El inicio de una relación suele ser algo emocionante, pero también es un momento de incertidumbre en el que no sabes si eso que acaba de empezar puede tener o no un futuro real. Hay relaciones incipientes que se quedan en un ‘casi algo’, es decir, que comienzan con gran ilusión pero que en apenas unas semanas o días eso se desvanece y no avanza. Aunque son relaciones cortas, no siempre son fáciles de superar puesto que las expectativas que nos creamos pueden ser importantes y el choque con la realidad puede dar lugar a un momento doloroso al menos para una de las dos personas.
En un ‘casi algo’ se puede vivir numerosas emociones en muy poco tiempo. Se puede experimentar ilusión, euforia e incluso decepción. Cada pequeño gesto o interacción con el otro nos puede parecer muy importante, por lo que es bueno dejar las cosas claras a la otra persona desde un principio para que no haya falsas expectativas o malos entendidos.
Cuando vemos falta de compromiso en otra persona con la que estamos iniciando algo bonito, es duro y hace que nos demos de frente con la realidad. Se puede llegar a un punto de estrés que nos haga sentir mal tanto física como mentalmente, por lo que es mejor tomarse las cosas con calma ante una relación que está empezando. Es normal idealizar a otra persona al inicio de una relación en la que se busca agradar al otro, pero cuando ese ‘casi algo’ toca a su fin, lo mejor es mirar al futuro y quedarse con lo bueno que hayamos vivido con esa persona que no es para nosotros.
Una relación se vuelve sólida con tiempo y paciencia. Foto: Pixabay.
Fases del inicio de la relación
-Ilusión. Son los momentos en los que conoces a alguien que te gusta y estás emocionado. Surge una conexión e incluso una atracción física. Es en esta etapa en la que suelen estar las expectativas en lo más alto y es cuando piensas que todo va a ser de color de rosa y un amor para toda la vida. Aunque aún no hay un compromiso ‘formal’, la emoción está en su punto álgido y suele haber numerosas interacciones entre las dos personas. Es importante ser sincero y honesto para no generar falsas ideas a la otra persona que en este momento de la relación que acaba de empezar puede crear sueños que luego no son reales.
-Esperanza y ambigüedad. Son momentos de incertidumbre tras esa fase de emoción inicial. Se empiezan a buscar ciertas señales que indiquen que la relación tiene futuro y que va a haber un compromiso mutuo. Aquí hay gestos de interés que pueden ser más profundos que en la fase anterior. Pero también es aquí cuando más dudas surgen sobre la otra persona e incluso sobre los propios sentimientos. Puede haber grandes subidones pero también grandes bajones emocionales que pueden desgastar a alguno de los dos de la pareja.
-Desencanto. La realidad puede caer como un jarro de agua fría en esta etapa de los inicios de una relación. Esas expectativas generadas se pueden venir abajo al ver la realidad de la situación. Si no hay señales de compromiso es que la relación no va hacia adelante. Puede aparecer la frustración e incluso la sensación de tristeza ante algo que no va a ser como quizá esperabas.
-Duelo y aceptación. Aunque la relación solo haya sido algo pasajero y sin ningún compromiso real, en algunas ocasiones hay que dejar pasar un tiempo de duelo para superar esa ilusión o esa emoción que se ha venido abajo. Aceptar que tan solo ha sido algo pasajero y que no tiene futuro, lleva su tiempo y cada persona necesita el suyo. Puede ser un momento doloroso pero es bueno vivirlo y pasar página para tener nuevas relaciones que sí puedan tener un final feliz.
Para una relación duradera, sé claro desde el inicio. Foto: Pixabay.
Pasar página en un ‘casi algo’
Cada persona es un mundo y cada uno afronta estas situaciones emocionales de una manera. Aunque no hablamos de una ruptura de pareja como tal, sí que ese ‘casi algo’ puede habernos generado algunas ilusiones que cuando se vienen abajo duelen incluso más que cuando una relación larga se rompe. Para superar esa incipiente relación que se ha quedado en nada, es bueno, para empezar, aceptar lo que ha sucedido. No te obsesiones con intentar forzar algo que no va a ningún lugar y tampoco trates de buscar demasiadas explicaciones. La relación no ha cuajado y punto. No hay culpables y muchas veces lo que pasa es que esa química inicial se desvanece al conocer mejor a la otra persona y ver que no es lo que esperabas.
No trates de idealizar la relación. Puede que en esos momentos iniciales te hayas montado una película romántica en tu cabeza y hayas idealizado o soñado con un futuro al lado de esa persona. Pero recuerda que si no ha funcionado es por algo y no tienes que darle más vueltas. Seguro que si lo piensas verás que en algunos momentos no fue tan idílico como tú pensabas.
Cuando un ‘casi algo’ llega a su fin, lo mejor es poner distancia y limitar el contacto con esa persona, al menos durante un tiempo. Dejar atrás la dependencia emocional que hayas podido tener es clave para superar esa situación y poder mirar al futuro de manera más clara. Si luego crees que puedes retomar el contacto, hazlo, pero deja claro que solo sería una amistad.
Además, trata de buscar tu bienestar emocional. El autocuidado es fundamental siempre, pero más en situaciones en las que nos sentimos vulnerables o tristes ante algo que pensábamos que iba a ser una bonita historia de amor. Busca alguna actividad que te haga sentir bien, comparte tiempo con tus amigos o haz ejercicio físico para liberar endorfinas y sentirte mejor por dentro y por fuera. Cuando uno está en paz consigo mismo es cuando puede volver a buscar el amor. Cuídate tú para poder cuidar a los demás y para poder entablar una nueva relación plena y satisfactoria a todos los niveles.
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