No hay mejor malo que un cura. Un aforismo que podría parecer casi una parodia y que en ocasiones, ha funcionado como tal. Y es que en su eterna búsqueda de malvados sorprendentes, Hollywood ha recurrido a todos los antifaces posibles para esconder la identidad del villano. Al fin y al cabo, ¿quién sospecharía del cura? Pero además, hay autores que han querido lanzar una buena pica a la Iglesia, todo ello en beneficio de la necesaria crítica social. Y el resto de las veces, hay que decirlo, la propia institución lo ha puesto demasiado fácil, con sucesivos escándalos y acciones que evocan las villanías de los malos más malos del cine. Vamos a ver cómo se les ha dado en la gran pantalla.