Convertido en un acto casi automático que realizamos diariamente de manera casi refleja, lavarse los dientes es uno de los imprescindibles pasos de nuestra rutina de higiene personal. Que contemos con una buena salud bucodental se ha convertido en una de los objetivos de los expertos que advierten que una mala higiene puede derivar en serios problemas y dolencias.
A pesar de que en los últimos años la población se ha concienciado de la importancia de gozar de una buena salud bucodental, aún existe un importante porcentaje de personas en España que asegura no lavarse los dientes a diario.
Según la Encuesta de Salud Oral en España 2020, publicada por la Revista del Ilustre Consejo General de Colegios de Odontólogos y Estomatólogos de España, un 6 por ciento de los encuestado de entre 65 y 74 años asegura no lavarse los dientes nunca, frente a un 7,7 por ciento que lo hace al menos una vez a la semana; mientras que en el grupo de 35 a 44 años, las cifras mejoran siendo de un 1,8 por ciento los casos de los que no se lavan los dientes nunca, frente a un 3,6 que al menos lo hace una vez a la semana.
Eso sí, los datos de esta encuesta desvelan que el 54,8 por ciento de grupo de mayor edad se lava los dientes más de una vez al día, y en el otro grupo alcanza el 71,6 por ciento.
Los errores más comunes al lavarse los dientes
Aun así, los expertos aseguran que el hecho de cepillarse los dientes una o varias veces no implica que se haga bien. Y es que, al parecer, existen algunos errores comunes a la hora del lavado que resultan negativos para la buena salud bucodental.
- Utilizar un cepillo no adecuado: elegir el tipo de cepillo de dientes es importante. Existen diferentes tamaños y tipos de dureza, recomendados para cada tipo de dientes. Por ejemplo, un cepillo con las cerdas duras puede desgastar los dientes y ocasionar problemas en las encías sensibles. Para evitar problemas, lo aconsejable es consultar con un especialista.
- La frecuencia del lavado: aunque algunos expertos aseguran que es necesario lavarse los dientes tres veces, después de cada comida principal, otros apuntan a que con dos es suficiente.
- Una mala técnica: algunas personas creen que cepillándose los dientes de manera enérgica, incluso algo brusca, se consigue un mejor resultado. Nada más lejos de la realidad, de esta manera, hay riesgo de problemas de sensibilidad, retracción de las encías, e incluso de desgaste de las piezas. Además, los expertos señalan que tan importante es la cara interna como la externa de los dientes, y que hay que lavarse todas las zonas de la boca. En cuanto a la técnica, los dientes se lavan de arriba abajo y nunca de izquierda a derecha.
- No usar hilo dental: tal y como comentábamos, es importante limpiar bien cada parte de los dientes. Y eso incluye la zona interdental, una zona de complicado acceso para los cepillos de dientes pero fácil con el hilo dental.
- Olvidarse de la lengua: según confirma un importante porcentaje de la población, la lengua es la gran olvidada en el lavado dental. En ella se acumulan multitud de bacterias que pueden provocar desde mal aliento a infecciones. Tras el cepillado de dientes, es importante lavar la lengua con movimientos suaves, de atrás hacia adelante. Existen en el mercado raspadores especiales para la lengua.
- No cambiar de cepillo: si importante es la elección del cepillo de dientes, también los es sustituirlo cada tres o cuatro meses. Con el uso diario, las cerdas pierden su forma perdiendo eficacia en el cepillado. Además, pueden llegar a dañar los dientes o las encías. También es importante mantenerlo correctamente, limpiarlo después de cada uso y, en caso de guardarlo en alguna capucha, esperar a que esté bien seco evitando la proliferación de bacterias.
- Enjuagarse después del cepillado: para beneficiarnos del efecto del flúor que contienen las pastas, los expertos recomiendan no enjuagarse los dientes tras el cepillado, e incluso aconsejan no humedecer el cepillo tras echar la pasta.
- Sustituir el cepillado por el colutorio: el enjuague bucal es un complemento a la hora de lavarse los dientes, no un sustituto.
- Lavarse los dientes nada más comer: aunque sobre este ‘error’ hay opiniones contradictorias, son muchos los expertos que recomiendan esperar entre veinte y treinta minutos desde la comida antes del cepillado. De esta manera, se permite se evita dañar el esmalte dental.