Frutas y verduras son imprescindibles en una alimentación saludable. Así lo aseguran los expertos que recomiendan el consumo de alimentos que aporten al organismo los nutrientes necesarios para estar sano y fuerte. Ingredientes como la canela, muy apreciada tanto en la gastronomía como en la medicina tradicional; el aguacate, que ofrece numerosos beneficios gracias a sus grasas; o el tomate, un alimento muy popular que ayuda a combatir enfermedades.
Originario de Perú, el tomate fue introducido en Europa por los conquistadores españoles, y aunque inicialmente fue utilizada como planta ornamental, a finales del siglo XVIII comenzó a cultivarse con fines alimentario. En la actualidad, es uno de los alimentos más populares e imprescindibles de la llamada dieta mediterránea, considerada una de las más saludables del mundo.
Aunque comúnmente nos referimos al tomate como una verdura, por su clasificación botánica es una fruta. Una fruta con muy buenas propiedades nutricionales que lo convierten en un gran aliado para la salud.
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Las enfermedades que el tomate ayuda a combatir
Tal y como señala la Fundación Española de la Nutrición (FEN), entre las vitaminas con las que cuenta el tomate destaca el contenido en vitamina A, “básicamente en forma de carotenoides provitamina A; y vitamina C, de hecho “una ración de tomate cubre el 61% de las ingestas recomendadas de vitamina C para la población de estudio”.
El tomate es uno de los alimentos más ricos en licopeno, responsable de su característico color rojo, y uno de los carotenos con actividad antioxidante más efectiva, que incluso se mantiene después de procesar este ingrediente.
De intenso sabor y aroma, el tomate es un versátil ingrediente del que existen numerosas variedades, y que los expertos recomiendan incluir en la dieta diaria para beneficiarnos de todas estas propiedades que ayudan a combatir algunas conocidas enfermedades como estas:
-Enfermedades cardiovasculares: tal y como demuestran los estudios, el tomate es una gran aliado para la prevención cardiovascular. Gracias a su contenido en licopeno, ayuda a controlar los niveles de la tensión arterial, según algunas investigaciones, de forma similar a algunos fármacos antihipertensivos. Además, mejora la circulación sanguínea y tiene efecto antiinflamatorio, antioxidante y antitrombótico.
-Problemas visuales: gracias a su aporte de vitamina A, el tomate mejora nuestra visión y protege a nuestros ojos tanto de enfermedades degenerativas como de cataratas o ceguera nocturna.
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-Estreñimiento: aunque en comparación con otras frutas y verduras contiene poca fibra, su alto porcentaje de agua, sus semillas, pulpa y piel ayudan a mejorar el tránsito intestinal combatiendo el estreñimiento. Además, el tomate contiene potasio y unos niveles bajos de sodio, por lo que evita la retención de líquidos y ayuda a la eliminación de toxinas.
-Infecciones del tracto digestivo y urinario: según diferentes investigaciones, el tomate protege y cuida de enfermedades digestivas, y además, tiene actividad antimicrobiana, especialmente en cepas que afectan a la salud del sistema digestivo y urinario como la responsable de la cistitis.
-Accidente cerebrovascular: tal y como apunta la Fundación Española del Corazón (FEC), recientes investigaciones señalan que “el consumo de una dieta rica en derivados del tomate contribuye a reducir el riesgo de sufrir un infarto cerebral (ictus), además de prevenir la aparición de otras enfermedades”.
-Cáncer: el contenido de licopeno del tomate también se ha relacionado con una posible disminución del riesgo de varios tipos de cáncer, como el cáncer de próstata, de estómago o pulmón. Un dato que los expertos recomiendan tomar con precaución y teniendo presente que ningún alimento es capaz por sí mismo de curar una enfermedad como esta ni puede sustituir a un tratamiento médico.
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