Viajar es uno de los grandes placeres de la vida pero si no tenemos las precauciones necesarias, las vacaciones estivales se pueden convertir en algo poco agradable. Tras la normalización post-pandémica de las vacaciones, ha llegado a nuestro país el momento del año en que se incrementa considerablemente el fenómeno de movilidad (tanto nacional como internacional) entre nuestra ciudadanía.
Un fenómeno que ya antes de la irrupción del SARS-CoV-2 tenía cierta relevancia a nivel sanitario, pero al que, en el contexto climático actual, debemos prestar más atención, si cabe, para evitar situaciones indeseables, tanto a nivel individual como colectivo/global. “Este tipo de desplazamientos suele estar asociado a algunas patologías conocidas como ‘enfermedades del viajero’, en su mayoría adquiridas en el lugar de destino, pero no todas son debidas a agentes infecciosos”, nos dice Raimundo Segui Lopez-Peñalver, profesor de la Universidad Internacional de Valencia (VIU).
En este sentido, aunque de forma minoritaria, pueden aparecer problemas de salud inherentes al propio tipo de desplazamiento (mareo cinético, dolores osteomusculares, alergias, reacciones dermatológicas, caídas, resfriados, ampollas, rinitis, trastornos gástricos comunes, etc.), pero actualmente hay que prestar especial atención a lo que popularmente se conoce como ‘enfermedades tropicales’.
Y, sobre todo, hacerse consciente de la cada vez menor ‘tropicalidad’ de estas patologías debido al cambio climático, que ya ejerce un fuerte impacto en la distribución de estas, así como de los vectores que las transmiten. “La mayoría de las enfermedades tropicales se caracterizan por una transmisión por picadura de un artrópodo vector de las mismas. Estos artrópodos (mosquitos, garrapatas, chinches, pulgas...), tras picar a un individuo enfermo, pican a uno sano y le transmiten el agente infeccioso (virus, parásito o bacteria), que en un abanico muy variable de tiempo acabará desarrollando la enfermedad”.
Viajar a lugares con enfermedades tropicales
Algunas de estas enfermedades, “bien se transmitan por picadura de artrópodo vector o bien por vía aérea, por contacto o por ingestión de alimentos o agua contaminados, tienen una distribución global (la tuberculosis, el tétanos, la fiebre tifoidea, las hepatitis virales y la diarrea infecciosa, entre otras), si bien en determinados continentes como África o Sudamérica están más ampliamente distribuidas”, nos explica el docente de la Universidad Internacional de Valencia.
Y es precisamente en estos continentes donde, además, “se suman otras enfermedades más circunscritas a los trópicos a tener en cuenta, algunas sin vacuna actual para la población general”. Destacan, de entre aquellas transmitidas por mosquitos:
- La malaria (con una sintomatología muy variable, aunque con una fiebre muy característica y que puede llegar a manifestarse hasta días después del regreso)
- El dengue (con brotes actuales especialmente intensos reportados en varios países de América del Sur)
- Chikun-gunya, zika, algunas filariasis, y el virus del Nilo Occidental.
De entre las transmitidas por picadura de garrapata se encuentran la fiebre hemorrágica de Crimea Congo, la babesiosis y la enfermedad de Lyme. Y por picadura de pulga, la fiebre tifoidea.
Viajar con seguridad
Para prevenir las picaduras por estos artrópodos “es muy recomendable el uso de repelentes en piel y ropa, utilizar ropa de manga larga (con los pantalones por dentro de los calcetines), evitar la de color oscuro y dormir con redes mosquiteras impregnadas en permetrina, así como vigilar la piel tras hacer recorridos por ambiente rural, así como tomar la correcta pauta de profilaxis farmacológica en caso de existir”, recomienda Raimundo Segui Lopez-Peñalver.
Por otra parte, la diarrea del viajero es el problema de salud significativamente más frecuente en los viajes internacionales, especialmente cuando se visita Próximo Oriente, América Central y del Sur, y África. “Los agentes infecciosos que comúnmente las causan son Escherichia coli, Shigella spp., Campilobacter jejuni, Giardia lamblia, Entamoeba histolytica, Vibrio cholerae (causante del cólera) y virus Norwalk. La recomendación para evitar estas infecciones es prestar mucha atención a los alimentos y bebidas que se vayan a ingerir”.
En el caso de los alimentos, deberíamos “evitar aquellos crudos, poco cocinados o muy expuestos al ambiente, así como las pieles de frutas y verduras e incluso aquellas que carezcan de piel. Con respecto al agua, lo ideal es consumir siempre embotellada y potabilizada, prescindir del hielo cuya procedencia sea desconocida, y evitar el cepillado de dientes con agua del grifo”.
Enfermedades por contacto
De entre las enfermedades que pueden adquirirse por vía aérea o contacto, los distintos tipos de gripe, el SARS-CoV-2 (con su característica ola de verano en auge hoy en día), el tétanos, la difteria, las Hepatitis, la rabia y la sarna (esta última con algunos brotes importantes declarados en nuestro territorio recientemente) son las más conocidas y ampliamente expandidas.
A la hora de viajar, según recomienda el experto, “para evitarlas, se debe mantener una constante buena higiene de manos, usar mascarilla en lugares concurridos de poca ventilación, protegerse al realizar actividades de riesgo (en cuevas, selva, etc.), mantener relaciones sexuales seguras, no dormir ni sentarse sobre superficies de dudosa higiene, y evitar el contacto con animales exóticos o aves”.
Esto último es una lección que ya deberíamos haber aprendido y poner en práctica “dado el incremento de amenazas que se vienen constatando, como la gripe aviar, que va estrechando su cerco al haberse declarado brotes en los últimos dos años entre mamíferos (recientemente en Europa y Asia entre los gatos) y en personas que han estado en contacto con aves infectadas”.
No hay que olvidar que “en las décadas recientes han surgido casi tantos brotes epidémicos como prácticamente en el resto de la historia documentada (ébola, síndrome respiratorio agudo grave o SARS, el síndrome respiratorio de Oriente Medio o MERS, la gripe A, el zika o el más reciente SARS-CoV-2), debido fundamentalmente a la globalización y al cambio climático”.
Viajar por España también tiene sus riesgos
El profesor de la VIU añade que “igual de preocupante es el surgimiento de casos de fiebre hemorrágica del Congo, virus del Nilo Occidental (enfermedad declarada endémica en Andalucía desde 2020), dengue, chikun-gunya o viruela del mono en territorio español. En otros países, hasta de malaria (oficialmente erradicada de España en 1964), todo ello reflejo de esa colonización por parte de los insectos vectores de nuevos territorios, o la recolonización de antiguos”.
Así pues, en este contexto actual, no debemos conformarnos con prevenir únicamente determinadas enfermedades cuando vamos a viajar a determinados lugares que hasta ahora se consideraban exóticos o tropicales.
“Lo ideal siempre es visitar con meses de antelación las Unidades de Atención al Viajero de los distintos Sistemas de Salud, donde además de recibir la información oportuna sobre las posibles enfermedades en el lugar de destino, se nos facilitará para aquellas infecciones que dispongan de ellas tanto la quimioprofilaxis (malaria) como la vacunación adecuada (fiebre amarilla, tétanos, difteria, Hepatitis A y B, rabia, fiebre tifoidea, y encefalitis, algunas de ellas incluso obligatorias para poder viajar)”, concluye el experto.
PericoEDLP
Si viajas por España no olvides la pistola de 9mm, la ropera antimachetes y la cuchilla para dentro de las botas. Y ya si eso lleva antimosquitos tb por si te pican en el dedo de disparar.