Cultura empieza un proyecto piloto para llevar a los niños al cine en horario escolar siguiendo el modelo francés

El Ministerio de Cultura, de la mano del Instituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), planea empezar este año un programa piloto con el que quiere llevar a los niños al cine en horario escolar. Así lo confirmaba Ernest Urtasun el pasado martes 3 de septiembre en una entrevista en TVE. El objetivo de la propuesta es crear una cultura cinéfila entre los más pequeños y "llenar las salas por la mañana, en una franja horaria en la que no tienen uso para revitalizar".

La iniciativa de Cultura pretende estar "plenamente operativa" para el próxima curso y está inspirada en el programa francés 'École et cinema' con el que los niños van una vez al trimestre a ver una película, en funcionamiento desde 1994. Y, aunque también hay otros países -como Finlandia o Alemania- con este tipo de iniciativas, hay quienes cuestionan su aspecto educativo, debido a que el cine es considerado ocio.

Este tipo de propuesta ya se ha llevado a cabo en la Comunidad de Madrid con su Festival de Cine Educativo -Educacine-. En su pasada y décima edición llegaron a participar 3.000 alumnos, profesores y padres de Educación Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional. A pesar de ser visto como entretenimiento, hay expertos que afirman que las películas pueden servir como herramienta pedagógica, ya que pueden ayudar a entender cómo eran y qué pasó en otras épocas de la historia. De hecho, hay profesores que para explicar alguna lección se apoyan en alguna cinta.

"El cine nos enseña la realidad de una forma diferente", expresa Jesús Ramé, Dr. en Filosofía y profesor de Comunicación Audiovisual en la Universidad Rey Juan Carlos en su texto '"El cine siempre educa": el séptimo arte como herramienta pedagógica'. El filósofo explica que las películas "reflejan los conocimientos a los que ha llegado el ser humano": descubre al espectador mundos desconocidos, se presenta .como modelo de comportamiento y "nos ayuda a ver el mundo con una sensibilidad nueva". "El cine, por lo tanto, educa", afirma.

Ramé comenta en su texto que "esta educación" suele introducirse en las instituciones pedagógicas "de manera muy planificada", al contrario que el cine fuera de las escuelas. Defiende que hay que "introducirlo desde una postura alfabetizadora" y entenderlo como "una herramienta cotidiana de aprendizaje" y no "un mero objeto de consumo". Asimismo, recalca la importancia en la elección de películas.

Por otra parte, desde la Universidad Isabel I afirman que ayuda a estimular la creatividad e imaginación de los más pequeños. Las películas les presentan tramas y personajes con historias asombrosas que "despiertan su curiosidad y los motiva a explorar nuevas ideas y perspectivas". Además, el séptimo arte puede ayudar a los estudiantes a desarrollar pensamiento crítico con temas de relevancia y fomenta la empatía.

Otros programas educativos de cine en el mundo

Urtasun comentó en su entrevista con TVE que se habían inspirado en diferentes programas llevados a cabo en distintos países europeos. En el caso del mencionado modelo francés, actualmente está pensado para alumnos entre cinco y nueve años y se calcula que cerca de dos millones de niño acuden mínimo tres veces al cine por curso. Las sesiones son a tres euros y, además de ver la película, se realizan trabajos relacionados con el visionado.

Irlanda, por su parte, cuenta con el 'Light House Cinema' de Dublín y su programa anual. Está destinado para alumnos de todos los grados de educación primaria y secundaria y se seleccionan títulos relacionados con el plan de estudios irlandés, en lenguas extranjeras y culturalmente relevantes. Aquí la entrada tiene un coste inferior a los cuatro euros.

En Alemania se celebran las Semanas Nacionales de Cine Escolar de Vision Kino en dieciséis estados federados y funcionan como una asociación. Alrededor de 900.000 niños visitan las salas de proyección en horario estudiantil. La iniciativa es financiada entre el país, la industria y una pequeña aportación que paga cada alumno. Reino Unido, Dinamarca y Finlandia también cuentan con sus propios programas de cine educativo.