Cultura

Cuando hasta la industria del porno reniega de sí misma: incesto, abusos, decrepitud y fetichismo de heces

La industria ha cambiado sus estándares debido a la irrupción de internet y el consumo rápido de vídeos cortos bajo demanda

  • Representación de un usuario consumiendo pornografía -

A mí me lo han contado, pero relatan los que vivieron aquella época que en los 80 la pornografía que llegaba a España después de 36 años de dictadura, era de una fotografía cuidada y una luz con un propósito. Si las revistas se maquetaban con mimo, lo mismo cabe decirse del cine de este género, que enmarcaba todas las relaciones sexuales que se mostraban en la cinta dentro de un mismo contexto temático, con una creatividad que difícilmente puede compararse con las producciones actuales. Y aunque la finalidad era encontrar la excitación, dicen las fuentes consultadas, no se renegaba del arte. Era el apogeo del guion y de la interpretación, vaya.

En la actualidad, sin embargo, las publicaciones pornográficas en papel han pasado a un lugar casi anecdótico, al tiempo que el vídeo se ha hecho casi con el monopolio de este sector. Clips cortos, en ocasiones de menos de cinco minutos, que muestran escenas impactantes de sexo extremo, “olvidando” el proceso artístico. Ya no hay recorrido de los personajes a lo largo de la cinta, se acabó el arco de crecimiento, y se pasa por alto la seducción y el romanticismo que algunos añoran. Esto último tampoco le consta a un servidor, pero aseguran que así es.

Al realizar una investigación sobre el fenómeno, uno se encuentra que los primeros resultados que arroja la búsqueda de la palabra pornografía dirige a páginas que ofrecen el género de forma gratuita. El título del segundo vídeo que se ha mostrado está semana cuando se ha efectuado la búsqueda en la redacción de este medio es de absoluto terror y lo obviaremos por respeto al lector, pero para que se hagan un idea: Se trataba de sexo “con una hermana pequeña” cuando esta se encuentra dormida. El título es aún más explícito y desagradable.

El porno gratuito online ha llevado a la degradación más extrema de los consumidores. Incesto, abusos, decrepitud y cropopfilia -fetichismo de heches-. Temáticas que hacen que hasta los propios actores, directores y productores -a veces son todos la misma persona- renieguen de en lo que hoy se han convertido las principales webs que lideran el consumo de estos productos.

“La gente joven ya no se besa cuando hace el amor”, ha dicho en decenas de entrevistas el actor porno español más exitoso de la historia, Nacho Vidal -también director y productor- explicando que es una práctica que se está perdiendo por culpa de la pornografía online. “Yo no podía fingir una violación, atar a una chica a un palo o tener relaciones con una chica que estuviera diciendo que no, porque estaba prohibido”, asegurada a Uri Sabat.

“Hola, mi amor. ¿Cómo estás? ¿Estás viendo porno solo? ¿En serio?”

La pornografía lleva a más pornografía. Curiosamente, las webs más visitadas contienen anuncios de otras menos conocidas. “Hola, mi amor. ¿Cómo estás? ¿Estás viendo porno solo? ¿En serio?”, decía uno de los anuncios que se les aparecía a los usuarios más habituales de las principales páginas porno del momento. Era una cuestión de cookies, solo se les aparecía a los más adictos al porno.

"El porno, sin ser la única causa, ayuda a normalizar la violencia y a confundir placer y violencia", asegura el director de la Dale una vuelta a Vozpópuli, Jorge Gutiérrez. Esta ONG lucha contra la adicción a la pornografía y, en general, el sexo mal entendido, el cual puede tornarse en violencia de género "por culpa del consumo de pornografía", aseguran.

"El estándar de satisfacción en el porno es siempre mucho más alto, exagerado y por tanto irreal", comenta el psicólogo Jorge Gutiérrez. "Si tu cerebro se acostumbra a esas imágenes, cualquier relación en la vida real parecerá inferior a los contenidos sexuales variados y “perfectos” mostrados en la pornografía", recuerda. Los menores que consumen 'porno' tienden a banalizar las relaciones íntimas y ven "el sexo como producto de consumo, sin un particular interés hacia el factor humano y relacional" puntualiza Gutiérrez.

De acuerdo con un artículo de The Economist, solo el 0,001% del mercado es lo que representa el porno ético. "Yo le hago la pregunta a todo el mundo", aseguraba el actor porno Nacho Vidal: "¿Os queréis follar a vuestra abuela? ¿Os queréis follar a vuestra madre? ¿Os queréis follar a vuestra step sister? ¿Os queréis follar a vuestra hermana? ¿Y entonces por qué coño la gente ve ese tipo de pornografía?", se llevaba las manos a la cabeza en un podcast de Uri Sabat al hablar de las salvajadas que se encuentran hoy en una web porno.

Sin embargo, como señala el profesor de la Universidad de Barcelona Alejandro Turienzo, Wright, Tokunaga y Kraus advierten de que es "desacertado" distinguir únicamente "entre pornografía violenta y pornografía no violenta": lo más correcto sería clasificar en "explícitamente violenta", donde hay tirones de pelo, bofetadas, ahogamientos y actos sexuales no consentidos —como mujeres dormidas—, la que "cosifica y degrada a las mujeres por reproducir el esquema dominación-sumisión", en los que la mujer se usa a meced para encontrrar el orgasmo del varón, y la que "ni es violenta ni tampoco cosifica a las mujeres" donde el consentimiento y el placer son recíprocos.

En su artículo "Pornografía y daño a menores", Turienzo señala que en un estudio de Shor y Sheida se analizaron un total de 409 vídeos pornográficos de la web PornHub —según indican, una de las más visitadas—. Haciendo una búsqueda aleatoria, de 76 vídeos, "en un 36,8% de las escenas se mostraba una agresión visible".

Resalta el autor "que en la pornografía es infrecuente que la mujer responda negativamente ante los actos violentos", lo cual los adultos pueden entender con facilidad como una actitud fingida, pero que no es el caso de los menores. Esto conduce a otro estudio, realizado por las universidades de Illes Ballears y Santiago de compostela afirma que el 90% de los hombres universitarios cree que el porno es fiel a la sexualidad real. La publicación, 'Pornografía y educación afectivosexual' (Editorial Octaedro), también revela que el 11% de las mujeres dice haber sido víctima violencia en alguna relación sexual, ahondando en las consecuencias de este dato.

Franco fue el primer director de largometrajes porno en España

Antes de la dictadura de Francisco Franco, en España hubo filmaciones pornográficas. Lo asegura el investigador Román Gubern, que cita al rey Alfonso XIII como promotor de estos rodajes. Al igual que todo lo anterior, es posible que a usted esto también le pille de nuevas. Según relata, las películas en cuestión las encargaba el Conde de Romanones en nombre del monarca, “que era un gran aficionado al género y al erotismo en general”. Los títulos de la época, no contaban con fastuosas rimas, al contrario que el título del Conde, que se prestaba a ello de una forma muy propicia para liderar la industria de este género en nuestro país. La productora barcelonesa Royal Films, responsable de estos proyectos, lanzó tres cortometrajes que han sido restaurados posteriormente por la Generalitat Valenciana: El confesor, El ministro y Consultorio de señoras, dirigidas por los hermanos  Ricardo y Ramón de Baños.

Varias fuentes señalan a Jesús Franco como el primer director de un largometraje de este género en España, con Lilian, la virgen pervertida (1984) y otras diez cintas posteriores.

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