El 30 de septiembre de 2019 cerró la radio M-21 que había instigado Manuela Carmena. Se mantuvo solo la realización de pódcast, las prácticas para colegios y un esqueleto de web que todavía está en línea. Esta purga expeditiva comenzó una guerra entre partidos sobre si la emisora era o no deficitaria. Es interesante cómo este fin de emisiones logró mayor audiencia que los programas en sí: se refiere a este Pablo Iglesias en un libro reciente y el 'tag' en Twitter alcanzó bastante seguimiento (incluyendo una obsesiva campaña del dibujante progre Mauro Entrialgo, heredero culposo de los Ibarrondo–Entrialgo, contra Andrea Levy que no dice mucho del feminismo del primero). Los números que expuso el Partido Popular, en cualquier caso, eran bastante raquíticos para una radio que se pretendía un espejo de Madrid: sobre una inversión de 4,3 millones de euros, los 'streaming' apenas llegaron a medio millón de conexiones y las descargas estaban limitadas a 711. La pieza final del puzle, aquella que exponía de manera clara la fragilidad del ecosistema cultural de MásMadrid, serían los oyentes diarios: apenas 457.
Por primera vez, con una crueldad inusitada, los activistas culturales surgidos del 15M veían su burbuja implosionar. El espejismo 'pijo progre' comenzaba a desvanecerse y dejaría algunos cadáveres exquisitos que hicieron de la caída del régimen del 78 un suculento negocio.
Nacho Escolar; padre, patrón
Se debe a Manuel Vázquez Montalbán, ese hombre que murió millonario, aquello de “cabalgar las contradicciones”. Podría ser visto fácilmente como el primer 'pijo progre' y de hecho su frase ha sido utilizada por casi todas las inteligencias progresistas para justificar su acceso a una clase media alta. Nadie quería volver a la mina -solo lo hizo el admirable Gerardo Iglesias- y el pastoreo de la cultura de izquierdas podía ser un suculento negocio luego del “tomemos las plazas”.
En el caso de Ignacio Escolar, esa hipocresía llega a paradoja, ya que resulta al menos curioso que el hijo de todo un alto cargo de 'El País', Arsenio Escolar, se convirtiera en el nodo de la izquierda alternativa en estos 2000. Escolar padre, que comenzó vendiendo reportajes de su Burgos natal a 'El País', acabó siendo subdirector en un ascenso social, un Stendhal con torreznos, habitual en estos 80. Inaugura, así, esa generación de periodistas fuera de Prisa (Miguel Mora, Alfonso Armada…) que fundarían medios de distinta fortuna con el objeto de ser independientes, también económicamente. '20 Minutos', de accionariado diverso, sería el destino de Escolar padre, donde lanzaría soflamas contra los recortes salariales de su antiguo trabajo mientras presumía de ser un hombre que protegía a los jóvenes valores.
La práctica común de Arsenio Escolar no era tan elevada y muy pronto se filtró gracias al fotógrafo Gervasio Sánchez -rojo honesto- que junto a Juan Antonio Balcázar alcanzaba los 567.400 anuales de salario. De hecho, sería el propio Sánchez el que compararía al periodista Alfonso Armada con Escolar padre. En el texto, en el cual no nombraba al último, decía con malicia que “nunca falta el dinero para promocionar a personas sin talento”. El párrafo, devastador, también podría valer para el “obediente” Ignacio Escolar (Burgos, 1975), Carlos Carnicero dixit, que fue catapultado a la dirección de 'Público' luego de un blog donde hablaba más de tecnología que política. Parte de la burbuja de los 'bloggers', el padre le llegó a colocar en el jurado de un conocido premio de bitácoras digitales por sus inveterados méritos de ser 'hijo de'.
La revisión de los contenidos del blog de Nacho Escolar, en ese sentido, dicen poco de su capacidad de crear, siendo más bien un índice de escasa variedad: todo resultaba un agregador de enlaces de amigos, embriagados con el miasma de la nueva izquierda (son los años del apogeo de Naomi Klein y el negocio de la falsa contracultura), y con apenas reportajes pergeñados por el autor. Amador Savater, hijo del filósofo y amigo de Escolar, resumió de manera inadvertida el aburrimiento de estos niños de papá que se unían a movimientos sociales solo “por entender esas nuevas politizaciones enigmáticas”.
