Aún es pronto para cuantificar el verdadero alcance que está teniendo la pandemia de coronavirus en el desarrollo de trastornos del sueño, pero la Sociedad Española de Neurología (SEN) ya ha avanzado algunos datos. En el caso de los sanitarios, el 80% sufrió insomnio durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020, la primera oleada de la emergencia sanitaria, y un 90% aseguraba haber padecido alguna afectación del sueño durante la primera oleada.
Según explican desde la SEN, a comienzos de 2020 esta sociedad científica estimaba que entre un 25-30% de la población adulta española presentaba insomnio transitorio y que un 10-15% sufría de insomnio crónico. Una prevalencia que, ya entonces, aún era más alta entre algunos grupos, por ejemplo, entre los sanitarios, donde el insomnio afectaba a un 45% del colectivo.
Ahora, en la última reunión anual de la SEN se han presentado dos estudios en la misma dirección. Uno de ellos realizado por el Servicio de Neurología del Complejo Hospitalario La Mancha Centro (en Alcázar de San Juan, Ciudad Real), con la doctora Ana María González Manero, como primera autora. El otro, por el Servicio de Neurología del Hospital Universitario 12 de Octubre, en Madrid, con el doctor Alejandro Herrero San Martín, como primer autor.
Pesadillas y terrores nocturnos
De ellos se desprende que el 80% de los sanitarios españoles sufrieron insomnio durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020 y que un 90% aseguraba haber padecido alguna afectación del sueño durante este periodo. Además, la percepción de insomnio, pesadillas, sonambulismo, terrores nocturnos o pérdida de calidad de sueño en general fueron más frecuentes entre los sanitarios que entre los trabajadores no sanitarios que también participaron en estos estudios. El trabajo a turnos, añaden, también se asoció con una mayor probabilidad para el desarrollo de estos síntomas.
Desde la SEN apuntan a estudios que se han publicado al respecto y que muestran que largas jornadas de trabajo, con frecuencia asociadas a un alto nivel de estrés físico y psicológico, junto con los efectos que genera el trabajo por turnos provocan una privación de sueño aguda y crónica que repercute negativamente en la salud. Además, con efectos negativos tanto a nivel cognitivo como en el sistema cardiovascular, endocrino e inmunológico o como posible factor que puede favorecer la aparición de cáncer.
Riesgo cardiovascular
Por otra parte, la sociedad cita grandes estudios epidemiológicos que sugieren un aumento del riesgo cardiovascular ligado a la privación de sueño. Así, la restricción de sueño crónica por debajo de 5 horas por noche, durante al menos 2 días en semana, ha mostrado multiplicar por 2 o 3 el riesgo cardiovascular. Restricciones más moderadas, por debajo de 7 horas por noche, también han mostrado un aumento del riesgo cardiovascular.
El sistema digestivo también se ve afectado por el trabajo a turnos, produciendo variaciones del ritmo intestinal y un aumento del riesgo de presentar úlcera duodenal, que, según la SEN, llega a duplicarse en los trabajadores nocturnos frente a los diurnos. La turnicidad laboral también disminuye la fertilidad, genera trastornos menstruales y aumenta el riesgo de aborto espontáneo, parto pretérmino y bajo peso al nacer, subrayan desde esta sociedad científica.
Además, concluyen, las alteraciones en la exposición a la luz solar (tras un largo confinamiento) también pueden ser responsables del aumento del riesgo de depresión y trastornos neuróticos, o a que empeoren ciertas enfermedades, como por ejemplo la migraña.