Cultura

85 años del Guernica, icono universal del sufrimiento en las guerras

El Pabellón de España de la Exposición Internacional de París de 1937 mostró por primera vez al mundo el cuadro de Picasso

  • Pablo Ruiz Picasso trabajando en el Guernica.

Hace unas semanas, la reina Letizia hacía de cicerone por el museo Reina Sofía con las parejas de los dirigentes que participaron en la cumbre de la OTAN. La comitiva posó para la foto oficial delante del Guernica, como lo había hecho Mick Jagger antes de su concierto en Madrid. Unos meses atrás, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, decía en su videollamada con el Congreso de los Diputados: "Estamos en abril de 2022, pero parece que estamos en abril de 1937, cuando se bombardeó una de vuestras ciudades, Guernica". La figura política del momento escogió el bombardeo en la pequeña localidad vasca como antes lo había hecho con Pearl Harbor en la Cámara estadounidense. El cuadro de Pablo Picasso, del que ahora se cumplen 85 años de su exposición, hizo de aquel episodio de la Guerra Civil un símbolo universal, icono del siglo XX y espejo de las barbaries de cualquier guerra.

El 26 de abril de 1937, aviones alemanes e italianos descargaban el infierno en la localidad de Guernica. Los aliados del bando sublevado arrojaron proyectiles explosivos e incendiarios que engulleron tres cuartas partes de los edificios del pueblo. Nunca se supo el número exacto de muertos y las imágenes del bombardeo conmocionaron a Europa ante la capacidad destructiva de la nueva guerra. Al día siguiente, el bombardeo apareció en los grandes medios como el Times y el New York Times. 

“Ayer por la tarde, Guernica, la ciudad más antigua de las provincias vascas, fue totalmente destruida por un ataque aéreo de los rebeldes. El bombardeo de la ciudad, situada lejos del frente y sin defensa aérea, duró exactamente tres cuartos de hora. Durante este tiempo una numerosa escuadra de aviones de origen alemán bombarderos Junkers y Heinkel así como cazas Heinkel - arrojó ininterrumpidamente bombas de hasta 500 kilos. Al mismo tiempo los cazas, volando a baja altura, ametrallaron a los habitantes que salían huyendo hacia las afueras de la ciudad. En pocos momentos toda Guernica quedó envuelta en llamas”, recogía The Times al día siguiente del bombardeo. 

Encargo de la República

Desde el golpe de Estado de julio de 1936, que dio inicio a la Guerra Civil, la República se encontraba en una situación desesperada al no poder conseguir armamento y aviones de otros gobiernos democráticos como el francés y el británico. Los pactos de no intervención habían suspendido el comercio con la República y el presidente del Gobierno, el socialista Francisco Largo Caballero, había nombrado embajador en París a Luis Araquistáin, con el objetivo principal de revertir esta asfixia comercial. Por lo que la Exposición Internacional de París de 1937 se presentó como un escaparate idóneo para mostrar las necesidades del gobierno republicano, y a comienzos de ese año, Picasso recibió el encargo de pintar un gran mural para el pabellón. 

El Gobierno de la República pagó 200.000 marcos por esta y otras obras que serían expuestas en el pabellón. En ocasiones, se ha insistido en la abultada suma económica para tratar de restar un verdadero compromiso político del artista, que indudablemente tenía con la República y contra Franco, que expresó en varias ocasiones con palabras y con hechos. En aquel momento, el malagueño era el pintor más importante del mundo y no aceptaba encargos. Las mismas fuentes que mencionan 200.000 francos, señalan las reticencias del artista a cobrar el trabajo. Además, para la exposición, Picasso también realizó una gran tirada de los grabados ‘Sueño y mentira de Franco’, en las que se caricaturizaba al militar y destinada a recaudar fondos para la República.

La Historia tuvo la inmensa fortuna de que una de las parejas de Picasso en aquel momento, Dora Maar, fotografió el proceso de la creación de la obra. Así, sabemos y tenemos constancia gráfica del nacimiento y evolución del cuadro, en el que en los primeros bocetos ya aparecen algunos de los personajes principales como el toro de la izquierda, las dos mujeres desesperadas de los extremos, o el brazo que sujeta el quinque. Un mes después, el 4 de junio, Picasso daba por concluida la obra, y el día 12 de julio se mostraba en París, en una exposición que también pasó a la historia por los imponentes pabellones de Alemania y la URSS.

Primeras líneas del Guernica, mayo de 1937.

Cuadro universal

El historiador de arte alemán Ingo F. Walther destacó que no fue la actualidad histórica de la pintura, ni la narración del suceso concreto lo que dio validez al cuadro, sino “la eternidad del sufrimiento”. Esta inmortalidad agónica es también un grito universal en el que la ausencia de detalles concretos del bombardeo permite que cualquier persona, cualquier injusticia, cualquier episodio doloroso encuentre su reflejo en la obra picassiana. "Es un jeroglífico convertido en icono" señaló el crítico de arte Fernando Castro. 

El toro es un toro, el caballo es un caballo... es necesario que el público, los espectadores, vean en el caballo, en el toro, símbolos que interpreten como ellos los entiendan… que el público vea aquello que quiere ver

Hace unos años se viralizó un bulo por whatsapp y redes sociales, plagado de errores, que aseguraba que el Guernica era un homenaje al torero Sánchez Mejías. La ausencia de refencias explícitas y la negativa del autor a explicar el significado ha dado pie a un sinfín de teorías.

El artista se había mostrado en contra de encontrarle un sentido a cualquier elemento de una obra artística: “En todos los objetos y acciones se quiere encontrar un sentido. Es una enfermedad de nuestro tiempo que, a pesar de hacer él mismo muchas cosas sin sentido, sin embargo, se cree más sensato que cualquier otro tiempo”.

Una década después de haberlo finalizado, hastiado de que le preguntaran continuamente por el significado de cada uno de los personajes, Picasso declaró: “El toro es un toro, el caballo es un caballo... es necesario que el público, los espectadores, vean en el caballo, en el toro, símbolos que interpreten como ellos los entiendan… que el público vea aquello que quiere ver”.

Pabellones de Alemania y la Unión Soviética de la exposición internacional de 1937.

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