Esa idea de 'extranjeros' en una izquierda que, desconocían, jamás habían militado hasta bien entrada la veintena, se repetía en muchos de estos 'pijos progres'. El caso de Nacho Escolar, aquel bloguero más fascinado por Apple que por Marx, era un paradigma, pero ¿Vivía Escolar de las regalías paternas? No se ha podido demostrar, pero es evidente que nunca fue ajeno a los contactos derivados de la profesión de su padre. La prueba del crimen: Montserrat Domínguez lo enchufó en Telecinco luego de una cena tal como confesaba en 'Jot Down':
“Le conocí en torno a 1998, en una cena. La recuerdo porque fue la primera vez que alguien me habló de internet como herramienta para buscar y completar información. Me pareció fascinante y le pedí que se incorporara al informativo de la noche en Telecinco, que yo dirigía y presentaba, y creamos una sección que se llamaba El Navegante”.
Escolar -como siempre reconoce culposamente- todavía no había acabado la carrera, pero ya tenía una sección propia sobre Internet en un programa de televisión con audiencia. Esto, junto a los limitados bolos de su efímero grupo Meteosat, era todavía poco éxito para alguien cuya ambición, según los que le conocieron, era ilimitada. El azar, más bien las guerras entre José Luis Rodríguez Zapatero y Juan Luis Cebrián, serían su oportunidad.
La creación del citado 'Público', una dádiva en papel regada de publicidad institucional dentro de “un grupo mediático de cabecera de Zapatero” (de nuevo, Carnicero), tuvo como extraño director a este bloguero ¿Su experiencia? Colaboraciones sueltas, bastante escasas, en la prensa de tendencias y también una subdirección de 'La Voz de Almería'. Apenas dos años duró en este 'Público' antes de ser purgado con la crueldad habitual por Jaume Roures, que además aplicó un ERE donde centenares de periodistas -recuerda Pere Rusiñol- quedaron en la calle.
Escolar, más cínico, decidió evitar el pleito y montar su propia cabecera a través de crowdfunding con su guardia de corps en 'Público'. Sería 'eldiario.es'; fenómeno mucho más comunitario, menos vertical, aun en competencia de su vieja cabecera. Con visitas similares entre los dos periódicos, apenas millón arriba o debajo de usuarios únicos, estos jornales sobreviven apenas como portavoces de una 'alt left' que no dejó de ser un invento de laboratorio urdido por Miguel Barroso y Miguel Contreras. Sortilegio que, con la victoria del PP y Vox, está a punto de dejar de tener efecto, si es que alguna vez lo tuvo.
Los Escolar, a la altura de 2023, son el equivalente a la familia Campos en hipertexto
El círculo, a pesar de todo, tenía que cerrarse: quizá buscando público juvenil, un lozano Arsenio Escolar tendría su puesto en 'eldiario.es' luego de su escasa suerte laboral en la vejez. Poca simpatía podría tener alguien cuyo blog era de una soberbia delirante, 'Pinocho'” llegó a llamar a 'El Mundo' y 'El País', y cuyo nombre estaría ligado de por vida a su catastrófica gestión de 20 minutos. Sus artículos apenas se citan en Twitter, pero él tiene ya su cargo debido en un bonito caso de nepotismo inverso.
Triste madurez para alguien como Nacho Escolar, aquel que se llegó a creer el Ortega y Gasset blogger pidiendo la III República en tiempos del 15M, y que prometió jamás trabajar con su padre. Los Escolar, a la altura de 2023, son el equivalente a la familia Campos en hipertexto. Incluso, se rumoreó en los mentideros madrileños que Escolar hijo pretendía comprar un ático en el centro: solo le faltaría un 'reality', en lugar de Alaska & Mario algo como Nacho & Arsenio, que le viera pasear por el Espolón de Burgos comiendo un “Chevalier”.
¿Quién será el Vidal-Folch que inmortalice a estos “turistas del ideal” ahora que sus vacaciones proletarias finalizan? ¿Podría ser alguien parecido a la joven Fallarás que se reía del activismo de izquierdas?
El evangelio según Cristina Fallarás
A inicios de los años 2000 existió un boom de la crónica periodística femenina gracias a autoras notables de origen latinoché como Leila Guerrero o Gabriela Wiener. Con su epicentro en Barcelona, contaminó el periodismo de literatura y se pretendió suplir los siempre necesarios datos con metáforas de las nimiedades más absurdas (el gato que se pierde en la foresta, el aroma de un suéter de un ex maltratador o el habitual delirio sobre la memoria familiar con la imprescindible caja de música -¡el recurso más viejo del mundo!-).
