Con la llegada del verano y las temperaturas extremas, aumenta el riesgo de sufrir problemas de salud o ver cómo algunas patologías se agravan. Aun así, algunos colectivos son especialmente vulnerables y sufren de forma más acusada el calor: niños, ancianos, o personas con diversidad funcional son algunas de ellas. Así, son muchas las historias y los proyectos que buscan mejorar su bienestar durante los meses estivales.
Blanca, Pedro, Rafael y Sergio son cuatro jóvenes con distintas discapacidades y necesidades de apoyo, que comparten piso con el programa Mi casa de Plena Inclusión en un pueblo de Extremadura, donde el termómetro se dispara cada verano. Juliana, de 81 años, vive en Zaragoza y durante varias semanas se queda sola porque sus hijos se han ido a la playa y allí no se encuentra a gusto. Como ella, muchos mayores prefieren quedarse en sus casas, aunque eso suponga horas de aislamiento y pisar poca calle. Como alternativa, mucha charla con los vecinos.
Blanca y su hermano Pedro, ambos con autismo, junto a sus compañeros de piso, Rafael y Sergio, con discapacidad intelectual severa, ya tienen hechas las maletas para alejarse durante unas semanas del calor que azota con fuerza en Montijo, municipio de Badajoz.
Distintas entidades sociales explican algunos de los programas que despliegan ante las situaciones de vulnerabilidad por temperaturas que pueden superar los 40 grados en los próximos días en algunas regiones, que afectan especialmente a mayores, personas con discapacidad, familias que viven en infraviviendas o personas sin hogar.
Todas estas personas tienen algo en común: la vulnerabilidad
Todas las persona que hemos mencionado anteriormente contando un breve fragmento de sus historias pertenecen a lo que hoy en día se conoce como grupos vulnerables, que son los que más sufren circunstancias como estas.
Los grupos vulnerables son aquellos que, debido a diversas características o circunstancias, se encuentran en mayor riesgo de sufrir exclusión social, discriminación, pobreza, violencia u otras desventajas. Estos grupos pueden ser muy diversos y variar según el contexto, pero algunos ejemplos comunes incluyen los niños y niñas o adolescentes, las personas mayores, las personas con discapacidad, minorías étnicas y raciales, personas viviendo en situación de pobreza, etc.
Los vecinos como alternativa para los mayores
Estar pendiente del vecino mayor de la escalera, preguntarle si necesita comprar algo, charlar un rato en el rellano u otras acciones cotidianas, para Gustavo García, de la Asociación de Directoras y Gerentes en Servicios Sociales, definidas por él como "la buena vecindad", es una de las mejores fórmulas para combatir las situaciones de aislamiento que se acentúan en verano.
"Es clave en estos momentos en que muchos mayores se han quedado aún más solos porque los hijos se han ido de vacaciones que alguien del entorno esté un poco pendiente de ellos, crear vínculos con alguien que está cerca", opina este profesional de los servicios sociales.
¿Qué tal estás? ¿Has bebido agua? ¿Te subo algo?, son preguntas que ayudan a las personas vulnerables a prevenir la deshidratación o también a sentirse un poco más seguras, aunque haya hijos que están pendientes desde la distancia por teléfono.
Para el experto de los servicios sociales muchos ayuntamientos no tienen en cuenta que las olas de calor son tan peligrosas como las de frío y, sin embargo, no suelen responder con dispositivos de prevención y atención a las personas vulnerables, como las que por ejemplo que viven en la calle.
"Hay que abrir los albergues y centros para que no sean solo para dormir, sino también durante el día para que puedan estar a la sombra, puedan beber y comer. Vivir con temperaturas extremas en la calle es muy duro, no hay que olvidarlo", afirma García.
Las infraviviendas: otro grave problema para este verano
La última Encuesta de Condiciones de Vida publicada por el INE reflejó el importante ascenso por cuarto año consecutivo del número de personas que no pueden mantener una temperatura adecuada en su hogar, una de cada cinco personas en España (el 20,7 %).
Son meses complicados para personas que viven en pisos mal acondicionados, con mala ventilación o sin ventanas, con espacios reducidos -como las familias que viven en una sola habitación- o para aquellas que sobreviven en chabolas o infraviviendas.
Programas de entidades sociales, como el de Cruz Roja 'Moviéndonos por el Ahorro Doméstico', trabaja con hogares con pobreza energética para dotarles de herramientas de ahorro de agua y energía a los hogares españoles.
Cambios de rutinas y de menús en las residencias
Las residencias de mayores, otro sitio importante para estar personas vulnerables, activan los planes y protocolos de protección a los mayores y personas con discapacidad de cara al verano y el calor.
Algunas de ellas son por ejemplo que la temperatura de los centros no exceda los 26 grados, que haya ventilación del edificio a primera hora y por la noche, que los mayores puedan tener ropa de algodón ligera y holgada o que en los comedores o habitaciones los menús sean más frescos.
El presidente de Federación Empresarial de la Dependencia, Ignacio Fernández-Cid, destaca que el personal está preparado para detectar alertas ante síntomas que se puedan dar en personas con mayor riesgo a sufrir los efectos del calor, como los que tienen patologías múltiples.