La cineasta Claire Denis cuenta con una vasta trayectoria cinematográfica que arrancó a finales de los años 80 y que ha encontrado en los últimos años el reconocimiento de los grandes festivales de cine. Su reciente película, el thriller Stars at noon, participó en la pasada edición del Festival de Cannes y con Fuego, un drama en torno a un triángulo amoroso, ganó el Oso de Plata en la Berlinale y se presentó recientemente en el Festival de San Sebastián, donde su protagonista femenina, Juliette Binoche, recogió el Premio Donostia. Ahora, este filme, con el que la realizadora francesa explora el deseo y las contradicciones de los sentimientos, llega este viernes a los cines españoles.
La infidelidad, los impulsos, la cara más irracional del amor y, en definitiva, la pasión, son los elementos en torno a los cuales gravita esta historia, en la que Sara (Binoche) y Jean (Vincent Lindon) encarnan a una pareja feliz. El mejor amigo de él, François, a la vez expareja de ella, reaparece en sus vidas y hace tambalear los cimientos de una relación aparentemente estable. Las tensiones que se producen entre el deseo y los afectos se convierten en el hilo conductor de un melodrama en el que ambos actores protagonistas brillan.
Claire Denis habla de amor y de deseo, pero también entra en juego otro sentimiento un tanto salvaje al que la protagonista de su película se rinde: una "forma de curiosidad" y una "intriga" que despierta en ella las ganas inevitables por verle, tal y como la propia directora señaló en un encuentro con varios medios, entre ellos Vozpópuli, durante la pasada edición del festival donostiarra. Denis, por tanto, huye de frases como aquella canción en la que Jacques Brel compara el amor con el "volcán dormido que se despierta".
Cuando haces mucho el amor la vida es más agradable, es lo único que sé", afirma Claire Denis
Preguntada acerca de cómo el deseo y el amor pueden convertirse en el sentimiento más difícil de controlar, desde la perspectiva de esta cineasta, Claire Denis asegura no saber la respuesta pero accede a contestar desde una postura "muy vulgar". "Sé que cuando eres muy feliz en el amor y haces mucho el amor la vida es más agradable, es lo único que sé. Y cuando haces menos el amor, cuando te privas de placer, la vida no es tan divertida, es mucho menos agradable", afirma.
Del mismo modo, respecto a la fidelidad, la directora de High Life (2018) o Un sol interior (2017) está convencida de que uno puede ser capaz de mentir "siendo fiel", incluso a pesar de "dormir en la misma cama". "Puedes engañar a alguien siendo fiel. El deseo es muy extraño, por suerte", recalca la cineasta.
Claire Denis y el reconocimiento tardío
A sus 76 años, Claire Denis no ve inconvenientes en el hecho de que ahora, tras más de treinta años de carrera, haya llegado el reconocimiento por parte de los grandes festivales porque, según explica, en sus comienzos no le interesaba aquella atención, sino que lo importante era que hubiera "productores dispuestos a producir" sus películas, al tiempo que trataba de confeccionar películas "no muy caras" para tratar de "no arruinar" a quienes las financiaban.
"El reconocimiento es un plus, no es una meta para mí. Si sueñas con el reconocimiento, la vida se vuelve muy dura. Es más fácil intentar hacer una película, con eso ya basta como dificultad", opina Claire Denis, quien al mismo tiempo huye del adjetivo "radical" con el que algunos describen su trabajo porque, a su juicio, "la radicalidad puede ser una torpeza a veces".
Si sueñas con el reconocimiento, la vida se vuelve muy dura", opina la cineasta
Cuando Claire Denis comenzó a rodar películas el panorama cinematográfico contaba con menos mujeres que en la actualidad. "No solo el cine, incluso hay mujeres que pilotan aviones y eso es mucho más peligroso", bromea la directora, que achaca esta ausencia a la "forma masculina de ver el arte y la creación" que ha mantenido a las mujeres "siempre en el sótano". "Pueden escribir poemas, pintar, hacer películas, pero el arte es algo que pide una dimensión espiritual que las pobres mujeres con sus cuerpos, hechos para tener niños, no podrán aguantar", afirma irónica.
Lejos de reprimir su impulso creativo, aquel panorama le dio "fuerzas" para rodar. "Yo sabía que el mundo me miraba desde arriba, y me parece que era muy agradable para mí, porque podía estar más tranquila haciendo películas, con menos presión", subraya.
A Claire Denis tampoco le interesa demasiado responder acerca de lo infrarrepresentada que está la mujer madura en el cine y, en concreto, el deseo femenino a partir de cierta edad, algo con lo que su película parece navegar en dirección opuesta a la mayor parte de las producciones. Para la directora, son "preguntas extrañas" que le sorprenden porque, en el caso de Fuego, la actriz protagonista -Juliette Binoche- no es, en su opinión, "una mujer madura". "La conocí joven, a los 30 años, la conozco hoy y es muy deseable, y por qué no iba a desear ella. El deseo de las mujeres siempre existió, después de todo el pecado era el deseo de las mujeres, mientras que para los hombres el deseo era la ley", afirma.