Todas ellas bajo el amparo de unos todavía boyantes medios barceloneses, muy detrás en fama y talento respecto a las citadas se encontraba Cristina Fallarás (Zaragoza, 1968). Su reducida gloria era solo un diccionario heterodoxo de Cataluña prologado por el ineludible Vázquez Montalbán, cuyo Carvarlho todavía hacía “suspirar” a una ya madura Fallarás (ni Eric Hobsbawm, ni su versión pedestre Ignacio Ramonet eran víctimas de sus “suspiros”).
Fue, a pesar de esto, una escritora tardía en novela y era más conocida por ser redactora jefa de ese oxímoron que fue la edición catalana de 'El Mundo'. Sus únicos textos con visitas eran perfiles de personajes más ocurrentes que divertidos, otra vez la 'marujatorresxplotation', y cuyo tono general era de un cinismo desmedido. En ese sentido, es divertido también otear el archivo del diario 'ADN', del que fue alto cargo, para comprobar la frivolidad de su blog. Así, recomendaba a sus lectores que “no les prestara atención” a los políticos, ya que “no les importan las mismas cosas” que a la gente común.
¿Qué pasó con esa chica frívola, de aquella que se presentaba en la entrevista para codirigir Factual con Arcadi Espada con uñas de “rojo puta”? (en 2020 diría que este periodista “eructa basura”) ¿Cómo se convirtió en el muñeco de paja cobriza, he ahí una buena metáfora Fallarás, del peronismo surgido del 15M? Sucedió, claro, la crisis económica y también el cierre sucesivo de todos los medios por los que ella co-dirigió: 'ADN' (2011) o 'Factual' (2010). En el drama desacomplejado de su desahucio (que vendió con todo lujo de detalles en Twitter no se sabe si como promoción estudiada o reacción desesperada) muchos se sorprendieron con el giro activista de esa gran frívola que era Fallarás y de cuyo culto a Baco nos da cuenta una literata moral como Zoé Valdés.
Tenemos una fuente para contrarrestar el artificio eterno de esta escritora, es inmoral llamarla periodista, y es su ex pareja Raúl Argemí. Este novelista de 'noir' había militado en Montoneros, venía de un entorno obrero y se sorprendió al ver como Fallarás podía pasar como víctima tan fácilmente:
“Cristina Fallarás es una fabuladora que cree en sus fabulaciones. Tal vez ser escritor justifique ese detalle, que sea como los malos actores, que no saben dónde termina su piel o su culo y dónde comienza Hamlet, o en este caso Ofelia (…) Sólo en un país de derecha como España se la puede suponer 'roja', lo que en Argentina llamaríamos 'zurda'. Es una señora pija –cheta- que llora por haber perdido privilegios que suponía naturales…”
Las acusaciones de Argemí sobre los niños, más mezquinas, no merece la pena citarlas, pero sí es oportuno el odio de clase a una persona que había pasado “desde los dos años a los dieciocho, estuve en colegios de monjas y curas”. Ese mundo burgués y cristiano de Zaragoza, entre faldas de cuadros y caramelos gigantes del Pilar, es el que olvida en Honrarás a tu padre y a tu madre (Anagrama, 2018) donde se omiten decorosamente los familiares franquistas para mitologizar al abuelo republicano.
Esta feminista tardía, también, se haría perdonar por activistas con solera como Lucía Etxebarria o Lidia Falcón a través de su delirante El evangelio según María Magdalena (Penguin Random House, 2021). En este testimonio sobre la meretriz bíblica, Fallarás disparata haciéndola hablar “sobre territorio” como si hubiera podido leer en tablillas arameas a los filósofos Gilles Deleuze y Felix Guattari:
“Cerca de diez años ya en esta ciudad y ni siquiera he asumido el territorio. Sería más correcto admitir que el territorio, la actividad enloquecida de Éfeso, no me ha asumido a mí. No tiene a estas alturas demasiada importancia. Al fin me dispongo a dejar por escrito todo lo vivido”.
