Un equipo internacional de investigadores ha distribuido miles de gusanos señuelo en diferentes ecosistemas a lo largo de una línea imaginaria de más de 11.000 km entre el Ártico y Australia para comprobar de qué manera les atacan los depredadores. Los resultados revelan un patrono coincidente al cambiar de latitud y al aumentar la altitud.

Los avances científicos necesitan de años de pruebas y de voluntarios que se presten a la investigación sobre fármacos que en una media de 15 años pueden ser comercializados. La remuneración de estos protocolos no es proporcional al riesgo sino al tiempo y molestia ocasionada y se intenta que no sea el principal incentivo, pero la crisis ha cambiado algunos patrones.