período de fuerte convulsión política que ha incluido dos repeticiones de elecciones generales por la falta de acuerdo, el lehendakari ha cerrado alianzas con los partidos de Pedro Sánchez, Mariano Rajoy, Arnaldo Otegi y, ahora, con la formación que lidera Pablo Iglesias.
Después de ganar las elecciones vascas por segunda vez en 2016, Urkullu pactó gobernar en coalición con el PSE. Ambos partidos gobernarían, pese a todo, en minoría, porque no tenían los escaños suficientes en el Parlamento vasco. Los dos primeros años de la legislatura el Gobierno vasco sacó adelante las cuentas públicas gracias a la abstención del PP.
Sintonía con Rajoy
Eran los tiempos en que la relación entre populares y peneuvistas era de ida y vuelta. Porque el PNV también respaldaba las cuentas del PP en el Congreso de los Diputados. Y porque se negociaba sin problemas la cifra del cupo vasco. Urkullu era socio de Rajoy. Aunque nunca se entendieran en política territorial y, menos aún, en cómo afrontar el final de ETA, había sintonía política.
A mediados de 2018 llegó la moción de censura para cambiarlo todo en la política española. No sin dudas sobre apoyar a Sánchez, el PNV desniveló la balanza en el Parlamento y, de paso, se quedó sin socio presupuestario en Euskadi. En 15 días, Urkullu y sus correligionarios pasaron de aprobar las cuentas del PP a echar al PP de poder. Cambio que ellos explican por la célebre sentencia del caso Gürtel.
Pacto con Bildu tras la moción
Un mes después de derribar a Rajoy y ensalzar a Sánchez, el mismo PNV firmaba con Bildu un acuerdo para impulsar un "nuevo estatus" del País Vasco mediante la reforma estatutaria. La alianza con la coalicióna abertzale que lidera Otegi sí servía en materia territorial, pero no en el ámbito económico. Porque la negociación entre el PNV y Bildu en el Parlamento vasco para aprobar los Presupuestos de 2019 fue un sonoro fracaso. Urkullu tuvo que prorrogar las cuentas públicas.
Ahora, justo un año después, el PNV saca adelante los presupuestos gracias a un acuerdo con Podemos que, por otro lado, está desuniendo a sus nuevos socios. Es un pacto en el que una vez más Urkullu ha sacado beneficio de las cuitas en la política nacional. Porque este respaldo de los podemistas no se entendería sin la necesidad de los votos del PNV en el Congreso.
La entente con PSE y Podemos es la vía que Urkullu también ha elegido para la reforma del Estatuto vasco. Porque el lehendakari sabe que el Congreso solo sacará adelante los cambios en el Estatuto de Gernika si el PNV cuenta con el respaldo de la izquierda. Algo que, de paso, ha recrudecido la batalla de los jeltzales con Bildu.
El PNV siempre ha pactado con diferentes socios. De hecho, sus líderes se vanaglorian de ello y lo explican porque la política consiste precisamente en llegar a acuerdos con otros. Pero Urkullu ha batido cualquier récord previo. En tres años, pactos con PSOE, PP, Bildu y Podemos. ¿Quién será el siguiente?