El próximo 31 de diciembre de 2015 el Estado de Baviera perderá los derechos de autor sobre Mi lucha, la autobiografía de Adolf Hitler prohibida durante 70 años en Alemania. El Gobierno de Baviera, de acuerdo con el Gobierno Federal de Alemania, ha prohibido por décadas ninguna copia o impresión del libro en Alemania. En ocasión del fin en la posesión de esos derechos, Mein Kampf vuelve a las librerías, esta vez en una edición con un estudio a cargo del historiador y periodista Sven Felix Kellerhoff y que será publicada por el sello crítica el 19 de enero de 2016.
Mezcla su autobiografía imaginaria y programa político, Mi lucha es analizada por Sven Felix Kellerhoff con el objetivo de desmentir muchas inexactitudes
Mezcla su autobiografía imaginaria y programa político, Mi lucha es analizada por Sven Felix Kellerhoff con el objetivo de esclarecer la forma en que fue escrito y la veracidad de lo que plasmó el líder Nazi en páginas. Hitler comenzó a escribir el libro en la prisión de Landsberg, en el verano de 1924, después de haber sido condenado a cinco años de prisión por haber planificado y ejecutado el fallido Golpe de Múnich. Se publicó justo un año después, el 18 de julio de 1925.
En su trabajo de investigación, Sven Felix Kellerhoff confronta tesis que van desde la veracidad del contenido que Hilter aportó hasta la fecha y la forma exacta en que pudo llegar a escribir el libro. ¿Fue acaso manuscrito? ¿Lo dictó? En su exposición, el historiador desmiente la versión según la cual el libro fue un superventas. Al contrario. A pesar de que los nazis aseguraron que se habían vendido más de 30.000 ejemplares, la verdad es que el libro se vendió lentamente y las ventas cayeron en los siguientes años hasta la llegada de la Gran Depresión, cuando el movimiento nazi tuvo un auge del interés y, por supuesto, de las ventas del libro de su principal ideólogo.
Sven Felix Kellerhoff propone la posible existencia de muchas más ediciones que las tres normalmente referidas -la de 1924, otra en 1928 y una en 1930- y pone sobre el tapete evidencias sobre la reescritura del libro en cada una de sus nuevas reimpresiones. Según el historiador, se imprimieron unos doce millones de ejemplares que hicieron al Führer millonario, a costa de evadir los impuestos. Es decir, Mein Kampf no sólo fue un instrumento de propaganda sino además una fuente de lucro.
Según el historiador, se imprimieron unos doce millones de ejemplares que hicieron al Führer millonario
Fuera de Alemania siempre pudo leerse
Hitler fue, sin duda, uno de los dictadores más sanguinarios del siglo XX. Sin embargo su figura despierta interés en casi todos los círculos: académico, divulgativo, histórico, periodístico. Contrario a la política de prohibición del Estado de Baviera, Sven Felix Kellerhoff asegura que si hay un texto que debe conocerse y estudiarse es Mi lucha, justamente para prevenir la mitificación de un manuscrito que es a la vez ideario político y exaltación del líder.
En cualquier país del mundo es posible conseguir un ejemplar de Mi Lucha. En el Reino Unido estaba a disposición de cualquiera una edición del libro por tan sólo 99 centavos. Y fue justamente esa edición la que hace dos años se convirtió en uno de los libros más vendidos de Amazon en las secciones de psicología política, fascismo y nazismo, y el segundo en la lista de los más vendidos de ciencias políticas e ideologías. Otra versión, también por 99 centavos, de la editorial Elite Minds llegó a ocupar el undécimo lugar entre los libros de temática sobre la Segunda Guerra Mundial más vendidos de Amazon.
Cuando saltó a la opinión pública, el asunto generó intensos debates. ¿Qué significaba semejante rebrote de interés? Según el periodista Chris Faraone, de The Guardian, hubo varias razones detrás del fenómeno. La primera de ellas, una cierta curiosidad histórica sobre el nazismo y en segundo lugar, la discreción que ofrece Internet para comprar un libro. "Nadie compraría en Borders un volumen de Mi lucha de Hitler como compra un 50 sombras de Grey, pero sí lo haría en iTunes, donde nadie puede verle". Sin embargo, hay quienes, como el periodista Richard Lea desestiman esa explicación. Existen unos términos de uso y registros de descargas y navegación que no asegurarían, en ese caso, tal privacidad.
La verdadera razón, sin embargo, era una mucho más concreta: la pérdida de los derechos del Estado alemán sobre el libro. El tema es todavía más complicado, incluso con la liberación de los derechos para su publicación. Aunque es cierto que muchas bibliotecas alemanas disponen de versiones con comentarios, las librerías germanas siempre han evitado la venta de un manuscrito que exalta el racismo, el odio y las ideas de un movimiento responsable de la muerte -planificada- de más de ocho millones de personas: judíos, inmigrantes, homosexuales, personas enfermas o con discapacidades.