De paisano o caracterizados de los personajes más inverosímiles, como un Quijote con armadura de papel aluminio para atraer la suerte, cientos de personas han aguardado la oportunidad de entrar en la sala principal del Teatro Real de Madrid para asistir este domingo al Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad, algunos desde hace semanas. "Venimos 20 miembros de la comuna friki de la Ínsula Barataria", ha bromeado un grupo de amigos formado en parte por integrantes de la plantilla del Hospital Reina Sofía de Murcia, en la que es su novena asistencia a este evento.
Algunos han venido por primera vez, como Marta y Emma, que desde Barcelona han hecho doblete entre el sorteo y el musical de 'Aladdin', o también una familia de Palma. La madre, Loli, ha dormido tres noches a la intemperie para asegurarle a su hija Itziar, la más ilusionada de todos, la oportunidad de entrar y tocar la ilusión de cerca.
Ilusión entre los más pequeños
No han sido los únicos niños en la fila. Solo unos puestos más atrás, otra familia de Don Benito (Badajoz); los padres vuelven por cuarto año al Real, esta vez acompañados de sus pequeñas hijas Lola y Ángela, que se estrenan disfrazadas de décimo de lotería gracias a la habilidad de su abuela paterna. Si se hacen con el Gordo, tienen claro el destino del dinero: "¡Nos vamos a Disneyland París!".
"Lo importante no es que toque, que puede ser también, pero con estar aquí y pasarlo bien ya está", ha asegurado el cuarteto de amigos de A Coruña que, caracterizados con chubasqueros amarillos y redecillas, han llegado dispuestos a pescar algo. "Llevábamos queriendo venir unos añitos y este aprovechamos que caía en domingo", han explicado tras más de 24 horas en la fila.
De todas partes de España
Junto a los novatos en tentar la suerte a solo unos metros de los bombos están los habituales, como 'don Francisco Mur', que desde Benabarre (Huesca) ha perdido la cuenta del número de años que lleva asistiendo. De ellos, tres lleva vistiendo su traje con décimos estampados, del que solo cambia en cada visita el sombrero, este sí solo con los diez números que juega esta vez.
Y para habituales, algunos tan conocidos como el papa o el obispo, apodados así por sus ya icónicos disfraces. Después de 22 días de guardia a las puertas del Teatro Real, él ha sido el primero en acceder a la sala principal, pasadas las 7:30 horas, y lo ha hecho portando también el primer número y el más bajo susceptible de ser premiado: el 00000. "Este año voy por los bajos", ha dicho al mostrar el fajo con 72 décimos con los que tentará a la fortuna.