Todos estos libros, que apenas tuvieron premios o menciones elogiosas fuera de la prensa de partido, eran simplemente proclamas para que se aceptara a la casquivana filistea en la sinagoga, otra metáfora para ti Fallarás, de los condenados al futuro que dirigía Pablo Iglesias. El propio Argemí en su novela A tumba abierta, radiografía la mercadería muy pensada de esta autor a través de su trasunto literario Adela, la cual “comenzó a moverse mucho en Facebook (…), ya que tarde o temprano tendría otra vez un trabajo bien pagado”.
¿Qué mejor forma de “mantener la presencia” que convirtiéndose en activista de todo lo habido y por haber? Solo le faltó apoyar la independencia de Cataluña, aunque lo tenía difícil, habiendo estado vinculada al grupo de Espada: Gerona no paga a traidores. En cualquier juicio, probablemente no hubo escritora que utilizara más la justa movilización del 15M para su propio beneficio. Se convirtió, así, en una Pipi Calzaslargas madura -trajes coloridos incluidos- y no hubo debate televisivo donde no apareciera.
Fue alguien mucho más honesto, el periodista Jordi Pérez Colomé -que conocía bien a Fallarás- el que reconstruyó un diálogo entre el periodista Antonio Baños y la zaragozana. El primero a inicios del año 2000 le dijo: “Cristina, se ha acabado la frivolidad”. Fallarás lo entendió doce años tarde, un desahucio mediante, para acabar siendo el Paco Marhuenda de la Podemia. Del desahucio de la periodista zaragozana a la firma de la hipoteca en Galapagar están las únicas letras que deberían interesar a un viejo marxista: las de cambio.
Sin líder no hay esclavos
Hemos visto dos casos, dos paradigmas, que se entregaron cuál juramentados a la izquierda surgida del 15M y cuya marcha finalizó este 23 de julio. Nos faltaba aún el gran síntoma, algo que indicara el miedo, el horror, a perder el favor estatal progre y sus emolumentos: nos lo daría, no podía ser otra, Lucía Lijtmaer; aquella que llevaba cafés a Joana Bonet mientras Ana Iris Simón doblaba jerséis en el H&M. Fue en 'El País', el pasado 27 de junio, donde ejerció su retórica de Marianne cuqui clamando contra “la amenaza del fascismo”. Su realidad era más pedestre: en un tweet el día antes ironizó con no poco pavor sobre “a quién invitarían” a dar charlas o conferencias, las nuevas autoridades conservadoras.
No, ya no podría tener un Darth Vader estatal, esta princesa sin boca de fresa cuya clave de oro había sido ser comisaria cultural, gran término soviético, en La Casa Encendida. Por primera vez su máscara, agrietada ya con la visita de Pedro Sánchez a Deforme Semanal, caía al suelo y se resquebrajaba en mil pedazos. En una referencia que ella, tan educada en cultura pop, le encantaría su tuit se asemejaba a Rick Deckard a punto de despeñarse por la cornisa de la historia. Incluso la frase del replicante definía bien tanto a ella como a Escolar y Fallarás: “Es toda una experiencia vivir con miedo, ¿verdad? Eso es lo que significa ser esclavo”.
Ansurez
Toda esta gente sale de un exceso de estado del bienestar mal entendido,cuando tienes todo resuelto te dedicas hacer estupideces y estos niños pijos que recuerdan la gauche divine de antaño,la auténtica demostración de nuestra decadencia y en breve del fin de Europa tal y como la idealizamos
tiritando
Gran viñeta de Chumy Chumez, para ilustrar el artículo. Pero nunca olvidaré la viñeta que tenía mi padre recortada de un periodico y pegada en la puerta de su despacho. La viñeta nos muestra a Adan y Eva tras comerse la manzana, tapándose las partes y la serpiente por el suelo. Junto a ellos, Dios. Quien expulsandoles del paraiso y lanza su mayor amenaza que todavía sufrimos. Dice: "Y habrán políticos" Cuanta sabiduría en una sola viñeta. Grande Chumy Chumez.
José
¿Desinflamar? ¿Quiere Vd decir ceder a todos los chantajes de los nacionalistas, repartiendo cargos y dinero de los demás, eliminando delitos y perdonando penas? Así desinflama cualquiera. Y así seguirá desinflamando el PSOE, a costa del resto de españoles y del resto de regiones de España, más pacíficas y leales por naturaleza.
José
¿
riodanubio
Excelente. Le felicito.
joluisma
Y el bocata que no sea de "chorizo"