Bienestar

¿Deben los niños llevar gafas de sol en verano? Resolvemos todas las dudas

Los menores corren más riesgos con los rayos ultravioletas ya que sus medios oculares son más transparentes por lo que el uso de gafas de sol es recomendable

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Las gafas de sol son un complemento perfecto en esta época, pero además pueden evitar graves problemas en los ojos. El verano y los días más largos son un buen recordatorio de que tenemos que poner la mirada en los ojos de los niños. Además de una opción estética, las gafas de sol siguen siendo el mejor sistema de protección del ojo. De hecho, es importante que los niños utilicen gafas de sol adecuadas cuando están expuestos a la luz del sol, especialmente en condiciones de mucha luminosidad o durante actividades al aire libre. 

Los ojos de los pequeños son más sensibles que los de los mayores y muchas patologías como, por ejemplo, algunas alteraciones agudas de córnea o las lesiones degenerativas están relacionadas con la radiación recibida durante los primeros cinco años de vida. El problema se agrava también porque el cristalino, que es la mejor defensa natural contra las radiaciones perjudiciales del sol, es más transparente en los niños, por lo que deja pasar mayor cantidad de luz.

Pero no todas las gafas de sol valen para los más pequeños y hay que tener cuidado a la hora de elegirlas y más si las van a usar en verano. Según datos del Consejo General de Colegios de Ópticos, una de cada tres gafas de sol no está homologada o no podría superar los controles de seguridad de las autoridades sanitarias. Y eso también incluye a las lentes utilizadas por los niños. 

Y aunque parezca inofensivo o resulte tentador poner a los niños unas gafas de juguete u otras para evitar el sol, si no cumplen con las medidas homologadas de protección, es mejor no hacerlo. Por lo tanto, hay que vigilar a la hora de comprar lentes solares, ya que una mala protección podría ocasionar futuras enfermedades oculares.

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En verano, cuida los ojos de los niños con gafas de sol adecuadas.Pixabay

¿A qué edad pueden usar gafas de sol?

La Organización Mundial de la Salud apuesta por tomar medidas de protección ocular a partir de un índice de radiación ultravioleta  superior a 3, nivel que se supera la mayoría de los días en España. Según explican desde la clínica Barraquer, los bebés de menos de seis meses no deben exponerse al sol y la exposición debe ser limitada en niños menores de tres años. Estos expertos aconsejan durante el verano poner gafas de sol a los niños a partir de los tres años para proteger los ojos de la radiación ultravioleta.

“Para evitar lesiones en los más pequeños, la principal recomendación es evitar la exposición solar directa y las horas de mayor intensidad de la luz solar -entre las 12 y las 16 horas- y fomentar una adecuada protección con gorros, viseras y gafas de sol con filtros adecuados”, explican desde Barraquer.

Cómo elegir las gafas de sol para niños

Los ojos de los niños son particularmente sensibles a los rayos ultravioleta del sol (y más en verano), ya que sus medios oculares son más transparentes. Al elegir gafas de sol para niños, es recomendable optar por aquellas que ofrezcan una protección completa contra los rayos UVA y UVB. Busca gafas que estén diseñadas específicamente para niños y que cumplan con las normas de protección UV establecidas. 

Además, asegúrate de que las gafas sean cómodas y que se ajusten correctamente a la cara del niño para que no se caigan ni se desplacen fácilmente. Además, las revisiones oculares son muy importantes para el cuidado de los ojos. Por este motivo, deberían programarse al menos una vez al año y no esperar a hacerlas cuando el niño presenta alguna molestia.

Alicia Escuer, directora técnica y de formación de Óptica & Audiología Universitaria, afirma que “los niños deben usar gafas de sol para proteger sus ojos, ya que sus efectos son acumulativos, y es importante elegir aquellas que proporcionen una protección adecuada y que se ajusten correctamente a su rostro”.

La principal recomendación es evitar la exposición solar directa y las horas de mayor intensidad de la luz solar, entre las 12 y las 16 horas, y proteger a los más pequeños con gorros, viseras y gafas de sol con filtros adecuados. La experta aconseja que siempre se recurra a gafas homologadas como protección ocular del sol con la garantía de que bloquea la totalidad de los rayos UVA y UVB. 

La mejor forma para saber si una gafa está homologada consiste en comprobar que lleven el sello de calidad de la Unión Europea, que certifica su calidad. Además deben llevar filtros protectores, que en el caso de los niños debería ser el filtro de categoría 3, y que no distorsionen los colores. Lo más aconsejable es solicitar asesoramiento en los puntos de ventas autorizados.

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Los niños pueden usar gafas de sol a partir de los tres años.Pixabay

Riesgos de los rayos ultravioleta

El cristalino es el filtro ocular natural del ojo y acaba de desarrollarse a los 12 años, por lo que, hasta ese momento, al no estar completo, apenas filtra los rayos de sol, dejando pasar un 75 por ciento de la radiación solar que llega directamente a la retina.

La sobreexposición a la radicación solar en los ojos puede producir consecuencias a corto plazo, como conjuntivitis o queratitis (quemaduras solares), que se manifiestan en forma de lagrimeo, ojo rojo, picor o dolor, pero también provoca patologías oculares más graves a largo plazo, como cataratas, alteraciones en la conjuntiva, la córnea y esclera o lesiones degenerativas en la retina (degeneración macular).

Estas son las principales consecuencias de los efectos nocivos del sol en los ojos de los más pequeños:

  • Fotoqueratitis. Se trata de una inflamación en la córnea debido a una larga exposición a los rayos UVA y UVB. Las señales que dan la voz de alarma son: visión borrosa, sensación arenosa en el ojo, dolor y excesiva sensibilidad a la luz.
  • Problemas en la retina. La radiación solar aumenta las posibilidades de padecer retinopatía o degeneración macular (DMAE) que pueden llevar a una pérdida de visión.
  • Cataratas. La exposición acumulada al sol sin protección puede provocar su aparición de manera precoz en la edad adulta. 
  • Pterigión. Consiste en el crecimiento de un tejido que comienza a nacer en el globo ocular y puede alcanzar la córnea. Los síntomas principales son: sensación de tener un cuerpo extraño en el ojo, irritación, ojos enrojecidos y problemas de visión.

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