Italia se ha convertido en uno de los puntos de referencia a la hora de hablar de la epidemia de Covid-19 en España, que ya es la mayor crisis sanitaria a la que se ha tenido que enfrentar nuestro país en mucho tiempo. No sólo por su cercanía, sino también porque las medidas impuestas por el Gobierno del primer ministro, Giuseppe Conte, han servido hasta cierto punto de inspiración al Ejecutivo socialista en un intento de frenar este brote. No obstante, una de las medidas estrella de Conte fue ignorada por el Gobierno de Pedro Sánchez: las famosas zonas rojas.
Aislar regiones para evitar la expansión de una epidemia es una de las medidas más recomendadas por los epidemiólogos, así como evitar la movilidad de las personas para lograr acotar el número de contagios. Es el principal razonamiento detrás de la cuarentena que estamos todos viviendo. Sin embargo, aquí se optó por aislar el país por completo sin controlar los focos de contagio antes.
Si bien aún no hemos llegado al mismo número de fallecidos que en Italia -que este sábado ha superado la barrera de las 10.000 muertes por coronavirus después de registrar un total de 889 fallecidos en tan sólo un día- nos estamos acercando. Según los datos que facilitó este sábado el Ministerio de Sanidad, el número de fallecidos en España asciende ya a un total de 5.690 personas, con más de 72.000 casos confirmados.
La principal diferencia entre Italia y España no es la diferencia entre el número de fallecidos o que nos lleven una semana de ventaja en la cuarentena, si no que han sido capaces de concentrar sus casos en las zonas donde empezó el brote: Lombardía, Veneto y Emilia Romaña.
Estas tres regiones, donde se empezaron a registrar los primeros casos, continúan concentrando el 60% de los más de 92.472 casos que hay en el país. En el caso de los fallecidos, el porcentaje es aún mayor: estas tres regiones registran el 76% de las muertes por coronavirus en el país, lo que está colapsando de sobremanera los servicios sanitarios en estas regiones. No obstante, al mismo tiempo el avance del virus es más lento que en nuestro país y la afectación en el resto de provincias es menor, como pueden observar en este gráfico.
En España, aunque la epidemia empezó de manera similar, la realidad actual es muy diferente. La decisión del Gobierno de no aislar las conocidas como zonas de transmisión comunitaria -Madrid, La Rioja y País Vasco- ha provocado que los contagios por coronavirus se hayan extendido por todo el país. A día de hoy, estas tres regiones suponen apenas un 39% del total de casos positivos mientras regiones como Cataluña, la Comunidad Valenciana o las dos castillas no hacen más que ver como aumentan el número de positivos.
El caso de Madrid es uno de los más significativos. El cierre de colegios y universidades antes de decretar restricciones en la movilidad produjo un enorme éxodo de estudiantes a sus lugares de origen. Por otro lado, cuando se empezó a plantear la posibilidad de cerrar la capital, miles de personas optaron por irse a sus segundas residencias para pasar la cuarentena, repartiendo los casos de Covid-19 por toda la península. El primer caso en Galicia fue el de un madrileño que acudió para una entrevista de trabajo, por ejemplo, una situación que se ha repetido en numerosas ocasiones.
Expansión en el tiempo
Pero vayamos por partes. La semana clave en nuestro país fue la del 9 de marzo, el lunes que se comenzaron a disparar el número de casos. El día anterior, el 8 de marzo, mientras en España se sucedieron multitudinarias manifestaciones con motivo del Día Internacional de la Mujer -y un día antes se había permitido la celebración de un mitin de Vox en el Palacio de Vistalegre- en Italia se decreta la ampliación de la conocida como zona roja a un total de 15 provincias del norte de Italia, confinando a más de 16 millones de habitantes. Ya había cerca de 400 muertos y más de 7.000 infectados, mientras que en nuestro país el número de contagiados rondaba los 600 y por el momento había 17 fallecidos.
En ese momento, estas regiones concentraban el 80% de los casos. Las zonas rojas iniciales se habían impuesto mucho antes, a finales de febrero y afectaban a varias poblaciones del norte. Un total de 60.000 personas fueron aisladas de inmediato. Una semana más tarde, debido al aumento de casos y al hecho de que se habían empezado a registrar casos en el resto del país debido al éxodo de la población del norte a las regiones sureñas, el Gobierno de Conte optó por aislar la zona. También se clausuran teatros, cines, museos y monumentos, mientras que bares y restaurantes solo podrán abrir hasta media tarde. No se celebran manifestaciones por el día 8M.
El 9 de marzo, un día después del 8-M, las cosas se empiezan a complicar en España. Durante la noche del domingo se disparan los casos en nuestro país y el Gobierno anuncia la suspensión de toda la actividad docente a partir del miércoles 11 de marzo. Al día siguiente, comienza un éxodo de estudiantes universitarios de Madrid a sus localidades de origen por toda España. Los focos suponen un 70% de los contagios, cifra que irá descendiendo a medida que avancen los días.
El 10 de marzo, se opta por vetar los vuelos desde Italia, que ya registra 10.000 contagios y ha optado por aislar el país por completo. Las zonas rojas siguen concentrando el 76% de los contagios. Mientras tanto, Madrid cierra teatros, bibliotecas y polideportivos, pero no restringe la movilidad. El 11 de marzo, ya no hay clases y miles de estudiantes y familias empiezan a huir de la capital para teletrabajar y cuidar de sus hijos desde sus segundas residencias.
No es hasta el sábado, 14 de marzo, cuando Pedro Sánchez declara el estado de alarma y con él, la cuarentena y la restricción de movimientos. Se toman medidas drásticas en todo el país que limitan el movimiento -salvo para ir a trabajar, comprar alimentos o medicamentos, acudir a hospitales o cuidar a ancianos o dependientes- y la actividad comercial; se permite al Estado asumir competencias de otras administraciones y disponer de medios sanitarios públicos, privados y militares. Hay 136 fallecidos y 5.753 infectados.
A pesar de que entró en vigor aquel sábado por la noche, el presidente optó por anunciar su decisión el día anterior, un viernes, lo que provocó aún más desplazamientos de madrileños a sus segundas residencias. A día de hoy, aunque Madrid sigue siendo un foco terrible de Covid-19, concentra apenas un 30% de los casos.