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Pero una vez más, este pasado 2014 no ha sido nada malo para los grandes dinosaurios del rock’n’roll, que año a año se empeñan en demostrar que para ellos no existen edades. Led Zeppelin, sin unirse, continúan publicando la remasterización de sus discos dirigida por el guitarrista Jimmy Page, económicamente sufrido estímulo para el coleccionista. Pink Floyd han vuelto por donde solían, tanto disco nuevo, The Endless River, aunque sacado de sesiones antiguas, como reyertas internas, aunque sean verbales, entre sus miembros actuales o históricos.
AC/DC han dado la nota agridulce, pues la publicación de su nuevo disco Rock or Bust y el anuncio de gira multitudinaria se ha visto ensombrecida por la retirada de uno de los históricos guitarristas de la banda, Malcolm Young, aquejado de demencia. Aunque entre los clásicos, las mayores alabanzas deberán centrarse en Bob Dylan y la publicación definitiva de sus Basement Tapes, aquellas Cintas del Sótano que grabara junto a The Band en 1967 y fuente de una de las mayores leyendas de la historia del rock.
Desgraciadamente, también hemos tenido que decir adiós a grandes músicos que al menos nos legan el mayor de los tesoros, su música. No se podrá olvidar, entre otros, a una leyenda como Paco de Lucía y la maestría de su guitarra, dos clásicos nacidos como artistas en los años 60, como eran Alfonso Sainz de Los Pekenikes y Antonio Morales ‘Junior’, también de Los Pekenikes, de Los Brincos, del dúo con Juan Pardo o en solitario, y cómo no, uno de los creadores de todo un género, Peret y la rumba catalana.
Y en el apartado internacional, aún a fuerza de ser injustos, al menos se recordará al último Ramone fundador vivo, Tommy Ramone, un monstruo del soul como Bobby Womack, un genio de la composición de canciones como Gerry Goffin, uno de los pioneros, Phil Everly, un profesor albino de la guitarra blues, Johnny Winter, y uno de los iconos de la historia del folk más comprometido, Pete Seeger. Y con la triste noticia de estas navidades del fallecimiento de Joe Cocker y su voz aguardentosa.
La nómina de los mejores discos siempre será amplia, diversa, divergente entre los gustos de unos y otros y siempre, siempre, polémica. Si uno habla de rock, podrá hacerlo de Lucinda Williams y Down where the spirit meets the bone, Tom Petty y Hypnotic Eye o Leonard Cohen y Popular Problems. Si se habla de sonidos más enérgicos, cómo olvidar a Ty Segall y Manipulator, Reigning Sound y Shattered o The Men y Tomorrow’s Hits.
Si hablamos de grupos con mayores tentáculos sobre la actualidad, en casi todas las listas aparecen The War On Drugs y Lost in the dream, Future Islands y Singles, Beck y su Morning Phase o Sun Kil Moon y su disco Benji.
Y si hablamos de discos nacionales, nombres como Arizona Baby y Secret Fires, Nacho Vegas y Resituación o el disco que han grabado conjuntamente Silvia Pérez Cruz y Raül Fernández, más conocido como Refree, de nombre Granada, estarán en boca de todos.
El punto final entre curioso y grotesco a la historia musical del año en España pudiera ponerlo el famoso ataque de pánico escénico sufrido hace unos días en directo por Joaquín Sabina. A su edad y con su experiencia, da fácil y comprensible juego a la crítica más ácida.