"Yo vengo a algunas reuniones de la Ejecutiva pero no la veo”, explica a Vozpopuli un importante barón para ilustrar un secreto a voces en el PSOE: ya no funciona la relación entre Pedro Sánchez y la que estaba llamada a ser en su ausencia ‘mano derecha’ en el Parlamento, la portavoz del Grupo Socialista, Margarita Robles, a quien muchos en el partido ya ven fuera de la política cuando acabe la legislatura... o antes.
Es más, esta misma fuente asegura que el propio líder socialista ha confesado en privado, a él y a otros, que “algunos nombres" de la nueva cúpula surgida del 39 Congreso no están funcionando. Todos lo entienden entre líneas y eso mismo ha redundado en una alarmante pérdida de autoridad y ‘peso’ políticos de Robles; situación delicada que otra fuente, ésta del propio Grupo Socialista, resume así: “cuando alguien no quiere meter la pata con Ferraz en una intervención parlamentaria habla antes con (José Luis) Abalos o con (Adriana) Lastra, no con Margarita”.
Si a eso se le une que la portavoz no ha logrado desde octubre una victoria "clara" frente a Mariano Rajoy en alguno de los ‘duelos’ parlamentarios de los miércoles, estamos ante lo que una diputada socialista llama “la tormenta perfecta”; "...Que está contribuyendo a esa imagen que transmitís (los medios) de que el PSOE no 'está'", añade un compañero de filas.
La primera vez que trascendieron los roces entre Sánchez y ella fue cuando él dio pábulo a su candidatura a la Alcaldía de Madrid a sabiendas de que ella nunca aceptará
Por eso a nadie le extrañó que desde la Dirección Federal se filtrara la pasada Navidad el nombre de Margarita Robles como posible candidata del PSOE a la Alcaldía de Madrid frente a Manuela Carmena; un intento de patada hacia arriba al cual contribuyó el propio Pedro Sánchez.
Durante un desayuno informativo el 9 de enero, y preguntado sobre la cuestión, no quiso expresamente negar esa posibilidad -"tiempo al tiempo", dijo-. Ella no estaba presente porque en esos días se recuperaba de una infección en un hospital, pero horas después hizo saber a este periódico que antes de saltar de la política nacional a la madrileña, se volvería a su plaza de magistrada de la Sala Segunda del Tribunal Supremo... todo un aviso a su mentor, en quien hasta hace un año tenía confianza plena.
No en vano, ella fue uno de los ocho diputados rebeldes que mantuvieron viva durante meses la llama del sanchismo negándose a investir con su abstención a Rajoy por orden de la gestora que dirigió los destinos del PSOE tras aquel tormentoso Comité Federal del uno de octubre de 2016 que acabó con la defenestración de Sánchez; en ese tiempo de ostracismo formó parte del grupo de las viudas, que es como fueron bautizadas despectivamente por los afines a la gestora Robles, Lastra, Susana Sumelzo, Marí Luz Rodríguez Seijo, Rocío de Frutos, Sofía Hernanz y la ex teniente Zaida cantero.
Robles nunca entendió que el líder socialista la apartara de la interlocución con La Moncloa para el desafío secesionista catalán y eligiera a la exministra Carmen Calvo
¿Qué ha pasado para que, en seis meses se haya deteriorado tanto la relación entre el líder y la que fue número dos por Madrid y gran apuesta del líder en las elecciones de junio de 2016? Uno de los consultados lo tiene claro: sitúa el origen en la decisión de Sánchez de nombrar a la exministra Carmen Calvo interlocutora del Gobierno para la crisis en Cataluña. "Ella nunca lo entendió", afirma esa fuente y corroboran otras con matices.
No solo no lo entendió, coinciden todos, sino que, el hecho de no estar presente en las numerosas citas que en estos meses ha mantenido Calvo con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha contribuido a alguna de las "meteduras de pata" que se le atribuyen con más o menos fundamento. "Calvo sale de La Moncloa y va a hablar con Pedro, no con ella".
Por ejemplo, el 2 de octubre, al día siguiente del referéndum secesionistas y horas después de que Sánchez y Rajoy mantuvieran una larga reunión nocturna, Margarita Robles anunció que el PSOE iba a pedir nada menos que la "reprobación" de Sáenz de Santamaría por las cargas policiales. Muy pocos, dentro y fuera del partido, entendieron eso en un momento tan crítico para el país y horas después de la cena a solas de Sánchez con Rajoy en La Moncloa.
"Lo cierto es que luego la dejó sola en a rectificación" a pesar de que se había hablado en la Ejecutiva, tercia una diputada no precisamente afín a Robles pero que cree "injusto" cargar todo lo malo en el debe de la magistrada.
"Se nota que la comunicación de los asuntos importantes, el catalán y otros, no pasa por ella; y ella ha bajado los brazos", la justifica otra fuente, que, no obstante, critica su tendencia a ir "por libre" como si no fuera la portavoz del Grupo Socialista, aún cuando no sea afiliada del PSOE porque una magistrada no puede serlo.
Cunde la idea de que, tras la maniobra fallida para enviarla candidata a la Alcaldía de Madrid, Robles solo será sustituida si ella decide volver a la judicatura porque cambiarla supondría un fracaso para Sánchez
El último episodio se vivió la semana pasada cuando Robles dejó con la boca abierta a todo el partido con la defensa de la decisión de Ifema de retirar de la feria Arco la obra del pintor Santiago Sierra Presos políticos en la España contemporánea con fotos pixeladas de los líderes independentistas catalanes encarcelados.
"Todo lo que ayude a bajar la tensión hay que valorarlo positivamente", afirmó inicialmente causando un considerable revuelo en las filas del grupo y en la Dirección Federal, que la obligó a rectificar al día siguiente: "Dije que me parece bien con carácter general cualquier planteamiento, no ese especifico, que ayude a rebajar la tensión, pero la libertad de expresión evidentemente está siempre por encima de todo".
Todas las fuentes consultadas para realizar esta información coinciden en que el problema no tiene una salida fácil "salvo que ella decida dar el paso y volver a la judicatura". Es impensable, señala una diputada, cambiar de portavoz al año de comenzar la legislatura porque supondría por parte de Pedro Sánchez reconocer un fracaso "y eso no lo va a hacer".