Cultura

El manifiesto nacional-popular de Bad Bunny

El superventas latino entrega un enorme nuevo disco: ‘Debí tirar más fotos”

  • Bad Bunny posa con la portada de su nuevo álbum

La primera imagen del álbum es una pequeña bandera de Puerto Rico clavada en una tierra de labranza. Luego se empieza a escuchar una voz nostálgica, la voz de un hombre mayor que recuerda cómo solía ser el país. “Debí tirar más fotos, para enseñarte…” le dice a su interlocutor, un pequeño sapo capaz de hablar. Lo que comienza después no es una canción, sino un pequeño corte de doce minutos cuyo asunto es el lento deterioro del país: las cantinas son cada vez más gringas, ya nadie pasea con la música en español retumbando por las ventanas del coche y se ha perdido la alegría popular. El narrador no es un anciano cualquiera sino Jacobo Morales, un actor, cineasta y poeta de noventa años, muy querido en el país. Bienvenidos al disco retro-nostálgico, neorrnacio y nacional-popular de Bad Bunny.

El titulo no es algo puesto a la ligera: Debí tirar más fotos nos habla de un artista en plenitud creativa y comercial que se pregunta a sí mismo cómo quiere ser recordado. Y también qué cosas no se quiere dejar en el tintero antes de jubilarse. La receta queda clara en la hipnotizante “Baile inolvidable”, que comienza a ritmo de trap para luego estallar en un salseo  sabrosón. “La vida es una fiesta que un día termina/ y  fuiste tú mi baile inolvidable”, le canta a una exnovia a la que recuerda con cariño. El disco es generoso con las canciones de amor, pero también las de batalla social: “Lo que le pasó a Hawai” es un himno antigentrificación que pide resistir ante la dictadura de las inmobiliarias. “Quieren quitarme el río y también la playa/ quieren el barrio mío/ y que abuelita se vaya/ no sueltes la bandera/ ni olvides el lalolai/ que no quiero que pase contigo/ lo que le pasó a Hawai”, denuncia.

En el capítulo de las piezas combativas, destaca también “La Mudanza”, un alegato sobre migrantes donde no se reivindica el derecho a las fronteras abiertas sino a echar raíces en tu propio país.  Benito Antonio Martínez Ocasio, nombre real del artista que este año cumple la treinta, resume con cariño su historia familiar (“gracias a mami y papi por todos los jalón de oreja”) y reclama la pertenencia como valor humano. “De aquí nadie me saca, de aquí, yo no me muevo/ Dile que esta es mi casa, donde nació mi abuelo/ De aquí nadie me saca, de aquí yo no me muevo/ Dile que esta es mi casa, donde nació mi abuelo/ Yo soy de P fuckin' R (ah, oh, dile, Diego, dile)”, canta gozoso. Se acabo el discotequeo posmoderno, viva darle otra vuelta a la música de siempre.

El Bob Dylan del perreo

El nuevo disco de Bad Bunny no renuncia a las bases modernas pero amplia su pegada gracias a los géneros populares caribeños: la salsa, la bachata, el bolero, la bomba y la plena. Todos los críticos musicales rancios que decían que el reguetón era la versión decadente de la música latina de los setenta pueden comprobar en este álbum que existe una línea de continuidad natural entre cualquier icono de los setenta (la tradición de sellos tipo Fania y Fuentes) con los superventas urbanos como Bad Bunny.  La canción que mejor encarna el maridaje de lo clásico y lo nuevo es “Pitorro de coco”, donde Benito borda el truco de aprovechar el contraste entre una letra melancólica y una ritmo feliz, contagioso. “Son las 12:04 y ya estoy bien loco/ llorando y bebiendo pitorro de coco/ Que me trajo abuelo pa' que vacilara/ no pa' que, por un cuero, a las 12 llorara”, nos cuenta. Un “cuero” es un amante, un cuerpo desnudo.

Hace cuatro años, en este mismo diario, escribí un articulo titulado “Por qué Bad Bunny es el nuevo Bob Dylan”. Como es obvio, no me refería a que sonase igual que el cantautor de Duluth, sino al hecho de que el trapero boricua había conectado con la juventud y desconcertado a los viejos oyentes de la misma manera en que hizo Dylan en los años sesenta. Bad Bunny podría hacer su propia versión de “Los tiempos están cambiando” y cantar a sus detractores la famosa línea dylaniana que dice “no critiquen lo que o comprenden”. Con este nuevo álbum, Debí tirar más fotos, queda claro que el mayor artista latino de nuestro tiempo es tan intenso y flexible como Dylan, con su misma naturalidad para fundir lo nuevo y lo viejo y su mismo carisma radiante, ya no solo con los jóvenes, sino para cualquiera con sensibilidad para la música popular.

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