Tengo una amiga que tiene una gran habilidad para demostrarnos cómo funciona el chantaje gastronómico. Sin prisas, pero sin pausa. Sin presión… pero con una dosis de insistencia que siempre ayuda a conseguir las cosas. En su casa, se cumple siempre la máxima "dime qué te gusta y te diré lo que quiero”.