Ciencia

Logran volver transparente la piel de ratones vivos con un colorante alimentario

El proceso es reversible tras lavar el colorante residual, la sustancia que penetra en la piel se metaboliza y elimina a través de la orina

  • Imagen del ratón tras haberle sido puesta la sustancia -

Un grupo de investigadores ha logrado hacer transparente la piel y los tejidos de ratones vivos aplicando tópicamente un colorante alimentario común, lo que les ha permitido visualizar los vasos sanguíneos y observar el funcionamiento de los órganos y músculos de los ratones en tiempo real. Los detalles de esta innovadora técnica, desarrollada por la Universidad de Stanford (Estados Unidos), fueron publicados este jueves en la revista Science.

Los autores sostienen que este avance podría ser de gran utilidad en la práctica clínica, facilitando la visualización de venas para la extracción de sangre o ayudando en la detección temprana y el tratamiento del cáncer.

No es magia, es física

La piel viva actúa como un medio que dispersa la luz. De manera similar a la niebla, difunde la luz, lo que impide ver a través de ella.

"Hemos combinado el colorante conocido como tartrazina, que es una molécula que absorbe la mayor parte de la luz, especialmente la azul y ultravioleta, con la piel, que dispersa la luz. Por separado, ambas cosas bloquean la mayoría de la luz, pero al combinarlas, logramos la transparencia en la piel del ratón", explica Zihao Ou, investigador principal del estudio.

"Para quienes comprenden los principios físicos detrás de este fenómeno, tiene sentido; pero si no estás familiarizado, puede parecer magia", admite Ou.

La "magia" ocurre porque al disolver en agua las moléculas que absorben la luz, se modifica el índice de refracción de la solución, haciéndolo coincidir con el de los tejidos, como los lípidos.

En esencia, las moléculas de colorante reducen la dispersión de la luz en el tejido cutáneo, de forma similar a cómo se disipa un banco de niebla.

Una técnica reversible

En sus experimentos con ratones, los investigadores aplicaron una solución de agua y colorante sobre la piel del cráneo y el abdomen de los animales, observando cómo la piel se volvía transparente. Además, el proceso es reversible tras lavar el colorante residual.

El colorante que penetra en la piel se metaboliza y elimina a través de la orina.

"La transparencia aparece en unos minutos. Es un proceso similar al de una crema o mascarilla facial: el tiempo depende de la rapidez con que las moléculas se difunden en la piel", aclara Ou.

Durante el experimento, los investigadores pudieron observar directamente los vasos sanguíneos en la superficie del cerebro. En el abdomen, visualizaron los órganos internos y el peristaltismo, las contracciones que impulsan el contenido a través del sistema digestivo.

El colorante utilizado, conocido como FD&C Yellow #5, se emplea comúnmente en aperitivos, caramelos y otros alimentos de tonos naranjas o amarillos, y está aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA).

Este colorante es seguro, muy económico y eficaz, y se requiere una mínima cantidad para obtener resultados, según los autores.

Aplicaciones clínicas en humanos

Aún no se ha probado el procedimiento en humanos, cuya piel es diez veces más gruesa que la de los ratones, ya que aún no se ha determinado qué dosis o método de administración serían necesarios. Los próximos pasos de la investigación incluyen identificar la dosis óptima del colorante para el tejido humano.

Además, el equipo está experimentando con otras moléculas, incluidos materiales sintéticos, que podrían ser más efectivos que la tartrazina.

Los investigadores han solicitado la patente de esta tecnología.

Según María Victoria Gómez Gaviro, investigadora del Instituto de Investigación Sanitaria Gregorio Marañón, el estudio es "innovador" y sus resultados ofrecen beneficios para la experimentación preclínica y la cirugía, ya que facilitar la localización de vasos y músculos podría evitar procedimientos invasivos como cortar la piel o manipular órganos y músculos.

Sin embargo, en declaraciones al SMC España, Gómez Gaviro señala que una de las limitaciones de la técnica es la falta de conocimiento sobre la toxicidad del compuesto en organismos vivos, así como sus efectos secundarios y consecuencias a medio y largo plazo.

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