Cultura

Redescubrir a Campúa, el fotógrafo de Franco

Un libro de La Fábrica repasa los más de cincuenta años de carrera periodística del fotógrafo oficial de El Pardo. 

  • Las manos de Franco, fotografiadas por Campúa.

Fue el único fotógrafo que acompañó a Alfonso XIII en su viaje a Las Hurdes, en 1922. Durante la guerra civil se unió al bando nacional y desde allí realizó incontables fotografías tanto en el frente como en la retaguardia. Ante su cámara posaron Truman Capote o Gregory Peck. También, y en no pocas ocasiones, Francisco Franco, de quien fue fotógrafo oficial. Se trata de José Demaría Vázquez (Madrid, 1900-1975), mejor conocido Campúa, a quien la colección PHotoBolsillo de La Fábrica ha dedicado una monografía.

El volumen incluye un total de 62 fotografías a partir de las cuales es posible realizar recorrido por la trayectoria de Campúa, tanto su  labor fotográfica oficial hasta reportajes más humanos y sociales que publicó en la prensa. Desde los retratos de Alfonso XIII  hasta las recepciones y actos públicos de Francisco Franco, pasando por su trabajo como reportero durante la II República y la guerra civil. Muchas de las instantáneas incluidas arrojan luz sobre su lado menos conocido en los retratos de figuras de la cultura y estrellas de cine, los reportajes de calle o las fotografías de estudio, que son espejo de la sociedad de toda una época.Hijo de un conocido fotógrafo, el primer Campúa,  que ya guardaba relación con la Monarquía, comenzó a trabajar muy joven, con apenas 22 años.

Las manos de Franco, fotografiadas por Campúa.

Desde 1921 y hasta su muerte en 1975, “Campúa trabajó de manera constante, y en su obra puede verse la evolución de toda una profesión hasta los tiempos modernos”, explica en el prólogo la periodista y bisnieta del fotógrafo Cristina Ruiz Fernández. Empezó a fotografiar a Franco durante la Guerra Civil y siguió haciéndolo después, pese a ser condenado en 1942 a cárcel e inhabilitación por vínculos con la masonería. "El problema es que Campúa murió meses antes que Franco y no tuvo la continuidad en democracia de otros fotógrafos de la época. Quedó vinculado para siempre al franquismo. Y no es que tuviese una relación de amistad con Franco. Sí de respeto, porque trabajaba día a día con él, pero no hubo amistad".

Con quien sí tuvo una relación cercana fue con Alfonso XIII. Esa fue la razón por la cual Franco lo eligió como fotógrafo: quería utilizar el mismo que el del monarca. De ahí que el dictador pasara por alto la condena por masonería, un tiempo en el que concentró su trabajo de estudio, pero que no impidió seguir adelante. Muchas de las imágenes incluidas en este libro ofrecen perspectivas y los encuadres menos vistos de las visitas oficiales de Franco, por ejemplo: un primer plano de sus manos realizado para un estudio grafológico. 

Juan Carlos I fotografiado por Campúa con su madre, María de las Mercedes, en 1947

Existen en este libro muchos más documentos cuyo valor gráfico e histórico es digno de mencionar, por ejemplo, los retratos que hizo a  familia real en el exilio. En una de ellas es posible ver a  Juan Carlos I montando a caballo acompañado de su madre, María de las Mercedes, en 1947. Campúa también retrató a la reina Victoria Eugenia. Entre los encargos que aceptó se encontraba el Club de Campo de Madrid, instantáneas en las que ofrece una determinada visión de la burguesía del momento. Por su estudio, ubicado en la Gran Vía, pasaron una importante cantidad de personas prominentes y figuras de la vida pública.

Existe una obra de Campúa más allá de su papel como fotógrafo del franquismo, es uno de los argumentos en los que más insisten sus herederos. Este libro es, por tanto, una oportunidad para redescubrir su obra y darle el lugar que le corresponde en la historia de la fotografía española, aseguran sus familiares, quienes han cedido para esta publicación imágenes que no se habían publicado anteriormente, ya que formaban parte de encargos privados o de amplios reportajes, de los que los periódicos de la época apenas entresacaban una o dos instantáneas. Dos de esas imágenes inéditas pertenecen a una visita de Franco a Ripollet y Moncada y Reixach, en junio de 1963. Desde El Pardo no fueron elegidas para su publicación y forman ahora parte de esta selección.

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