Bombín, puro y bastón de puertas para fuera del number 10 Downing Street. Con sus dedos, una 'V' de la victoria. Era el momento de las fotos. De puertas para dentro, rugidos y lingotazos de whisky. La imagen del carismático Winston Churchill está ligada a estos elementos y hábitos, quizás porque le acompañaron durante toda su carrera política al frente de Gran Bretaña.
Sin embargo, poco ha trascendido de los fantasmas que visitaron a la versión más melancólica del conocido 'Bulldog Británico' cuando, con 70 años, tuvo que tomar una importante decisión en las tensas 48 horas previas al desembarco de Normandía en 1944.
Churchill se oponía a la Operación Overlord, punto de inflexión de la Segunda Guerra Mundial, así se vio obligado a enfrentarse con sus generales y los aliados norteamericanos. En esta delicada situación se centra el cineasta Jonathan Teplitzky (Un largo viaje) en su thriller Churchill, que se estrena el 8 de septiembre y que cuenta con guion de la historiadora Alex von Tunzelmann. En el papel del gobernante, un Brian Cox digno de Oscar.
Unos treinta años antes del Día D, en la península turca de Gallípoli, tuvo lugar la mayor operación anfibia jamás realizada hasta entonces, pero también el mayor fracaso de Churchill
Unos treinta años antes del Día D, en la península turca de Gallípoli, tuvo lugar la mayor operación anfibia jamás realizada hasta entonces, pero también el mayor fracaso del premier británico. La batalla de Gallípoli -también conocida como la batalla de los Dardanelos- enfrentó a tropas francobritánicas y otomanas y terminó al cabo de un año con el fracaso de los atacantes y miles de bajas: 265.000 aliadas y 218.000 turcas. A Churchill le valió el apodo de carnicero.
Gallípoli versus Normandía
La sensación de culpabilidad por haber perdido a miles de jóvenes en el frente persigue y machaca al Churchill más humano hasta la Segunda Guerra Mundial, por lo que lucha por impedir que se repita la historia con la Operación Overlord. Pero ni el General Eisenhower (John Slattery) ni el mariscal Montgomery (Julian Wadham) tienen tiempo para los recuerdos ni la melancolía. Ni ellos ni el resto de altos cargos que rodean a un cada vez más apartado, al menos en el plano militar, primer ministro.
Además de su relación con los mandos militares, la película de Teplitzky refleja su vínculo con el rey Jorge VI (James Purefoy) -retratado en el también drama histórico El discurso del rey- y con su inteligente y paciente esposa Clementine (Miranda Richardson). Detrás del icono de la guerra hay un hombre vulnerable que se resiste a delegar su poder y a no ser testigo directo de las batallas. También hay un gran orador que ha dejado un vasto legado de frases célebres. "A menudo me he tenido que comer mis palabras y he descubierto que eran una dieta equilibrada". Puede ver el tráiler aquí.