Esta crisis podía evitarse. “No era una catástrofe, ni era imprevisible”, así lo escribe el periodista Ernesto Ekaizer en su libro Indecentes. Crónica de un atraco perfecto, un libro cuyo epígrafe reza ¿por qué lo llaman crisis cuando es estafa?, y en cuyas páginas su autor desgrana, uno a uno, la cadena de responsables de una crisis financiera en la que predomina la “desfachatez moral”.
La indecencia que narra Ekaizer no llega a ser la más obvia –la del pillaje y la corrupción- pero sí la más profunda: la de aquellos (banqueros, políticos, empresarios, bancos centrales, reguladores) que tanto en España como en otras instituciones, conscientes de la situación que comenzaba a incubarse, hicieron la vista gorda y en lugar de apechugar, crearon las condiciones de lo que al final terminaría por venirse abajo.
Muchos de los episodios previos a ese gran estallido están contados al detalle, casi de manera cinemaográfica, por Ekaizer, quien se vale de escenas, diálogos y reconstrucciones de hechos. Desde la previsión extraordinaria que hizo Raghuram Rajan, director de investigación del Fondo Monetario Internacional, en Jackson Hole en agosto de 2005 durante una reunión que pretendía homenajear a Alan Greenspan, presidente de la Reserva Federal estadounidense, y en la que afirmó que el riesgo bancario crecería hasta colapsar el sistema financiero, hasta la respuesta que dio David Taguas a la pregunta de José Luis Rodríguez Zapatero, en un vuelo en helicóptero entre La Moncloa y Ávila, poco antes de que presidente de gobierno le ofreciera estar al frente de la Oficina Económica del Presidente: “David –le preguntó Zapatero-, ¿cuánto tiempo de expansión económica me queda?”. “Hay cuerda como para un año más, como máximo. Tenemos que preparar un aterrizaje suave”. Era el 31 de octubre de 2006.
"Fernández Ordóñez cometió un homicidio por imprudencia en el Banco de España"
Escrito en clave periodística, en Indecentes. Crónica de un atraco perfecto Ernesto Ekaizer reconstruye la España política e institucional de la burbuja inmobiliaria y la expansión crediticia durante el segundo gobierno de José María Aznar, pasando por el coletazo de bienestar de la primera legislatura de Zapatero hasta el estallido de la crisis, la puesta en marcha de las reformas y la llegada al poder de los populares con Mariano Rajoy.
En todo ese período, autoridades y reguladores son retratados por Ekaizer, con fechas y declaraciones, no sólo como partes inactivas sino como alentadores del riesgo. Relata así cómo, en 2003, el entonces ministro de Economía y vicepresidente segundo, Rodrigo Rato, junto al gobernador del Banco de España, Jaime Caruana, negaron la existencia de una burbuja inmobiliaria, una actitud que repetirá el sucesor de Caruana en el Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, y que a juicio del propio Ekaizer retrata un punto de partida, o al menos de no retorno, al hablar de cómo se pudo haber evitado un mal peor.
“La diferencia entre Fernández Ordóñez y Caruana es que en el caso de Caruana hay una negación, pero en el caso de Miguel Ángel Fernández Ordóñez hay una negligencia voluntaria. Cuando estaba en la oposición, Fernández Ordóñez reconoció la raíz del problema: había que frenar la expansión crediticia. Pero una vez en el gobierno, a pesar de que los inspectores se lo dijeron, decidió no hacer nada. Cometió un homicidio por imprudencia. Habiendo podido frenar la expansión crediticia, en lugar de dirigir la orquesta, que es lo que le corresponde, el Banco de España se sumó a la fiesta y a la música que bailaban los bancos privados. ¿Eso hubiera evitado la crisis? Bueno la crisis tiene raíces muy profundas sobre el sistema capitalista como tal pero desde luego podrían haberlo moderarlo”, comenta Ekaizer.
Muchas otras estampas de la crisis salen a la luz en este libro, entre ellas la crítica devastadora del informe del 10 de enero de 2011 que realizó la Oficina de Evaluación Independiente del Fondo Monetario Internacional sobre el comportamiento de la institución durante 2004 hasta el 2007, periodo de incubación de la crisis. El documento, por supuesto alude Rodrigo Rato, y refiere la incapacidad del FMI para detectar riesgos y vulnerabilidades así como para alertar a los países miembros.
"Si Rato analiza la fusión de Bankia y llega a la conclusión de que no es viable, se marcha a su casa… Pero perdía 2,34 millones de euros”.
Queda claro a lo largo de todo el libro que Rodrigo Rato es un personaje con muchas cosas por aclarar en la última década económica española: sobre la expansión de una burbuja inmobiliaria que él mismo negó; sobre el verdadero papel del FMI durante los años de gestación del estallido financiero e incluso, su versión sobre lo ocurrido con la gestión de la crisis de Bankia.
“Rato no es un banquero, es una figura que sirvió de escaparate para la fusión de Bankia ; y ahí está uno de los grandes errores, porque si Rato analiza la fusión de Bankia y llega a la conclusión de que eso no es viable, se marcha a su casa… Lo que ocurre es que si lo hacía perdía 2,34 millones de euros”, comenta sobre el tema Ekaizer.
La revisión de la dinámica sobre cómo los distintos gobiernos han gestionado la crisis, deja, a juicio de Ekaizer, una lectura casi simétrica del quehacer político español: “En el año 2000, el PP niega la burbuja inmobiliaria. En el año 2007, Zapatero aprende muy bien del PP, y utiliza esta enseñanza; niega que se trate de una crisis española y lo atribuye a una crisis internacional. Llega ahora el PP y niega entonces que sea una crisis internacional, sino que habla de una crisis española, causada por Zapatero. Es casi simétrico”
En las páginas de este libro, Ekaizer, quien a lo largo de su trayectoria ha sido redactor jefe del diario La Vanguardia, director del diario económico Cinco Días, adjunto a la dirección del diario El País y editor ejecutivo de Público, revela información de momentos decisivos durante la segunda legislatura de Zapatero: el ajuste fiscal; la incorporación de una regla fiscal en la constitución española; la carta del BCE del 5 de agosto de 2011; el papel que llegan a tener figuras críticas, e inicialmente desterradas, como David Taguas, quien termina siendo un asesor a la sombra de Zapatero en sus últimos días d de gobierno.
"Tras la quiebra de Lehman Brothers, Zapatero incorpora a Taguas como asesor a la sombra. Es él quien hace la reforma constitucional"
Acerca de este último punto, sobre la total ausencia de voces disidentes en el gobierno de Zapatero durante los años 2007 y 2008, señala Ekaizer: “Queda clara la desesperación de Zapatero, ese momento en que un político se resiste a reconocer la realidad , a la vez que David Taguas hace esfuerzos por hacerle reaccionar . En todo este proceso, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, en el Banco de España, lo que hace es negar la crisis. A partir de que los vaticinios de Taguas comienzan a cumplirse, cuando Lehman Brothers se va a pique, en septiembre, Zapatero le incorpora de facto como un asesor a la sombra y de manera clandestina, porque nadie lo sabe. De hecho, la reforma constitucional la hace taguas”.
Ermesto Ekaizer ha publicado investigaciones como Yo, augusto, sobre el caso y el enjuiciamiento al dictador chileno Augusto Pinochet, así como otros títulos ya centrados en el periodismo económico como José María Ruiz Mateos, el último magnate; Banqueros de rapiña; Vendetta y El Farol, la primera condena de Mario Conde