Nuestro cerebro, ese órgano tan complejo y maravilloso que nos permite pensar, sentir y relacionarnos con el mundo, es inevitablemente afectado por el paso del tiempo. A medida que envejecemos, es común experimentar un cierto deterioro en nuestras capacidades cognitivas, como la memoria o la capacidad de concentración. Sin embargo, la buena noticia es que este proceso no es irreversible. Al igual que los músculos se fortalecen con el ejercicio, nuestro cerebro también puede mantenerse en forma y joven durante más tiempo. Según un estudio publicado en el ‘British Medical Journal’, ciertas actividades y hábitos de vida pueden retrasar, e incluso prevenir, el deterioro cognitivo, permitiéndonos disfrutar de una mente ágil y activa a cualquier edad.
La neurocientífica Nazareth Castellano, en el programa La ciencia de cómo influimos en los demás de RTVE, nos reveló los pilares fundamentales para mantener nuestro cerebro en óptimas condiciones. Lo más sorprendente es que, según la experta, el ejercicio físico supera a la estimulación intelectual en este aspecto. Las seis claves son las siguientes:
1. El ejercicio físico: una necesidad para el cerebro
El ejercicio físico no solo esculpe nuestro cuerpo, sino que también moldea y rejuvenece nuestro cerebro. La actividad física regular estimula la neurogénesis, es decir, la formación de nuevas neuronas, especialmente en el hipocampo, una región clave para la memoria y el aprendizaje. Además, el ejercicio aumenta la producción de factores neurotróficos, como la BDNF (factor neurotrófico derivado del cerebro), que promueven la supervivencia y el crecimiento neuronal. Esto se traduce en una mayor conectividad cerebral, una mejor capacidad cognitiva y una menor probabilidad de desarrollar enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
2. La neurogénesis hipocampal: la llave para una memoria joven
El hipocampo, una estructura en forma de caballito de mar ubicada en el lóbulo temporal, es fundamental para la formación de nuevos recuerdos. La neurogénesis hipocampal, es decir, la generación de nuevas neuronas en esta región, es un proceso continuo a lo largo de la vida. Sin embargo, este proceso se ve afectado por el envejecimiento y por factores de riesgo como el sedentarismo, la obesidad y el estrés. Al mantener activa la neurogénesis hipocampal a través del ejercicio, la alimentación saludable y un buen descanso, podemos preservar nuestra capacidad de aprender y recordar a lo largo de los años.
3. El intestino, nuestro segundo cerebro: la conexión intestino-cerebro
La conexión entre el intestino y el cerebro es mucho más estrecha de lo que imaginamos. El intestino alberga una gran cantidad de bacterias que forman el microbioma intestinal, el cual influye en una amplia variedad de funciones corporales, incluyendo la salud mental. Los alimentos que consumimos alimentan a estas bacterias, y algunas de ellas producen sustancias que pueden afectar directamente al cerebro, como neurotransmisores y moléculas inflamatorias. Una dieta rica en fibra, frutas y verduras, que favorece el crecimiento de bacterias beneficiosas, puede mejorar la salud mental y reducir el riesgo de depresión y ansiedad.
4. El ejercicio físico: más que quemar calorías, construir conexiones neuronales
El ejercicio físico no solo quema calorías y fortalece los músculos, sino que también fortalece las conexiones entre las neuronas. Cuando hacemos ejercicio, se liberan una serie de sustancias químicas en el cerebro, como endorfinas y dopamina, que producen sensación de bienestar y recompensa. Además, el ejercicio aumenta el flujo sanguíneo al cerebro, lo que proporciona a las neuronas el oxígeno y los nutrientes necesarios para funcionar correctamente. A largo plazo, estas adaptaciones cerebrales se traducen en una mayor capacidad de aprendizaje, memoria y resolución de problemas.
5. Cardio y fuerza: el dúo perfecto para un cerebro sano
Tanto los ejercicios cardiovasculares como los de fuerza ofrecen beneficios únicos para el cerebro. Los ejercicios cardiovasculares, como correr, nadar o andar en bicicleta, aumentan el flujo sanguíneo al cerebro y estimulan la liberación de factores neurotróficos. Los ejercicios de fuerza, por su parte, fortalecen los músculos y los huesos, y también tienen un impacto positivo en el cerebro, al mejorar la función cognitiva y reducir el riesgo de demencia. La combinación de ambos tipos de ejercicio proporciona los máximos beneficios para la salud cerebral.
6. Gimnasios en centros de salud mental: una revolución en el tratamiento
La integración de gimnasios en los centros de salud mental representa un cambio de paradigma en el tratamiento de los trastornos mentales. El ejercicio físico se ha mostrado eficaz para reducir los síntomas de depresión, ansiedad y estrés, y para mejorar la calidad de vida de las personas con enfermedades mentales. Al combinar terapia psicológica con ejercicio físico, se obtiene un tratamiento más completo y efectivo. Además, los gimnasios en los centros de salud mental ofrecen un espacio seguro y motivador para que las personas puedan realizar actividad física y socializar con otros.
El cerebro, al igual que cualquier otro músculo, necesita ser ejercitado y alimentado para funcionar correctamente. La combinación de ejercicio físico regular, una dieta saludable, un buen descanso y una vida social activa son los pilares fundamentales para mantener un cerebro sano y joven a lo largo de toda la vida.