¿La sociedad es capaz de pagar por ver torturar y asesinar a una persona? Por supuesto que sí. Esta conclusión es la que se desprende del estudio de los contenidos de la deep web, el lado oscuro de internet que escapa del control gubernamental.
El 96% de los contenidos en Internet se encuentran ocultos a los navegadores convencionales. Gracias a diversas herramientas podemos descubrirlo, pero lo que nació con la intención de garantizar el anonimato de los usuarios se ha convertido en un auténtico mercado negro, muy difícil de controlar.