Sociedad

Un informe del Madrid Arena hecho 41 días antes de la tragedia halló 15 graves fallos

Goteras sobre cuadros eléctricos, fugas de gasóleo y “riesgo de proliferación de legionella”. Las empresas de mantenimiento detallaron por escrito al Ayuntamiento el 19 de octubre graves deficiencias en el pabellón, la mitad de "urgente" reparación.

  • Imagen promocional extraída de la página web del Ayuntamiento de Madrid del polémico Madrid Arena.

Goteras, fugas de gasóleo, suciedad en los aljibes y “riesgo de proliferación de legionella”. Las empresas encargadas del mantenimiento del Madrid Arena elevaron el pasado 19 de septiembre un informe al Ayuntamiento en el que alertaban de que el pabellón donde el pasado 1 de noviembre murieron cuatro jóvenes en una avalancha presentaba una quincena de “deficiencias técnicas de importancia”, entre ellos una que impedía que el agua de caliente sanitaria alcanzase la temperatura necesaria para evitar la presencia de la peligrosa bacteria. El documento, ya incorporado al sumario y que fue presentado sólo 41 días antes de que se celebrara la macrofiesta a las que asistieron miles de jóvenes, destacaba que la reparación de este último problema era “urgente”, pese a lo cual el evento se mantuvo sin que se hubiera subsanado.

El Madrid Arena era el edificio con más "deficiencias de importancia" de las once instalaciones municipales situadas en la madrileña Casa de Campo 

El informe de las empresas de mantenimiento analiza el estado de las once instalaciones municipales situados en la madrileña Casa de Campo y destaca que, de todas ellas, el Madrid Arena es la que mayor número de deficiencias registraba en aquel momento. De hecho, de los tres tomos del informe en los que se recogen las deficiencias de once edificios del complejo, el primero está dedicado en exclusiva al polémico Pabellón ahora precintado por orden judicial. En total, más de 200 folios en los que los técnicos detallan la quincena de deficiencias y las catalogan según su prioridad de reparación en “baja”, “media” y “urgente”.  De estas últimas, el edificio tiene exactamente siete, entre ellas el error en el circuito de agua caliente sanitaria que amenaza con generar un brote de legionella.

En concreto, las empresas de mantenimiento detallan que el circuito afectado por la avería permite disfrutar en los puntos de consumo de agua a 30 grados centígrados, pero “no dispone de control ni se alcanzan temperaturas superiores  a 50 grados en los centros de interacumuladores, por lo que la instalación tiene riesgo de proliferación de legionella”. Los expertos médicos siempre inciden en que una de las medidas preventivas claves para evitar la peligrosa bacteria es evitar, precisamente, que la temperatura del agua permanezca en la franja de temperaturas entre 20 a 45 grados centígrados. Según el informe, la causa de la deficiencia es que “la producción térmica de energía solar [del recinto] está fuera de servicio” y, por tanto, recomienda poner en marcha la misma con una nueva instalación. El informe acompaña la descripción técnica de la avería con dos imágenes de los termómetros de la instalación en la que se reflejan la insuficiente temperatura del sistema del agua.

Las otras deficiencias detectadas

Junto a esta deficiencia, el informe destaca otras seis que requieren una reparación “urgente”. Así señala que hay sendas goteras que afectan al cuadro de climatización y al cuadro eléctrico general del edificio. También localiza una fuga de gasóleo en la galería que comunica el Madrid Arena con un edificio anexo y la falta de aislamiento térmico en todas las tuberías de acero galavanizado del recinto. Además, destaca la falta de palancas en algunas de las válvulas de corte de los rociadores ante incendio. Esta última fue la única de las siete deficiencias “urgentes” que fue solventada por los propios técnicos de las empresas de mantenimiento, que pasaron al Ayuntamiento una factura por importe de 151 euros por la reparación.

Junto a ellas, el informe recoge también otros problemas menores, como que no funcionan tres evaporadoras, que falta una bomba de impulsión, que el edificio no tiene ninguna planta dosificadora de cloro o que los aljibes están sucios. También denuncia deficiencias en las redes de riego, en los rociadores, en un panel solar y en los vasos de expansión de fontanería. Todo un catálogo de deficiencias que no impidió, sin embargo, que el 1 de noviembre el Ayuntamiento autorizase la celebración de la macrofiesta en la que murieron Katia, Rocío, Cristina y Belén.

KONTROL 34 SÓLO 'CONTROLABA' QUE NADIE SE COLARA EN LOS CAMERINOS

Era el personal más numeroso, 63 personas, muy por encima de los vigilantes (40) de Seguriber y de los agentes de la propia Policía Municipal (18). Y, sin embargo, sus funciones durante la macrofiesta en el Madrid Arena la noche en la que una avalancha acabó con la vida de cuatro jóvenes y dejó gravemente herida a una quinta, fue simplemente "auxiliar". Así lo aseguró ayer en su declaración Carlos Manzanares Rodríguez, propietario de Kontrol 34, la empresa que supuestamente se dedicó aquella noche a controlar los accesos al recinto. Manzanares aseguró al juez que el trabajo de sus hombres no incluían ni el registro de las mochilas y bolsos de los asistentes, ni tan siquiera la revisión de sus DNI para comprobar que eran mayores de edad. "Controlaban que nadie pasase a la zona de camerinos y la zona VIP", aseguró.La declaración del dueño de la empresa contradice la documentación aportada por el Ayuntamiento sobre la función de los 'controladores'

La declaración del propietario de Kontrol 34 contradice abiertamente la documentación aportada por el Ayuntamiento de la capital, en el que se reflejaba que la empresa había sido contratada por el promotor del evento, Miguel Ángel Flores, para el control de accesos y del aforo de la fiesta. Incluso, se reflejaba que iban a ser 75 trabajadores, cuando finalmente sólo fueron 63, según confirmó ayer Manzanares. Éste, que continúa imputado aunque el instructor de la causa le dejó en libertad sin ninguna medida de control, entregó ayer en el juzgado un contrato firmado por su empresa y la organizadora de Flores, Diviertt, en la que la primera simplemente se limitaba a facilitar a la segunda un listado de personas para que ésta los contratase. En dicho contrato, según destacó el letrado del imputado, se reflejaba que el propio Manzanares debía estar presente durante el desarrollo de la fiesta para comprobar que los trabajadores que él había facilitado cumplía correctamente sus funciones. "Todos tenían el título de controladores de acceso porque lo pidió Diviertt, pero no ejercieron esa función", recalcó su letrado a la salida de los juzgados.

El dueño de Kontrol 34 detalló que, de hecho, de los 63 personas sólo media docena se apostó en las puertas de acceso. Además, su misión allí no eran comprobar las entradas. Los asistentes, únicamente, debían "exhibirles" los tickets ya que eran los empleados de otra empresa, Dato, los que debían certificar la validez de los mismos y permitirles el paso. El resto del equipo, que vestía llamativos chalecos amarillos, se distribuyó por el interior del recinto con llamativos chalecos amarillos con misiones más bien humildes: hacerse cargo del guardarropa y evitar que nadie se colase al backstage (zona de camerinos) y en la zona VIP. Manzanares negó rotundamente que entre sus funciones estuviera distribuir a los asistentes entre las tres zonas del pabellón para evitar que la gente se agolpara en la pista central, como finalmente ocurrió. El propietario de Kontrol 34 reconoció que en un momento dado le pareció "quehabía exceso de aforo", aunque recalcó que la labor de seguridad interior no era de las personas facilitadas por su empresa, sino de Seguriber, la empresa de vigilantes contratada por Madrid Espacio y Congresos.


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