Miedo al fracaso, a cualquier tipo de animal, a las alturas, a los espacios cerrados, a la gente, al rechazo... Todo el mundo tiene algún tipo de fobia, aunque algunos digan que no. Cada persona es diferente y su reacción respecto a ellos puede ir desde salir corriendo hasta quedarse paralizado. Pero lo cierto es que no podemos dejar que esta terrorífica sensación gobierne nuestra vida.
Puedes parecerle a los demás que eres un valiente mientras internamente estás encarcelado por los miedos. Pero enfrentar y superarlo puede ser la llave que abra las puertas de tu prisión. Seguro que recuerdas algún momento en el que dejaste que tus fobias impulsaran tus decisiones y esto te limitó en algunas ocasiones durante ese tiempo.
¿Hay momentos en tu vida en el que pasan muchas cosas y experimentas estrés y ansiedad? Ponte a mirar atrás en el tiempo, ¿por qué has perdido tanto en algo que al final no se hizo realidad? Hay que aprender de cada experiencia para tener un enfoque totalmente diferente y comenzar a dominar el miedo.
La clave no es eliminarlos de tu vida, sino convertirse en el tipo de persona que los enfrenta en lugar de huir de ellos. Recuerda siempre que es un instinto de supervivencia, una señal de que algo anda mal, que nos protege del peligro y nos permite sobrevivir. El problema es que tu mente a menudo no sabe la diferencia entre una amenaza existencial como un león que te vaya a comer o una cómo sentirse rechazado.
Afronta el miedo y comprométete
Este primer paso puede ser el más difícil, pero es absolutamente necesario. No puedes superar un miedo que está oculto en algún lugar de tu subconsciente. Debes afrontarlo. Cuando miras a la cara de alguien, la ves de frente y aprendes qué hace y cómo está actuando. Cuando reconoces tu fobia (en lugar de alejarte de ella), notas cosas que antes no sabías. Esta conciencia te ayuda a superarlo.
Sin un compromiso férreo de perseguir, capturar y comenzar a disolver sus miedos, estos te dejarán siempre paralizado y atrás. No puedes simplemente estar interesado en disolverlos, sino que de verdad tienes que comprometerte con ello. Como si fuera la crianza un hijo. No hay vuelta atrás.
No importa lo pequeño que empieces. No tienes que saltar del trampolín, mete el pie poco a poco desde la esquina de la piscina, ¿entiendes? Eso sí, tienes que dar un paso adelante, aunque sea solo uno. No pasa nada si das un paso atrás, pero no puedes parar. Tienes que volver a levantarte y seguir avanzando con coherencia. Superar tus miedos requiere mucho compromiso.
Para ayudarte intenta llevar un diario durante un período de dos o tres semanas y anota cualquier patrón que veas. ¿Se te ponen las manos húmedas y se te encoge el estómago? ¿Suele ocurrirte más por las noches o por las mañanas? ¿Qué sueles hacer cuando te pasa? Anota todo lo que creas significativo Tener en cuenta todo lo que provoca en ti puede ayudar a desmitificarlos. Ya no serán tan grandes e insuperables. Aprender todo sobre ellos te da una idea de cómo contrarrestarlos.
Usa tu cabeza de manera diferente
La imaginación es algo maravilloso. Te da poder, creatividad y la capacidad de pensar fuera de tu propia cabeza. Desafortunadamente, una que sea demasiado activa puede ser una herramienta dañina cuando te hace considerar cosas negativas. De hecho, puede magnificar tus miedos haciendo que tu situación parezca mucho peor de lo que realmente es.
En lugar de dejar que te lleve por un camino oscuro, usa tu imaginación para vencer tus fobias. ¿Cómo? Elige un momento de calma en el que estés relajado y no estresado. Cierra los ojos y piensa en una situación en la que normalmente tengas miedo.
Después imagina pasando por ese momento pero pacíficamente. No te congelas y empiezas a llorar. En su lugar, buscas una solución y recuperar el control. La paz que has experimentado en ese escenario puede realmente ayudarte a superar la prueba real de manera más tranquila.
Además, cuando sientas que aparecen tus miedos, intenta usar una parte diferente de su cerebro. Piensa en números, por ejemplo. Para, analiza y valora en qué escala de terror te encuentras en ese momento e intenta reducirla. Sabemos que no es fácil, pero tú puedes.
La naturaleza como terapia
Está claro que si el miedo influye a diario en tu vida y no te deja seguir adelante lo primero que debes hacer es ir a un psicólogo para ver las causas subyacentes. Un profesional puede ayudarte a salir del hoyo poco a poco, aunque lo cierto es que no te puedes pasar en consulta todo el día.
Por eso, numerosos estudios avalan a la naturaleza y los espacios abiertos como forma terapéutica de avanzar y afrontar los miedos. La belleza natural que se encuentra en parques o cualquier lugar donde crezca algo verde ayuda a reducir los síntomas del miedo y la ansiedad.
La naturaleza calma a las personas, reduce los niveles de estrés y cambia el estado de ánimo de estresado a relajado. Además, la actividad física al aire libre requiere que usemos nuestro cerebro de una manera diferente, lo que puede provocar un cambio de pensamientos irracionales a unos más claros y sanos que ayuden a superar el miedo.