Que el asunto iba de estío y hastío lo dijimos hace ya unos días, en ocasión de otro tema, también veraniego. Pero que viene a ser lo mismo, la furia del termómetro derritiéndole a la gente los pasos para que olvide el camino de vuelta a la vida real. Sin embargo, queda todavía mucho verano. O al menos el suficiente para disfrutar de cinco de las exposiciones más destacadas de la temporada. He aquí una selección.
Valladolid, creación y desengaño. Un hondo sentimiento de catástrofe, ruptura y extrañamiento se apoderó de España y tomó expresión concreta en las creaciones de Bartolomé Esteban Murillo, José de Ribera, Alonso Cano y Alberto Durero, algunos de los personajes incluidos en Tiempos de melancolía. Creación y desengaño en la España del Siglo de Oro, una exposición que se exhibe en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid hasta el 12 de octubre. El desengaño al que alude el título de la exposición es, según los comisarios de la muestra, una palabra consigna del momento. Se hizo manifiesta en la literatura, el arte, la medicina, el teatro y la astronomía entre otras disciplinas. El sentimiento de culpa, el arrepentimiento, la soledad, el misticismo y la meditación se expresan en algunas de las piezas incluidas en la exposición: desde el San Pedro en lágrimas, de Murillo hasta un San Jerónimo penitente, de José de Ribera. Hay obras procedentes de museos como la National Gallery (Londres) y el Ingres en Montauban (Francia). Son en total 60 piezas distribuidas en cinco secciones y un arco temático que va desde la relación de la melancolía con el genio y la enfermedad hasta su expresión concreta en géneros acuciados por el tiempo y la muerte, y que tiene su ejemplo más claro en las composiciones de naturalismo tenebrista como los cráneos del pintor vallisoletano Antonio de Pereda. Así, el recorrido parte desde Hipócrates y Galeno, quienes aislaron los cuatro humores del temperamento humano: bilis amarilla, sangre, flema y la bilis negra, atribuida a la melancolía como estado hasta elaboraciones más complejas de la pintura y la poesía.
La linterna del siglo de Oro. De los maestros españoles de la pintura del Siglo de Oro, puede que Francisco Zurbarán sea el que más conmueve “nuestra sensibilidad moderna”. Bajo su pincel, “los objetos sencillos alcanzan una trascendencia poética sublime”, asegura Odile Delenda, la historiadora francesa especialista en el pintor extremeño, al que lleva estudiando desde hace tres décadas. Ella junto con Mar Borobia integran el equipo curatorial de la muestra Zurbarán: una nueva mirada , que se expone en el Museo Thyssen, en Madrid hasta el 13 de septiembre. Dividida en tres secciones, exhibe 63 obras del pintor extremeño: 46 pertenecen a Zurbarán y el resto a su taller. Se unen, claro, atribuciones recientes, entre ellas Los desposorios místicos de santa Catalina de Alejandría (1660-1662), reaparecida en 2001 y a la que Odile Delenda certificó en 2012 como auténtica.
El desembarco suizo en el paseo del Prado. Tres exposiciones inundan Madrid con más de un centenar de obras de arte procedentes del Kunstmuseum de Basilea, que ha cerrado sus puertas para llevar a cabo una profunda remodelación: al Museo del Prado llegan diez pinturas fundamentales del malagueño y más de 170 obras pertenecientes a artistas de la modernidad y la vanguardia ocupan las salas del Museo Reina Sofía con las exposiciones Fuego blanco. La colección moderna del Kunstmuseum Basel y Coleccionismo y modernidad. El programa es, sin duda, ambicioso y busca aprovechar los préstamos de la manera más equilibrada posible. Quedan pocos días para ver algunos de estos tesoros: Edvar Munch, Kandinski, Juan Gris, Georges Braque, Le Corbusier, Fernand Léger, Hans Arp, Yves Tanguy, Max Ernst, Paul Klee, Piet Mondrian, Mark Rothko o Jasper Johns. Destaca especialmente una de las mejores pinturas de Paul Gauguin. Se trata de un óleo de la fase tahitiana pintado en 1892 por el artista francés. Titulada ¿Cuándo te casarás?, ésta ha sido considerada una de las pinturas más significativas del artista, además del cuadro más caro jamás vendido.
Bilbao, un lugar imprescindible este verano. Ahora, expuestos en sendas individuales en el museo Guggenheim de Bilbao, el díptico Basquiat-Koons plantea una foto fija de los designios del mercado en una década ideológicamente crepuscular que convirtió los nombres de ambos artistas en marcas imbatibles. Hasta el 1 de noviembre, el Guggenheim de Bilbao presenta casi un centenar de pinturas, fotografías y dibujos de gran formato de Jean Michel Basquiat, otro Santo laico en la capilla de los muertos prematuros. Falleció a los 27 años de una sobredosis de heroína y sin embargo, dejço una extensa obra. La exposición, que lleva por título Jean-Michel Basquiat: Ahora es el momento, se organiza en ocho secciones que ocupan toda la tercera planta del museo. Koons, en cambio, es el artista vivo más cotizado del mundo. Su Balloon Dog (Orange), se vendió por 58,4 millones de dólares. Entre la frivolidad y una especie de choped ready made, igual confecciona un cachorro de 12 metros de altura hecho de flores y con un sistema de riego interno -la escultura Puppy, que pertenece a la colección del Guggenheim-, como convierte en ‘arte conceptual’ (ejem ejem, con el perdón de Beuys), una cópula con su ex esposa, la actriz porno italiana Cicciolina. La muestra dedicada al padre putativo de Damien Hisrt y que se titula Jeff Koons: restrospectiva, podrá visitarse en el Guggenheim bilbaíno hasta el 27 de septiembre.
Louise Bourgeois, huésped en la casa de Pablo Picasso. No veníamos mal servidos de Louise Bourgeois (París, 1911-Nueva York, 2010), desde que La Casa Encendida organizó aquella magnífica muestra dedicada a los últimos años de trabajo de la artista y escultora. Ahora, la muestra retrospectiva organizada por el museo Picasso de Málaga completa el círculo. Hasta el 27 de septiembre más de cien obras de arte realizadas a lo largo de siete décadas. En el patio del Palacio de Buenavista - sede de la Colección del Museo Picasso Málaga - se ha instalado Araña (1996), una de las esculturas más reconocidas de Louise Bourgeois. Nacida en París, en 1911, aunque obligada por las circunstancias a marcharse a Estados Unidos, donde creció y vivió, la carrera de Louise Bourgeois presenta una serie de coincidencias con la de Pablo Picasso: ambos crearon la mayor parte de su obra en otro país; la innovación y la experimentación es una constante en sus longevas trayectorias; y la obra de ambos es una referencia ineludible para las generaciones de artistas posteriores.
Quijote de Avellaneda, en la BNE. Con motivo del cuarto centenario de la publicación de la Segunda parte del Quijote cervantino, la Biblioteca Nacional de España presenta hasta el 27 de septiembre, una selección de alrededor de una quincena de ediciones y estudios críticos de otra segunda parte del Quijote: la de Avellaneda. Destacan entre ellas el único ejemplar localizado del texto identificado recientemente como primer impreso original, acompañado del considerado tradicionalmente el primero, junto con algunas muestras de la aventura internacional de la novela (de la mano de Lesage) que se tradujo y adaptó al francés, inglés, neerlandés y alemán, entre otros; y de las últimas ediciones filológicas a partir de la de Martín de Riquer.