Cuando la ola de calor pegaba más fuerte, llega una de estas noticias que ya se esperan (en parte) de alguien que lleva, en la práctica, toda su vida tocando. El día 8 de agosto se anunciaba que Charlie Watts tendría que ausentarse de la próxima gira de los Rolling Stones (No filter), desde septiembre hasta noviembre a través de los Estados Unidos, por prescripción médica. Su lugar lo ocuparía Steve Jordan, batería de The Blues Brothers (Briefcase full of blues…), Neil Young (Landing on water…), Little Steven (Freedom no compromise, Born again savage…), Patti Scialfa (23rd street lullaby…), John Mayer (Where the light is…), Bettye Lavette (Things have changed…) y toda una serie de discos y artistas tan extensa como increíble, entre ellos Keith Richards y sus X-pensive Winos.
Charlie Watts, en el comunicado que publicó para tranquilizar a los seguidores, aseguraba que estaba trabajando duro para ponerse completamente en forma, "pero hoy he aceptado, siguiendo el consejo de los expertos, que esto llevará un tiempo". Preocupado por el sufrimiento de los fans provocado por la pandemia, el batería de los Stones no quería que quienes habían estado reservando entradas para el tour No filter se sintieran decepcionados por otro aplazamiento o cancelación. "Por lo tanto, le he pedido a mi gran amigo Steve Jordan que me sustituya", concluía. Jordan, por su parte, decía que era un honor y un "privilegio absoluto" ser el suplente de Charlie.
De hecho, fue Charlie Watts quien recomendó a Steve Jordan para que le sustituyera: "Si alguna vez buscas un batería que no sea yo, tiene que ser Steve Jordan", le sugería Watts a Keith Richards en los noventa.
Ensayando con Mick Jagger, Keith Richards y Ronnie Wood, nadie estaría más feliz que Steve Jordan de ceder su asiento de batería tan pronto como Charlie le dijera que estaba listo para volver. Pero Charlie Watts, a pesar de todo, fallecía ayer a los 80 años.
Mi pequeño animal
Repasando los artistas con los que Steve Jordan había grabado, también están en la alineación Christina Rosenvinge y Andrés Calamaro. "Lo conocí en el Fun Club, en Sevilla, porque era el año 92 y él había tocado en una banda que se había montado para un show que se llamaba Leyendas de la guitarra, donde estaban Bob Dylan, Keith Richards y Phil Manzanera", recuerda Christina Rosenvinge para Vozpópuli. "En esa época, un poco antes, había sacado Keith Richards el disco Main offender (Virgin, 1992) y yo estaba enamoradísima de ese álbum".
En aquella noche sevillana, Christina se encontró con Steve en la barra del Fun Club intentando hacer amigos. "Le hizo ilusión encontrarse con alguien que supiera quién era él y cuál era su trayectoria. Empezó de adolescente tocando en la mítica banda del Saturday Night Live". Christina se acercó y le dijo que le había encantado el disco que había hecho, que era una maravilla, que le gustaba más que el último de los Stones y que habían dado con un nuevo sonido… Se pasaron toda la noche por ahí con un grupo de gente e intercambiaron teléfonos.
La colabración de Steve Jordan y Rosenvinge fue acogida por WEA con poco entusiasmo y parte del mundo del rock la recibió con recelo
Lo siguiente ocurriría en Nueva York: "Yo no había estado nunca allí y le llamé. Le di mi disco, para que viera lo que hacía, y lo siguiente fue proponerle que me produjera". Aquel disco –todavía por producir– no era otro que "Mi pequeño animal2 (WEA, 1994), de Christina y Los Subterráneos, y además de producir, Steve Jordan tocaría en concreto en las canciones "Mi habitación"; "Días grandes de Teresa"; "Pálido"; "Todos los chicos"; "Sé que me harás llorar"; "Buena suerte", "Dani"; "Alicia"; y "Al fin sola, al fin loca". "Hicimos varias sesiones de composición, porque yo tenía unos cuantos temas que le había mandado, pero también queríamos trabajar algunos temas juntos, así que hizo unos cuantas canciones en su casa", completa Rosenvinge mediante el teléfono.
Ya en Francia, la grabación, según explica la protagonista de este apartado, fue "fabulosa", en las afueras de París, en Auvers sur Oise. "Era un estudio muy modesto, una casa de pueblo con un control en una especie de cobertizo al otro lado de la calle. Era un sitio maravilloso para grabar». Allí estuvieron casi un mes. «Lo más peculiar en ese momento –prosigue Christina– era que, entonces, el sonido general de las bandas del rock mainstream era mucho más procesado y más blando, y a mí lo que me había gustado de su disco y lo que yo quería para el mío era que sonara muchísimo más áspero y más setentero en el sentido de grabar las cosas sin procesar, más brutas, basándose mucho en el sonido y menos en los efectos", explica Rosenvinge.
