El orgasmo es sinónimo de placer, pero no siempre es así, por muy raro que pueda parecernos. El viaje hacia el orgasmo no siempre es igual a satisfacción sexual y puede haber problemas físicos, psicológicos o con la pareja que pueden afectar en tus relaciones sexuales. Por eso, es fundamental analizar las causas de la insatisfacción sexual y, si es necesario, acudir a un especialista para tratar el problema de raíz.
Desgraciadamente, sí es posible tener un orgasmo no placentero. Alcanzar el orgasmo no siempre es sinónimo de que el encuentro sexual o el orgasmo haya sido satisfactorio, o que, si has tenido sensaciones negativas durante el encuentro sexual, dejen de existir. A veces, hay motivos físicos y/o psicológicos que afectan considerablemente -y de manera muy negativa- en el viaje hacia el clímax.
Cuando las personas experimentan un orgasmo ‘malo’ lo describen como una reacción puramente física y carente de placer. Otros incluso describen sus orgasmos como dolorosos. Aunque el dolor durante el orgasmo puede indicar algún tipo de disfunción sexual, muchos de los afectados afirman que su dolor durante el sexo es específico de su condición, por ejemplo, puede que sus cuerpos no estén excitados y no estén preparados para sensaciones intensas.
Por qué un orgasmo no da placer
Como decíamos, hay diferentes motivos que pueden llevar a las personas a vivir el sexo de una manera que no es plenamente satisfactoria. Uno de esos motivos puede ser que no haya una conexión total entre el cuerpo y la mente. ¿Qué significa esto? Para los expertos de Lelo, cuando el cuerpo está excitado y la mente no, o viceversa, pueden producirse algunos problemas que reduzcan la posibilidad de alcanzar el orgasmo.
Diversas investigaciones y estudios han demostrado que las personas pueden experimentar el orgasmo en situaciones no calificadas como sexuales propiamente, como por ejemplo hacer ejercicio, durante la lactancia o cuando nos lavamos los dientes. Pero también aproximadamente del 10 al 15 por ciento de las mujeres jamás ha tenido un orgasmo y en algunas encuestas se refleja que la mitad de las mujeres están insatisfechas con la frecuencia con la que alcanzan el clímax durante las relaciones sexuales.
Algunos problemas alrededor del orgasmo femenino pueden ser tanto físicos como psicológicos. Los más comunes suelen ser por experiencias traumáticas previas, problemas en la relación, la preocupación excesiva por el sexo (esto puede llevar a una frustración total o a una baja autoestima), trastornos emocionales (como la depresión), problemas de salud física, cambios o problemas hormonales, por ciertos medicamentos, la falta de estimulación, cirugías ginecológicas y otros problemas de salud.
Entre los problemas médicos que pueden causar la falta de placer se encuentran desde la toma de algunos fármacos (por ejemplo, algunos para tratar la depresión); enfermedades crónicas que afectan al interés sexual, la menopausia, dolor pélvico crónico (como el causado por la endometriosis); daño a los nervios que conectan con la pelvis causado por afecciones como la esclerosis múltiple o sequedad vaginal.
Los problemas en el orgasmo pueden comenzar desencadenándose por alguno de los motivos anteriores, pero sentirse presionada por experimentar el orgasmo puede ser muy estresante y restarle valor a toda la relación sexual, aunque acabes alcanzándolo.
También puede ocurrir que se alcance el orgasmo masturbándose sola y no con tu pareja. Esto puede deberse a problemas en la relación o a la falta de estimulación. Aunque muchas mujeres no necesitan un orgasmo para disfrutar plenamente del sexo, no alcanzarlo puede ser un problema para otras mujeres y sus parejas. No es un secreto que la conexión de la pareja crece si te sientes cómodo y compartes momentos de placer con tu pareja.
Qué hacer ante un orgasmo no placentero
Una de las primeras cosas que deberíamos plantearnos cuando sucede que el clímax no nos lleva al placer esperado es si realmente te conoces a ti mismo como deberías. Hay veces que el estrés y la ansiedad pueden influir de forma muy notoria en el deseo sexual y si es una situación puntual en la que la libido está por los suelos, no debería preocuparnos más allá de ese momento. Pero si esto se alarga en el tiempo, es mejor hacerse algunas preguntas porque sino pueden llegar la frustración e incluso la sensación de culpabilidad al sentir que la pareja está haciendo todo lo que debe y tú no llegas a sentir el placer que ‘deberías’.
A veces es también la pareja la que puede presionar, por lo que deberías tener una comunicación fluida con la otra parte para que entienda también qué te está pasando y cómo puede ayudarte. A veces el desconocimiento lleva a peleas y más frustraciones así como a inseguridades y miedos.
Es fundamental conocerse a sí misma y saber cómo y qué es lo que más te gusta. Haz un examen de conciencia en este aspecto y háblalo con tu pareja, dile qué necesitas y cuáles son tus preferencias, e incluso guíale para que juntos logréis estar plenos y satisfechos durante el sexo.
Cuándo pedir ayuda
Si tienes problemas para tener un orgasmo es conveniente consultar con tu ginecólogo. Te puede ayudar a comprobar si el problema deriva de alguna causa física que pueda tratarse. Algo que también puede ayudarte es realizar regularmente ejercicios de suelo pélvico para fortalecer los músculos que rodean la vejiga, la vagina y la espalda, ya que mejoran la salud del suelo pélvico y de esta forma facilita el viaje hacia el orgasmo.
Por otro lado, si la causa es psicológica, puede ser muy útil acudir a un terapeuta sexual o a un psicólogo. Como hemos mencionado antes, si has tenido experiencias traumáticas previas o problemas de pareja, esto también podría ser algo que esté bloqueando o perjudicando el viaje hacia el orgasmo.
La suposición de que experimentar el orgasmo significa que el sexo es placentero es una creencia falsa y potencialmente perjudicial. Las parejas también deberían compartir sus preocupaciones y deseos cuando se produce un orgasmo, ya que un orgasmo no significa necesariamente la presencia de excitación o una experiencia placentera.