Este mes de octubre la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado en su web oficial una serie de datos demográficos que activaron la voz de alarma entre varios grupos al hablar de la premonición que hace este organismo para el año 2050 en cuanto al envejecimiento poblacional.
Como ellos mismos afirman, las personas viven más tiempo que antes. Hoy la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Además, todos los países del mundo están experimentando un incremento tanto de la cantidad como de la proporción de personas mayores en la población. Y esto, según la propia organización, es algo que sucede en todo el mundo.
Para 2030, según la OMS, una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. En ese momento, el grupo de población de 60 años o más habrá subido de 1000 millones en 2020 a 1400 millones. Unos datos impactantes cuanto menos.
¿Qué se entiende por envejecimiento?
Desde un punto de vista biológico, tal y como lo define la OMS el envejecimiento es el resultado de la acumulación de una gran variedad de daños moleculares y celulares a lo largo del tiempo, lo que lleva a un descenso gradual de las capacidades físicas y mentales, a un mayor riesgo de enfermedad y, en última instancia, a la muerte.
Estos cambios no son lineales ni uniformes, y su vinculación con la edad de una persona en años es más bien relativa. La diversidad que se aprecia en la vejez no es una cuestión de azar muchas veces. Más allá de los cambios biológicos, el envejecimiento suele estar asociado a otras transiciones vitales, como la jubilación, el traslado a viviendas más apropiadas y el fallecimiento de amigos y parejas.
Desde una perspectiva no biológica, el envejecimiento puede entenderse como un proceso de transformación y acumulación de experiencias, conocimientos y cambios en el estilo de vida, que se refleja en el individuo y en la sociedad de diversas maneras.
No se trata simplemente del paso del tiempo y sus efectos físicos, sino de la evolución en aspectos sociales, psicológicos, emocionales y culturales.
Qué prevé la OMS para 2050
En 2050, la población mundial de personas de 60 años o más se habrá duplicado (2100 millones). Se prevé que el número de personas de 80 años o más se triplique entre 2020 y 2050, hasta alcanzar los 426 millones.
Según indica el propio organismo, este cambio en la distribución de la población de los países hacia edades más avanzadas —lo que se conoce como envejecimiento de la población— empezó en los países de ingresos altos (en Japón, por ejemplo, el 30% de la población ya tiene más de 60 años), pero los cambios más importantes se están viendo actualmente en los países de ingresos bajos y medianos.
En 2050, dos tercios de la población mundial de más de 60 años vivirá en países de ingresos bajos y medianos. Además, entre 2015 y 2050, el porcentaje de los habitantes del planeta mayores de 60 años casi se duplicará, pasando del 12% al 22%.
Posibles consecuencias de esto
El aumento proyectado de la población mundial de personas mayores de 60 años para 2050 tendrá importantes impactos socioeconómicos a nivel global. Estos efectos abarcan diversos ámbitos, desde el sistema sanitario hasta la estructura del mercado laboral y los sistemas de pensiones. Aquí te detallamos algunos de los impactos clave:
1. Presión sobre los sistemas de salud
- Aumento de la demanda sanitaria: el envejecimiento de la población conlleva un incremento en la prevalencia de enfermedades crónicas como la diabetes, hipertensión, enfermedades cardíacas y demencias. Los sistemas de salud, especialmente en países en desarrollo, tendrán dificultades para gestionar el aumento de la demanda de atención médica especializada, lo que podría generar colapsos en los servicios sanitarios y aumento en los costos.
- Necesidad de cuidados a largo plazo: con más personas de 80 años o más, habrá un incremento en la demanda de servicios de cuidados a largo plazo (residencias de ancianos, cuidados domiciliarios, etc.). Esto requiere una gran inversión tanto en infraestructuras como en personal capacitado, además de un replanteamiento de las políticas de bienestar social.
2. Desafíos para los sistemas de pensiones
- Sostenibilidad financiera: los sistemas de pensiones podrían enfrentar una grave crisis debido al desbalance entre la población activa y la población jubilada. Con más personas mayores y una población activa que podría no crecer al mismo ritmo, los sistemas de pensiones públicos y privados podrían volverse insostenibles, generando una mayor carga fiscal y la necesidad de reformas estructurales.
- Aumento de la edad de jubilación: para aliviar la presión sobre los sistemas de pensiones, es probable que muchos países se vean obligados a aumentar la edad de jubilación, lo que podría generar tensiones sociales, especialmente en sectores donde el trabajo físico es predominante.
3. Impacto en el mercado laboral
- Reducción de la fuerza laboral: una proporción mayor de personas jubiladas en relación con los trabajadores en activo podría generar una escasez de mano de obra en ciertas industrias, especialmente en países con bajas tasas de natalidad. Esto podría frenar el crecimiento económico, aumentar los salarios y modificar las dinámicas del mercado laboral global.
- Adaptación del mercado laboral: habrá una mayor necesidad de implementar políticas de envejecimiento activo para mantener a las personas mayores de 60 años en el mercado laboral por más tiempo, lo que puede requerir cambios en la legislación laboral y programas de formación para adaptar las habilidades de los trabajadores mayores a las demandas del mercado actual.
4. Redistribución del gasto público
- Mayor gasto en bienestar social: los gobiernos tendrán que redirigir una porción significativa de sus presupuestos a atención sanitaria, pensiones y programas de bienestar para personas mayores, lo que podría reducir la inversión en otras áreas cruciales como educación, infraestructuras o innovación.
- Aumento de los impuestos: para hacer frente a los costos derivados de una mayor proporción de personas jubiladas, algunos países podrían verse obligados a aumentar los impuestos o recurrir a préstamos, lo que generaría presiones económicas adicionales.
5. Cambio en los patrones de consumo y crecimiento económico
- Cambios en el consumo: las personas mayores tienden a tener patrones de consumo diferentes a los de las generaciones más jóvenes. Se podría observar un aumento en la demanda de bienes y servicios orientados hacia el cuidado de la salud, servicios médicos, tecnología de asistencia y productos adaptados a la tercera edad. Esto podría abrir nuevas oportunidades de negocio, pero también modificar el dinamismo de la economía en general, con un posible enfriamiento en sectores tradicionalmente impulsados por consumidores más jóvenes.
- Crecimiento económico más lento: un envejecimiento generalizado de la población tiende a ralentizar el crecimiento económico, ya que las personas mayores consumen menos en comparación con los más jóvenes y la innovación y el emprendimiento suelen concentrarse en las generaciones activas. Además, la menor productividad laboral ligada a una fuerza de trabajo envejecida puede afectar el crecimiento a largo plazo.
6. Impacto social y familiar
- Mayor carga sobre las familias: en muchas sociedades, el cuidado de las personas mayores recae sobre las familias, y con el aumento del número de personas mayores de 80 años, muchas familias podrían sentirse sobrecargadas por la responsabilidad de cuidar a sus miembros ancianos. Esto podría incrementar la demanda de servicios de apoyo familiar y generar tensiones sociales.
- Cambios en la estructura familiar: en algunos países, las familias tradicionales están desapareciendo o disminuyendo en tamaño. Con menos hijos para cuidar a sus padres, las generaciones futuras tendrán que depender más del Estado o de servicios privados para garantizar el bienestar de los mayores.
En resumen, el envejecimiento global de la población presenta un reto multidimensional que requerirá adaptaciones políticas, económicas y sociales profundas para garantizar el bienestar de los mayores sin comprometer el desarrollo futuro de las sociedades.