La taquilla española está escuálida pero en la última parte del año llegan refuerzos para tratar de compensar las pérdidas. Uno de esos estímulos es la comedia La familia perfecta, título que dirige Arantxa Echevarría (Carmen y Lola, 2018) y que protagonizan, entre otros, Belén Rueda, José Coronado, Gonzalo Castro y Carolina Yuste.
Belén Rueda y el resto del equipo ha presentado en Madrid esta disparatada comedia de enredos, en la que dos familias opuestas económica y socialmente escuchan la buena noticia de sus respectivos hijos: una boda que promete unirlos -para su desgracia- o separarlos del todo. La actriz Belén Rueda ha charlado con Vozpópuli sobre esta cinta, sobre su carrera y sobre el estado de su profesión en la actualidad.
Pregunta: Esta es una comedia, pero un retrato de una mujer que dedicada a su familia y que ha dejado en segundo plano su vida profesional. Hay muchas mujeres que se sentirán identificadas.
Respuesta: Lo que hemos querido hacer con Lucía es mostrar que ha sido una elección de vida de ella. No queríamos que en el punto de inflexión de la historia haya un reproche hacia su hijo o su marido, sino una opción. Queríamos mostrar que nunca es tarde, que uno se puede reinventar aunque uno tenga unos años en los que parezca que no se puede reinsertar en el mundo laboral.
P: ¿Notas que existe una mayor apertura a historias de mujeres maduras, o simplemente que más allá de los 40?
R: Claramente sí. Se han ido rompiendo muchas barreras y es posible que no solo de cara al público, como actrices, sino que hay más directoras y guionistas. Aunque he trabajado con directores que llegaban con un guion escrito por hombres y que contaban muy bien las historias de mujeres porque querían contarlas. Lo que hay es unas ganas de contar las historias también a través de los personajes femeninos.
He vivido varias caídas de etiquetas y de muros: si eres de televisión no puedes hacer cine; si cumples 40 años ya no tienes ningún trabajo; o si eres madre no se puede combinar", ha señalado Belén Rueda
P: Debutaste en el cine tarde y por la puerta grande con Alejandro Amenábar en Mar adentro (2004). ¿En algún momento notaste cierto estigma por proceder de la televisión?
R: He vivido varias caídas de etiquetas y de muros: si eres de televisión no puedes hacer cine; si cumples 40 años ya no tienes ningún trabajo; si eres madre no se puede combinar. Se puede hacer todo y nuestros hijos lo agradecen también porque se dan cuenta de que pueden desarrollarse también personalmente como madres o padres y laboralmente.
P: Precisamente, y en cuanto a las etiquetas, Aitana Sánchez-Gijón confesó hace unos meses durante la promoción de Madres paralelas que a partir de una edad había quedado olvidada en el cine. ¿Te sientes afortunada respecto a otras actrices que han dejado de trabajar cuando han cumplido cierta edad?
R: Me siento muy afortunada, pero es cierto que hay un momento en el que pasas a un estado en el que piensas que ya tienes un recorrido como experiencia y apetece hacer algo que guste. Ella está produciendo algunas de las obras de teatro que está haciendo. También pasas a ese lado, que ocurre en el cine de Hollywood, en el que las actrices se han convertido en productoras para hacer las historias que quieren y en las que salen ellas. Ellas cobran mucho más y tienen más dinero para hacerlo, pero hay que quitar la etiqueta de que una mujer es sola actriz.
P: Desde que San Sebastián anunció que prescindía de la separación por género en los premios a la interpretación, es una pregunta que se repite. ¿Crees que invisibiliza a las mujeres?
R: Todavía no estamos preparados para que esté dentro de la misma categoría. No se debería hacer porque todavía no hay igualdad en ese sentido. Aitana Sánchez-Gijón lleva muchísimo tiempo sin trabajar y nadie se lo explica.
Cada acierto en tu vida o cada equivocación te enseña bastante, y hay determinados errores que te enseñan más que los aciertos", afirma la actriz
P: Ahora que cuentas con una trayectoria larga, tanto en cine como en televisión, ¿qué consejos darías respecto a la carrera o qué habrías hecho de otra manera?
R: Somos el resultado de lo que hemos vivido. Cada acierto en tu vida o cada equivocación te enseña bastante, y hay determinados errores que te enseñan más que los aciertos, porque los aciertos en nuestra profesión van unidos a tantos halagos que eso ciega un poco y no te deja ver por qué eso está bien. Sobre todo es trabajo, trabajo y mucho trabajo. Da igual que tengas mucha experiencia, no hay que bajar la guardia.
P: Recientemente has recibido un premio honorífico en el Festival de Sitges. ¿Te asusta, a pesar de que no esté relacionado con la edad? A partir de El orfanato has hecho bastante cine de género. ¿Eres espectadora o lo evitas?
R: Antes de hacer El orfanato lo sufría, pero desde entonces soy una fan absoluta. Con el premio honorífico tenía mi duda, parecía que tenía un punto de miedo, como si me fueran a aparcar. Pero me encanta este festival porque realmente, tanto los directores y guionistas son cinéfilos al cien por cien. Lo bueno que tiene es que siempre hay alguien que después, al cabo de los años, sigue ahí.