Lo japonés está de moda, y si no que se lo digan al estudio Team Ninja, que ha dado a luz a su última obra, Rise of the Ronin, buscando alargar el idilio del gran público con los samuráis y la cultura nipona. Tras un lanzamiento que se ha postergado en el tiempo, por fin los jugadores tienen en sus manos el último exclusivo de PlayStation 5, el cual sucede a ese sublime Final Fantasy VII Rebirth.
La compañía, creadora de títulos tan emblemáticos y queridos como la saga Nioh, Ninja Gaiden o Wo Long: Fallen Dynasty, tenía ante sí el reto mayúsculo de crear de cero un mundo abierto que trajese a jugadores amantes de géneros muy diferentes como los RPG, soulslike y aventura.
El timing de su salida es fantástico, ya que coincide con la temporada de Shogun en Disney Plus, una de las series más alabadas en este inicio de 2024. Para situar este Rise of the Ronin, el jugador se pondrá a los mandos de un ronin, es decir, de un guerrero sin hogar ni señor al que servir.
En pleno 1863, el shogunato Tokugawa gobierna Japón, una época en la que los nipones tienen que vérselas con los famosos Barcos Negros venidos de Occidente. Esta agitación política se traslada al pueblo, lo que culminará con una guerra donde nuestro protagonista debe seguir la pista de un misterioso personaje apodado El Demonio Azul. Como siempre en nuestros análisis, hasta aquí llegan los spoilers, el resto de esta notable trama lo deberéis descubrir vosotros.
Rise of the Ronin, un mundo abierto tan bello como duro
Exclusivo de PS5, hemos podido jugarlo gracias a una clave de PlayStation y Precision Spain. Lo primero que llama la atención cuando uno juega las primeras horas de Rise of the Ronin, es que la gente de Team Ninja ha tratado de cuajar dos conceptos muy diferenciados. Por un lado, el mundo abierto que plantea, sin dejar de responder a los cánones clásicos de los últimos años, abre la puerta a una exploración satisfactoria.
Pero, además, la dificultad del combate, con especial énfasis en el parry, logra que avanzar y salir victorioso de cada enfrentamiento resulte gratificante hasta niveles insospechados.
El mapeado de Rise of the Ronin está dividido en tres grandes áreas (Yokohama, Edo y Kioto) por las que discurre la trama principal. Una, por cierto, maravillosamente escrita, con los suficientes giros de guion y unos personajes que de verdad logran conectar con el jugador.
En estas zonas podrás llevar a cabo las típicas tareas de mundo abierto como liberar campamentos, abrir cofres, coleccionables varios y limpieza de trofeos. Las misiones secundarias, que las hay y en cantidades abundantes, pecan de repetitivas, como en el 90% de este tipo de videojuegos. Es difícil asemejarse a The Witcher 3, lo sabemos.
Nuestro ronin se trasladará de un sitio a otro bien en caballo, con un gancho o usando un planeador que nos recordará al utilizado por Ezio Auditore en aquella memorable misión de Assassin's Creed II donde había que colarse en el Palacio Ducal de Venecia para acabar con la vida de Carlo Grimaldi. Guiños al margen, mola surcar los cielos de Japón con esta máquina.
Las ciudades y entornos abiertos se sienten vivos, y es donde Rise of the Ronin va con todo para brillar. En espacios cerrados pincha más en hueso. La libertad le sienta de lujo. El añadido del cooperativo le da una dimensión extra al título, acercándose a títulos de la saga Souls donde podemos invocar compañeros para ayudarnos en ciertos combates complicados.
Si no queremos tirar de amigos, podremos ganarnos el cariño de varios NPC muy entrañables, cuyas historias y ayuda en la trama serán bastante satisfactorias. El combate, aunque difícil, está algo más nerfeado para acercarse a un público más generalista, pero sigue teniendo la suficiente dureza para resultar un desafío.
Cualquier jugador que haya probado Ghost of Tsushima, un título de FromSoftware o del propio Team Ninja, sabrá moverse en estas aguas con destreza. Fija al enemigo, espera su patrón de ataque y ejecuta tu estrategia en relación con cómo quieres pelear y cercenar la vida de tus enemigos. Tú eres el amo de tu destino. Eso sí, más te vale aprender a hacer parry.
El sistema de mejoras se ha simplificado, ya que las estadísticas y habilidades se cincelan con puntos de experiencia a la antigua usanza. Si no puedes con algún boss, cabe la opción de bajar la dificultad en cualquier momento de la aventura.
A nivel técnico, Rise of the Ronin no es ningún portento. Gráficamente, luce bien en espacios abiertos como ya hemos dicho, pero en otras partes de la trama baja bastante. La banda sonora cumple sin problema. Si hablamos de rendimiento, más de lo mismo. No parece un videojuego desarrollado por y para la nueva generación de consolas, sinceramente. En comparación con God Of War o el propio Ghost of Tsushima, queda relegado a un tercer peldaño.
Su duración está cerca de las 60 horas, aunque, como en todo mundo abierto, dependerá de cómo quieras profundizar en su contenido secundario y exploración. En definitiva, es un título notable, altamente recomendable y divertido si cuentas con amigos para ir avanzando. Rise of the Ronin llega a tiempo para alegrarnos la recién aterrizada primavera.