La medusa es uno de los compañeros de verano más temidos y que nadie se quiere encontrar durante las vacaciones. Son muchas las playas de nuestro país que debido a las altas temperaturas del agua del mar están atestadas de estos organismos que ponen en riesgo la salud de miles de veraneantes cada año. Su picadura puede causar muchas molestias a quien la padece aunque no suele ser un problema grave, pero sí que hay que saber cómo tratarlas y es necesario echar abajo algunos mitos sobre cómo actuar ante la picadura de una medusa.
Según explican en 'National Geographic', “las medusas son algunos de los organismos más antiguos que habitan en el planeta Tierra, donde están presentes desde hace más de 500 millones de años”. Casi nada. Son animales marinos e invertebrados y pertenecen al género de los cnidarios, palabra que deriva del griego ‘cnidia’ y que significa ‘ortiga’, de ahí que su ‘latigazo’ se considere también una picadura. De hecho una de las principales características de la medusa es la posesión de cnidoblastos, unas células urticantes distribuidas a lo largo de su superficie que cumplen una misión de defensa y de captura de presas.
Es durante el verano cuando más cuidado debemos tener al encontrarnos con una medusa mientras nos damos un baño en el mar. Las corrientes marinas pueden acercarlas a las costas y también la subida de la temperatura del agua del mar hace que su presencia sea más notoria sobre todo en los últimos años. En las playas se suele avisar a través de banderas de la presencia de medusas y es bueno preguntar al socorrista para que sea él el que nos informe del tipo de medusa y de si son o no peligrosas para el ser humano.
El veneno de la medusa
La composición del veneno de la picadura de la medusa no es muy conocida y varía dependiendo de la especie que sea. Según se informa en la web del Ministerio de Transición Ecológica, habría una veintena de variedades y no todas son peligrosas para los humanos, aunque es cierto que no es fácil distinguirlas a simple vista.
Las picaduras más fuertes y urticantes corresponden a la Medusa luminiscente (pelagia noctiluca), a la Avispa de mar (carybdea marsupialis) y a la Medusa cruz (olindias phosphorica). Aunque este verano se ha escuchado mucho el nombre de la Carabela Portuguesa por su aparición en las costas del norte de nuestro país, no es la más frecuente en nuestras cosas, pero sí que es la más peligrosa.
Eso sí, aunque es muy parecida a una medusa, en realidad se trata de un conglomerado de organismos que forman una colonia gelatinosa. Los tentáculos de la Carabela Portuguesa pueden medir hasta 50 metros y están llenos de veneno urticante por lo que deberíamos huir de ella nada más divisarla en el agua.
Las picaduras de algunos tipos de medusas, como las cubomedusas (o cubozoos), también conocidas como avispas de mar, son muy peligrosas y hasta pueden ser mortales. Estas medusas se encuentran con mayor frecuencia en Australia, las islas Filipinas, el Océano Índico y el Centro del Océano Pacífico.
Efectos de la picadura
Los síntomas que causa la picadura de una medusa dependen del tipo de ejemplar que sea, de la zona en la que nos pique (la región más sensible es el tronco ya que ahí el veneno penetra más rápido en el torrente sanguíneo), de la cantidad de veneno, la edad y el peso de la persona y de la exposición que ha tenido en otros momentos a ese veneno.
Las picaduras se caracterizan por provocar dolor, picor intenso, enrojecimiento e inflamación de la zona afectada. Estos síntomas suelen aparecer casi de inmediato. También se producen eritema y habones urticariales, que en algunos casos más graves pueden evolucionar a ulceración y necrosis. Cuando pasan unas horas pueden aparecer síntomas parecidos a los de una quemadura y en los casos más graves, que afortunadamente no son los más numerosos, puede haber una sensación de dolor en el pecho, calambres musculares e incluso dificultad respiratoria.
Con frecuencia puede producir agitación, pérdida del apetito, conjuntivitis o dolor de cabeza. Pero, en general, los síntomas deberían pasar a las pocas horas de la picadura. Hay que tener especial cuidado con los niños lactantes, los ancianos y personas con enfermedades generales y lo mejor es ir de inmediato a un centro de salud para que nos indiquen qué hacer y descartar síntomas más graves.
Qué hacer y qué no si te pica una medusa
Lo primero que hay que hacer si nos pica una medusa es limpiar la zona afectada que se verá porque aparecen una especie de marcas alargadas. Según explican desde la Fundación Io, especialista en Enfermedades Infecciosas y Medicina del Viajero, no hay que usar agua dulce, ya que esta podría romper las células urticantes, sufriendo otra picadura, sino que lo mejor es usar suero fisiológico o agua salada directamente del mar.
Otro buen consejo es aplicar frío en la zona afectada durante unos 15 minutos. No apliques el hielo directamente sobre la picadura sino que colócalo sobre un pañuelo o toalla finita para que no toque directamente la piel. Si quedara algún resto del tentáculo de la medusa en la piel, usa unas pinzas para quitarlo (nunca con las manos ya que te pasarás ahí el veneno).
No te frotes ni te rasques y mucho menos uses toallas de la arena para hacerlo. Si la reacción alérgica es grande, acude al puesto de primeros auxilios de la playa y también puedes aplicar una crema antihistamínica o tomar algún analgésico si el dolor es fuerte. Por supuesto, ante cualquier duda, lo mejor es ir al centro de salud de manera inmediata.
Hay algunos ‘métodos’ caseros que debemos evitar. Estos serían por ejemplo el mito de aplicar orina sobre la picadura o de enjuagarla con agua fría y dulce. Ni se te ocurra aplicar alcohol ni vendas para inmovilizar la zona afectada. Nunca se debe tocar una medusa muerta, pues sus tentáculos mantienen el efecto urticante.