La grabación de Mi pequeño animal fue "estupenda", aunque hubo algunos momentos "de colisión". El único problema que la autora tuvo con ese disco fue que la compañía, WEA, no lo entendió: "Le pareció que era un sonido demasiado rudo para mí y no lo cogieron con mucho entusiasmo. Sacaron un single nada más, de hecho". También achaca esta reacción de la discográfica a que parte del mundo del rock en España tenía cierto recelo ante esa colaboración. "No se digirió bien que yo hiciera esa grabación".
De Steve Jordan aprendió Christina Rosenvinge su forma de producir, que luego ella ha aplicado a sus siguientes trabajos discográficos.
Conexión Calamaro
Invitó Christina a hacer coros a Andrés Calamaro en un par de temas de Mi pequeño animal. Gracias a eso, Steve Jordan tocó con Calamaro. "Andrés en ese momento no era tan conocido. Los Rodríguez eran una banda buenísima, pero incomprensiblemente no acababan de explotar e invité a Calamaro precisamente por eso, porque me gustaban mucho Los Rodríguez, pero todavía era una banda que no conocía el gran público".
Calamaro diría del trabajo de Jordan en la batería en 'Alta suciedad' que era 'black power'
Alta suciedad (DRO, 1997) no fue el primer disco de Andrés Calamaro en solitario, pero sí el que abrió el camino de un mito mediante un álbum de catorce cortes al que le seguiría dos años después Honestidad brutal (DRO, 1999), el más difícil todavía –en lenguaje circense– ya que fue doble. Poniendo el foco en Alta suciedad, y continuando con la narración de Christina Rosenvinge, Calamaro contó con Steve Jordan para su disco a raíz de la grabación de Mi pequeño animal.
Andrés diría del trabajo de Jordan en la batería en Alta suciedad que era "black power". Los temas del disco de Calamaro donde Steve Jordan dejó su obra baterística fueron "Alta suciedad", "Todo lo demás", "Donde manda marinero", "Loco", "Flaca", "¿Quién asó la manteca?", "Media verónica", "El tercio de los sueños", "Elvis está vivo", "Me arde", "Crímenes perfectos" y "Nada es igual". ¿A que ahora estas canciones cobran otro sentido? Pues solo había que fijarse en los créditos. "No sé en qué momento exactamente tomé la decisión de abrirme. Pero ya estábamos preparando un disco con Joe [Blaney] vía fax. Tenía el deseo de grabar uno o dos discos en otro registro", rememoraba Calamaro en el libro Sol y sombra (Bao Bilbao Ediciones, 2020), la biografía oral de Los Rodríguez escrita por Kike Babas y Kike Turrón.
David Bonilla, A&R de Warner, relata en el mismo volumen de los Kikes que Andrés, en el 96, le pidió a la compañía ir con el batería Pedro Barceló a los estudios Cinearte para empezar a trazar de verdad Alta suciedad. "Lo grabó todo Andrés, menos la batería. Grabó en esa sesión Alta suciedad y Donde manda marinero". Luego estaba Joe Blaney, productor, al que Calamaro le tocó algunas demos de Alta suciedad cuando todavía estaba Blaney mezclando el Hasta luego (Dro East West, 1996) de Los Rodríguez.
"Andrés estaba pensando en grabar posiblemente todo el álbum tocando él la mayoría de los instrumentos. Sugerí que fuéramos a Nueva York y que grabásemos usando a los mejores músicos de estudio que conocíamos, tíos que tocaban en los discos que amábamos. Le gustó la idea. Los músicos eran caros, así que tuvimos que trabajar rápido". Ellos eran Charley Drayton y Chuck Rainey (bajo); y Marc Ribot, Eddie Martínez y Hugh Mc Cracken (guitarras).
Detalla el productor que grabaron las pistas básicas de trece canciones en cinco días: "La discográfica estaba un poco aprensiva al principio con la idea, debido a los costos y preguntándonos si podríamos tirar de él. Pero después fueron muy solidarios y nos dejaron hacerlo". También incide en que el proceso era bastante diferente al de Los Rodríguez, "porque los músicos aprendían las canciones en la sesión. Confiábamos en su creatividad y su espontaneidad". De normal tenían una buena toma a las dos o tres horas de haber escuchado por primera vez la canción en la maqueta.
Andrés Calamaro reconoce que no tenían grandes pretensiones con Alta suciedad, pensando en un disco "panamericano con distintas colaboraciones". Al final, Joe y Andrés terminaron elaborando una producción ambiciosa y "muy seria", un disco "exquisito con un ensemble de músicos excepcionales", grabado con sus instrumentistas preferidos de todas las épocas, incluido Steve Jordan, quien hoy es, por derecho, batería de los 'nuevos' Rolling Stones.