Los efectos especiales son, desde los albores de la industria, una pieza clave en el cine. Hemos visto miles de escenas a lo largo de nuestras vidas donde esta técnica ha calado en lo más hondo de nuestra memoria. Explosiones, saltos, carreras y animaciones que han estilizado películas icónicas que siempre recordaremos con mucho cariño.
Sin embargo, el avance de los tiempos trajo un compañero de viajes a estos efectos especiales, los conocidos como efectos visuales (conocidos de forma abreviada como VFX). Estos añadidos digitales, que se distinguen principalmente de los especiales por ser añadidos y rematados en la fase de postproducción de un rodaje, son tan necesarios hoy en día que han supuesto un filón de empleo y conocimiento tremendo en el cine.
Ambos efectos son necesarios en todo tipo de películas y series, y el equilibrio perfecto de estos consiguen productos memorables. Pero, ¿quién está detrás de estos efectos visuales? Aunque fundamentales, el gran público hoy en día desconoce por completo la compleja labor que estos conllevan. Figuras siempre veneradas como la de los dobles o especialistas de acción han dejado paso a otros trabajadores menos atrevidos pero igualmente útiles en el rodaje de una película.
Basta con quedarse en la butaca unos minutos después del final para comprobar la interminable lista de personas que componen los equipos de efectos visuales de cualquier producción, sea del tamaño que sea. España, cuya industria del cine siempre ha sobrevivido más por el talento de sus actores y directores que por las posibilidades económicas, ha encontrado en los efectos visuales un impulso y un reconocimiento enorme para sus trabajadores.
España, una potencia en efectos visuales
Para conocer mejor en qué consisten estos efectos visuales, el impacto que tienen en la industria cinematográfica nacional y el desarrollo que han tenido en las últimas décadas, Vozpópuli ha charlado con José Antonio Rodríguez, Director de Desarrollo de Negocio en Voxel School, centro pionero en nuestro país a la hora de ofertar un grado universitario en VFX, tan necesario para acercarnos a países como Reino Unido, Canadá o Estados Unidos, naciones donde los efectos visuales nos llevan años de ventaja.
Lo primero que nos comenta José Antonio es, precisamente, la distinción entre efectos especiales y visuales, ahondando en que los visuales, añadidos en postproducción, son clave para dar luz verde a la ingente cantidad de productos audiovisuales existentes hoy en día.
Son tres áreas de trabajo en un estudio de efectos visuales. En primer lugar, el equipo 3D, que crea los entornos digitales que van a utilizarse para dar vida a las escenas. Por otro lado, el equipo FX, encargado de simular las explosiones, destrozos y multitudes que conviven en cada toma.
Finalmente, el grupo de composición. Su labor es la de separar los diferentes elementos que les llegan de las escenas rodadas, limpiando los elementos de separación para integrar todo a la perfección y que el espectador crea que todo se ha rodado del mismo modo que su ojo lo percibe.
Los efectos visuales tienen que lidiar con varios estigmas que dañan gratuitamente su reputación, algunos venidos incluso de directores que desechan su labor aunque la lleven de forma abundante en sus películas. En Napoleón, la cinta de Ridley Scott sobre la vida del emperador francés, trabajó un equipo gigante de VFX, a pesar de que el cineasta británico se jactó de casi no haber empleado esta técnica.
Rodríguez comenta que no solo crean portales a otra dimensión o disparos, a veces la labor de un equipo de efectos especiales es limpiar las escenas, eliminando elementos que no deben de estar, corrigiendo efectos de luz o cualquier nimiedad que complete la cinta. Es un trabajo que abarca muchas cosas.
Siempre se ha dicho que los VFX encarecen el presupuesto de una película, y sí, son caros, pero es "la labor de un buen supervisor de VFX y el trabajo en preproducción la de encontrar el equilibrio idóneo entre ambas técnicas para ajustarse al dinero disponible y que la película resulte gratificante de ver".
José Antonio señala el arduo camino que ha tenido que recorrer la industria española para obtener este reconocimiento y el prestigio del que ahora goza mundialmente. Series de calado como Juego de Tronos, Stranger Things o The Witcher han requerido el trabajo de nuestros profesionales, los cuales son de los más formados y polivalentes del planeta.
No ha sido hasta 2023 cuando España ha tenido por primera vez en su historia un grado universitario aprobado en VFX, estudios que en otras naciones llevan homologados muchos años. Ha sido en Voxel School, precisamente, donde se ha iniciado esta primera incursión en el manejo de los efectos especiales.
El artista español, señala Rodríguez, es muy valioso, pues posee muchas herramientas que hacen de su trabajo una labor muy solicitada. Además, su perfil resolutivo les hace indispensables. Hay varios aspectos que convierten a los efectos visuales en una industria muy apetecible.
Por fin, tras muchos años de pelea, los incentivos fiscales ayudan a traer proyectos a España. Además, hay una tasa de empleo muy alta, con un futuro espléndido por delante. "No es un área difícil para entrar a trabajar, pues basta con tener la formación adecuada y un portfolio bien trabajado para tener una oportunidad", señala Rodríguez.
Para seguir potenciando el universo de los efectos visuales, el cual ha cambiado "una barbaridad y es motivo de orgullo" en los más de 25 años que lleva José Antonio Rodríguez en la industria, no basta con subvenciones, hay que hacer esta área muy competitiva. Por primera vez en muchos años, España aspira a liderar una de las industrias audiovisuales en más auge en todo el mundo.
Ahora toca seguir mimando y potenciando, con el objetivo de seguir recogiendo en los próximos lustros los frutos de un trabajo que lleva cosechándose en silencio y con un enorme talento, muchísimos años. El cine, por supuesto, son también los efectos visuales.
Aquiles
NO se de que me habla ...NO veo ninguna Pelicula Española ....desde el 11M de 2003 ...ni mis hijos tampoco !!!