La alimentación es vital en nuestro día a día. Tan importantes son los alimentos que comemos como su elaboración y componentes. Llevar una dieta equilibrada es clave para tener una vida saludable y no correr ningún tipo de riesgo físico. También hay que tener cuidado con cómo se han elaborado esos alimentos, es decir, saber bien los nutrientes y componentes que poseen.
La conservación de la comida es otro factor que hay que tener en cuenta. El método que se use puede marcar también en las bacterias que un alimento pueda tener. Dentro de las bacterias existen dos tipos: las nocivas para el organismo (patógenas) y las buenas que contribuyen al buen funcionamiento del cuerpo humano (probióticas). La OMS define a los probióticos como "microorganismos vivos que conceden beneficios para la salud cuando la ingesta es moderada". Para que una bacteria pueda ser considerada positiva, debe de hacerse un estudio exhaustivo de un cultivo para así poder determinar si ofrecen o no aspectos positivos para la salud.
Las bacterias que son buenas para el organismo tienen su origen en el proceso de fermentación de ciertos alimentos. Esto es una práctica con muchos años de antigüedad y que se ha utilizado a lo largo de la historia para conservar de manera correcta la comida. La manera tradicional para conservar es a través de una solución de agua y sal -con tal de fermentar el alimento-, pese a que actualmente se ha popularizado hacerlo con vinagre, conociéndose esto como "encurtido". Está comprobado científicamente que con la opción tradicional las bacterias que se pueden generar en un alimento son probióticas, ya que mejora la calidad del sabor, apoya a la digestión, sirve de muro de contención contra las bacterias malignas o patógenas y aporta vitaminas.
Los alimentos fermentados ha sido uno de los componentes más importantes de nuestra dieta en forma de vino, cerveza, yogur, encurtidos, queso, etc. A continuación, te contamos el alimento que siempre está en tu nevera y que gracias a su método de conservación mejora su calidad, genera bacterias probióticas y alarga tu vida.
Pepinillos fermentados: un alimento probiótico sin calorías
Los pepinillos son un alimento que apenas tiene calorías y rico en sodio. Cuando son fermentados en salmuera (solución de agua y sal) aportan numerosos beneficios a la salud, ya que gracias a este método de conservación se genera un alto índice de bacterias probióticas que ayuda al correcto funcionamiento del organismo. Entre ellos, podemos destacar que ayuda a la pérdida de peso, y, además, es beneficioso para la piel, reduce el riesgo de aparición del Síndrome de Parkinson, sirve de remedio para calambres musculares y controla el nivel de azúcar en sangre.
Además de las propiedades positivas para la salud gracias a la presencia de estas bacterias probióticas y beneficiosas para el cuerpo humano, los pepinillos a los que se les ha practicado la técnica de la "lactofermentación" (con un bote de agua y sal, y sin oxígeno dentro del recipiente) tiene otra propiedad que es generalmente conocida: su gran poder antioxidante.
En definitiva, si los pepinillos son fermentados en lugar de encurtidos, son un alimento que puede alargar la vida. Se puede encontrar en cualquier supermercado, no es un producto muy caro, puede ser un buen tentempié para aquellos momentos en los que pica un poco el gusanillo y un buen complemento para otros platos o comidas. Aun así, hay que tener cuidado a la hora de comprar un bote de pepinillos para saber bien sus ingredientes y proceso de conservación, ya que la diferencia entre fermentación y encurtido puede significar una diferencia importante en cuanto al tipo de bacterias que genera y al mantenimiento de nuestro cuerpo.