Cultura

Sale a la luz la historia romántica más imposible del cine

Llega a los cines 'My Mexican Bretzel', el debut sobre el amor, la mentira y la vida de Nuria Giménez Lorang que destaca entre lo mejor de 2020

Es difícil elegir la historia de amor más inolvidable y trascendental del cine. Si se hiciera una encuesta a pie de calle, la mayoría de los cinéfilos probablemente destacarían 'Casablanca' sobre todas las demás, una parte importante elegiría la pasión imposible de 'Los puentes de Madison' y otros mencionarían 'Ghost' o 'Pretty woman'. Si al mismo tiempo se les preguntara acerca del filme de desamor más descorazonador, podrían hablar de 'Kramer contra Kramer' o las más cercanas en el tiempo 'Blue Valentine', 'Her' e 'Historia de un matrimonio'. Ahora, la directora Nuria Giménez Lorang saca a la luz la historia romántica que recoge la esencia de todas ellas con 'My Mexican Bretzel', su debut en el largometraje que llega este viernes a los cines y que cuenta con el aval de festivales como el de Rotterdam, Gijón o DocumentaMadrid.

Esta película presenta el diario íntimo de Vivian Barrett, una mujer suiza de clase acomodada que confiesa sus sentimientos, sus miedos, sus infidelidades, sus tentaciones y su pasión por la vida. Las filmaciones caseras de su marido, Leon, un rico industrial, tomadas entre los años 40 y 60, acompañan el texto y acercan al espectador a una vida de lujo a través de la vieja Europa y Estados Unidos, al tiempo que le invitan a ser testigo de la historia más romántica, intensa y arrebatadora, que se ha convertido sin duda en una de las películas más destacadas de este 2020 en el terreno cinematográfico español.

Según ha explicado la directora en una entrevista a Vozpópuli, dedicó siete años de su vida a este proyecto, que surgió en el momento en el que encontró todo este material fílmico en la casa de sus abuelos, protagonistas de la historia. En su sótano descubrió alrededor de 50 bobinas de 16 mm y 8 mm de las que se enamoró "al instante" porque contenían un material "fascinante" y estaban en un "maravilloso estado de conservación". Ella solo conoció a su abuelo, que vivió hasta los 97 años, por lo que ha podido "mantener la distancia suficiente" para abordar este proyecto, pero también ha establecido "un vínculo" con su abuela que de otra manera no habría conseguido.

'My Mexican Bretzel'

'My Mexican Bretzel'

'My Mexican Bretzel'

Ceñirse a los hechos no era una prioridad para la directora, porque estaba convencida de que de esa manera iba a mentir más, por lo que 'My mexican Bretzel no es un documental convencional, aunque consigue un retrato "más verdadero" de sus abuelos que si hubiese tenido la oportunidad de escucharlos. En cualquier caso, y aunque hubiese recurrido a las palabras de su propia madre para montar esta historia, cree que, de ese modo, también los recuerdos y los pensamientos pasan por los filtros de los "anhelos" porque la memoria es "engañosa". Por ello, Giménez Lorang propone aquí "un juego" y una experiencia "lúdica" a la que llama "documental creativo".

Lo que el espectador se dispone a ver es un experimento científico y hasta el final de la película no será consciente de que él mismo es uno de los elementos químicos imprescindibles para lograr el compuesto final

Lo que el espectador se dispone a ver es un experimento científico y hasta el final de la película no será consciente de que él mismo es uno de los elementos químicos imprescindibles para lograr el compuesto final: una película con apariencia de documental donde la realidad más objetiva se cruza con las ensoñaciones que consigue cualquier relato, tanto si está basado en una historia real como si bebe de una ficción. La última pieza del puzle, la guinda del pastel, aparece en el último instante de la película, ese momento en el que la directora promete lanzar fuegos artificiales en la mente de quien vea la cinta. La sensación que causa es tan inaudita que es imposible no permanecer sentado en silencio recomponiendo lo que uno acaba de ver. Después, la tertulia es inevitable, y ese también es uno de los grandes logros de la directora, que ha conseguido despertar las ganas de volver a participar en "cine forums", porque nadie puede permanecer callado tras ver 'My Mexican Bretzel'.

La habilidad de la directora es la misma que la de un mago: logra desviar la atención del espectador y consigue que se sumerja en la historia y se abandone a las palabras, al mismo tiempo que ella prepara un truco de magia sorprendente e inesperado. "La mentira es solo otra forma de contar la verdad. Debajo de todos los fragmentos subyace un mismo flujo. Lo esencial ni se dice ni se ve. Se busca, pero nos encuentra", señala el sabio Paravadin Kanvar Kharjappali, palabras con las que Giménez Lorang avisa al espectador al comienzo del filme acerca de lo que se dispone a ver.

Es difícil escribir sobre 'My Mexican Bretzel' sin decir más de lo necesario, sin estropear la sorpresa, sin dar demasiadas pistas y saciar así la curiosidad infinita que despierta esta película y, por ese mismo motivo, no hablar del género con el que se puede identificar esta cinta es tan importante. Pero si se pudiera elegir una obra de arte que condensase la intención narrativa de Giménez Lorang esa podría ser la archiconocida 'Ceci n'est pas un pipe', de René Magritte. Porque esta no es una historia de amor y este artículo no cuenta toda la verdad.

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