La Fundación Museo Thyssen Bornemisza, una de las pinacotecas más importantes de España, ha presentado este viernes sus cuentas de 2015. Son, una vez más, poco esperanzadoras, aunque esta vez algo menos. A la institución le ha costado -y mucho- reponerse de los años de la crisis y la decapitación de su principal patrocinador: la extonta Caja Madrid. A pesar de eso, sus representantes sacan pecho. En sus cuentas de 2015, el déficit se reduce en 40% con respecto al año anterior. Esto ocurre no porque exista más taquilla (los visitantes caen 3,6%) o los patrocinios den más de sí, sino gracias a los de 5,3 millones de euros de las subvenciones aportadas por el Ministerio de Educación Cultura y Deportes .
El museo ha realizado una reducción de partidas como Transportes y Seguros, un apartado vital en una colección cuyo valor sobrepasa los 800 millones de euros
La institución presenta en su balance medidas de ahorro y recorte que han contenido el gasto. Algunas de ellas dan qué pensar. Por ejemplo: la reducción de partidas como Transportes y Seguros, un apartado vital si se toma en cuenta que las más mil obras de las dos colecciones que posee sobrepasan un valor –no calculado oficialmente- de 800 millones de euros. El dato de la reducción en la dotación no es anecdótico, todavía más si se toma en cuenta que, en 2015, el informe del Tribunal de Cuentas apuntó que la colección Carmen Thyssen (en régimen de cesión gratuita al Estado) prestó un 20,66% del total, lo que significa que excedió el tope máximo del 10% autorizado. ¿Cómo y de qué forma se entiende que una museo cuyas piezas son fundamentales para la historia del arte y por es muchas veces cedidas a otras muestras sean objeto de un recorte de este tipo?
Duccio, Van Eyck, Carpaccio, Lucas Cranach, Durero, Caravaggio, Rubens, Frans Hals, Van Gogh, Gauguin, Kirchner, Mondrian, Klee, Hopper, Rauschenberg... son algunos de los grandes maestros de la Historia del Arte que forman parte de ella. La Colección Thyssen-Bornemisza, adquirida por el Estado español al Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza en 1993, se expone en el museo de forma permanente desde su apertura en 1992. Además de ésta, se exhibe la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, propiedad de la Baronesa viuda, y en depósito en el Museo desde 2004. Las 240 obras de la colección Carmen Thyssen-Bornemisza –actualmente en régimen de cesión gratuita- junto a las más de las 700 de la colección original permiten trazar un recorrido por la historia de la pintura europea desde sus inicios en el siglo XIII, hasta las postrimerías del siglo XX.
En 2015, el informe del Tribunal de Cuentas apuntó que la colección Carmen Thyssen (en régimen de cesión gratuita al Estado) prestó un 20,66% del total
Su valor es incalculable, aunque a raíz de la venta que hizo Carmen Thyssen de La esclusa, de John Constable, una de las joyas de su colección privada, por 27,8 millones de euros fue posible hacerse una idea. Según los términos del acuerdo de préstamo de la colección al Estado, Carmen Thyssen tiene derecho a vender un 10 por ciento del valor total de la colección, fijado en 800 millones de euros. Según las autoridades, la venta del Constable supuso menos del 5%. Eso permitió entonces dar una idea de cuánto aproximadamente podría llegar a valer esa parte de la colección -las 240 que corresponden a Carmen thyssen-, pero no la cuantía total del fondo museístico si se suman las más de 700 obras del Barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza compradas por el Estado, en 1993.
¿Qué clase de recortes pueden ponerse en marcha en procesos cruciales como estos? ¿Debe recortarse? ¿Y qué significa exactamente recortar? ¿Disminuir los traslados o la inversión de cada proceso? El traslado de una obra de arte, a diferencia de cualquier otro objeto, tiene un protocolo tan estricto como fascinante. Las obras viajan aseguradas, acompañadas y representadas para llegar a su destino sin una grieta o rotura. Eso cuesta tiempo, dinero e influencias. En el caso de piezas sujetas a Patrimonio, se emplean mecanismos más elaborados y pólizas con coberturas de distinto. Por ejemplo, aquellas que cubren cualquier daño y que conllevan una restauración (la aseguradora pagaría dicha restauración); e incluso hay una modalidad de Garantía del Estado , publicado en el BOE, es el que vela por su seguridad. Existen casos, como el de los museos del Prado, el Thyssen y el Reina Sofía donde son justamente los departamentos de Restauración y Almacenes, junto con la empresa de transportes, quienes elaboran embalajes a la medida y llevan las riendas de todo el proceso.