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La 'resurrección' de la industria farmacéutica española y el eterno desafío del alzhéimer

En nuestro país, hemos sido protagonistas durante este año de varias 'resurreciones', el resurgir de compañías que durante los pasados años se encontraban cercanas a los número rojos

  • Imagen de medicamentos

Sin duda, 2019 ha sido un año lleno de luces y sombras para la industria farmacéutica. Mientras que algunas de las principales 'farmas' españolas se encuentran ante uno de sus mejores ejercicios de los últimos años, el sector en general ha vivido un año de lo más turbulento a nivel internacional.

El sector ha protagonizado algunos de los mayores escándalos del año, sobre todo en Estados Unidos. La crisis de los opiáceos, que ha dejado millones de muertos en los últimos 25 años en el país, ha obligado a varias farmacéuticas a tirar de chequera para hacer frente a millones de demandas por su rol en una de las peores epidemias sanitarias del país.

Bayer, por ejemplo, también ha tenido bastantes altibajos, con unos resultados muy fuertes pero muchas batallas legales abiertas tras hacerse con Monsanto en 2018. Una compra que, sin duda, le saldrá cara.

En general, la mayor tendencia que hemos experimentado este año ha sido la compra por parte de multitud de gigantes del sector de compañías biotecnológicas. Es el año de las 'biotech', que se han convertido en uno de los sitios favoritos donde invertir para los grandes fondos de capital riesgo.

Las grandes farmas siguen en su búsqueda del eterno grial en lo que respecta a los medicamentos, un fármaco que además de ser capaz de curar enfermedades que carezcan de tratamiento, se convierta en su próximo superventas. Es por ello que muchas han apostado este año por hacerse con pequeñas biotecnológicas, ya que muchas de ellas se encuentran a la vanguardia de la investigación farmacéutica.

La resurrección de la industria española

En nuestro país, hemos sido protagonistas durante este año de varias 'resurreciones', el resurgir de compañías que durante los pasados años se encontraban cercanas a los números rojos. Pero si algo ha quedado claro durante los últimos 12 meses es que se trata de una industria puntera con mucho futuro por delante.

En el panorama español, tres de las grandes farmacéuticas nacionales han protagonizado importantes avances en su historia. Hace apenas unos días, la siempre polémica PharmaMar, que el año pasado registró pérdidas millonarias, anunciaba un acuerdo con la farmacéutica Jazz Pharmaceuticals para vender su nuevo antitumoral en Estados Unidos por un monto de 900 millones de euros.

La comercialización de su nuevo medicamento contra el cáncer de pulmón, Zepsyre, y su consecuente aprobación en Estados Unidos marcará un antes y un después en los resultados de la farmacéutica, que hasta ahora estaba dependiendo en las ventas de su anticáncerigeno Yondelis.

Sin duda, otro de los grandes laboratorios españoles es Almirall, que durante este año ha hecho tangente su apuesta por la dermatología tras vivir uno de sus peores momentos en 2017. La farmacéutica liderada por los hermanos Gallardo ha pasado de registrar pérdidas por un valor de 300 millones de euros en 2017 a rozar los 100 millones en beneficio, de acuerdo con sus últimos resultados.

Unas ventas que esperan aumentar de cara a 2020, ya que este año, la dirección de Almirall anunció la compra de la licencia europea de lebrikizumab, un tratamiento contra la dermatitis atópica en desarrollo de la ‘farma’ estadounidense Dermira por un valor de más de 144 millones de euros. A cambio, la farmacéutica catalana espera obtener unas ventas de más de 450 millones de euros.

Otra de las 'farmas' españolas que ha tenido un buen año ha sido la multinacional de hemoderivados Grifols. Al contrario de lo que ha ocurrido en Almirall o PharmaMar, esta farmacéutica catalana, que ocupa un puesto relevante en el Ibex35 y que ha logrado crear un imperio fuera de nuestras fronteras, lleva creciendo sin parar en los últimos años.

Durante 2019, no obstante, sus beneficios se han contraído como respuesta a las enormes inversiones que ha hecho en su próximo desafío: hacerse con el mercado chino.

Grifols quiere estar a toda costa en el país asiático porque actualmente hay 1.400 millones de chinos y sólo se fracciona plasma por unos 8 millones de litros al año, frente a 40 o 50 millones de litros de Estados Unidos (EEUU) para atender a un mercado de 400 millones de personas.

Ahora, tiene la oportunidad de lanzarse al segundo mercado farmacéutico más grande del mundo -y de los más opacos- gracias a la compra del 26,2 % de la compañía china Shanghai RAAS, una operación que le ha costado más de un dolor de cabeza y la friolera de 1.700 millones de dólares. Muchos analistas estiman que 2020 será un año fuerte para la multinacional catalana.

El desafío del Alzhéimer

Y no sólo por su inmersión en el mercado chino, sino porque recientemente ha presentado resultados de AMBAR, un estudio su ensayo clínico Ambar (Alzheimer Management by Albumin Replacement), su terapia para el alzhéimer. Los datos presentados confirman las publicaciones anteriores en cuanto a la eficacia del tratamiento en la enfermedad en estado leve y moderado.

El descubrimiento es un hito científico y supondrá un antes y un después en las cuentas de la compañía. La industria farmacéutica hasta el momento sólo había hallado terapias que alivian los síntomas y, de su último avance, ya hace más de 20 años. La mayoría de las grandes farmacéuticas llevan años invirtiendo altas cantidades de dinero sin lograr éxito alguno. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que casi 50 millones de personas padecen actualmente alzhéimer y se espera las cifras vayan en aumento conforme el envejecimiento de la población aumente.

Según los últimos datos, el 99% de los medicamentos en desarrollo que han intentado encontrar una solución a esta enfermedad han fracasado hasta la fecha. La compañía que logre avances en este campo, no obstante, se hará con la gallina de los huevos de oro, ya que los analistas del sector valoran este mercado en más de 9.000 millones de dólares anuales. Aunque con estos estudios Grifols queda muy cerca de lograr un uso terapéutico, todavía esta por ver.

La biotecnológica catalana Oryzon Genomics también anda detrás de un tratamiento, con estudios clínicos que han tenido bastante éxito hasta la fecha. Pero la tarea además de titánica, es muy arriesgada. La farmacéutica estadounidense Biogen lo sabe bien, ya que a principios de este año, después de ser una de las que más se ha acercado a la hora de conseguir un tratamiento, tuvo que paralizar sus ensayos clínicos, perdiendo hasta 18.000 millones de euros en un sólo día.

No obstante, hace unas semanas anunció que iba a resucitar el desarrollo de su tratamiento contra esta patología neurodegenerativa que cada día sufren más personas en nuestro país. Se disparó en Bolsa, como es lógico, pero la comunidad médica sigue a la espera de que las farmacéuticas logren dar con la solución a una enfermedad que a día de hoy no tiene cura alguna.

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