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Dormir para estar despiertos: la importancia del sueño para una buena salud

Dormir el tiempo adecuado a cada edad y con el mínimo de interrupciones posibles son las claves de un sueño reparador

  • Dormir bien es esencial para el buen funcionamiento del organismo.

Una persona nonagenaria habrá pasado 30 años de su vida durmiendo. O visto de otra manera: gracias a que ha dormido bien, esta persona habrá podido vivir 60 años con plena capacidad vital.

Esta supuesta paradoja, expuesta por el doctor Eduard Estivill, responsable del centro Olympia, del Grupo Quirónsalud, es la esencia misma de la importancia del sueño en el ser humano, porque este, junto con la alimentación sana y el ejercicio físico, es la garantía de una buena salud.

Una epidemia

Los problemas ligados al sueño tienen un carácter epidémico porque afectan casi a la mitad de los seres humanos de forma indiscriminada. En rigor, como señala la Asociación Mundial de Medicina del Sueño (WASM por sus siglas en inglés), casi la mitad de la población mundial no duerme en condiciones óptimas y, por usar la frase de Francisco Segarra, especialista europeo en Medicina del Sueño de Olympia, “si el sueño falla, la salud declina”.

El sueño, junto con la alimentación sana y el ejercicio físico, es garantía de una buena salud

El insomnio es, sin duda, uno de los más manifiestos síntomas de los problemas ligados al sueño, pero, en términos de salud, la cuestión hay que valorarla teniendo en cuenta tres aspectos básicos: duración, continuidad y profundidad. Es decir, hay que dormir el tiempo adecuado (ni más ni menos de lo que corresponde a la edad y condiciones de la persona), hay que hacerlo con el mínimo de interrupciones posibles, y debe hacerse de modo que uno se despierte adecuadamente restaurado.

Apnea y otras disfunciones

Una categorización interesante de los problemas ligados al sueño es la que establece tres tipos de afectados: los que duermen poco, los que duermen demasiado y los que no dejan dormir, caso este que suele ir asociado a los ronquidos.

Por regla general, el sueño tiene que ir ligado a unas condiciones ambientales adecuadas -ruido, luz, comodidad de la cama, ausencia de dispositivos electrónicos-, pero es también esencial el control de la respiración, porque su interrupción durante el sueño -lo que se denomina apnea- o su dificultosa realización es causa de desórdenes con consecuencias muy negativas para la salud. Es oportuno señalar que la apnea afecta al 17% de los hombres y al 9% de las mujeres de mediana edad y en la vejez.

Hay tres tipos de afectados por problemas de sueño: los que duermen poco, los que duermen demasiado y los que no dejan dormir (ronquidos)

Con todo, lo más importante es tener en cuenta que las consecuencias de no dormir bien afectan mucho a la salud en general. La doctora Esther Merino, cardióloga de Olympia, se ha referido recientemente a un estudio de alcance internacional que ha puesto de manifiesto la negativa repercusión que tiene para la salud cardiovascular el hecho de dormir menos de seis horas diarias. Y no solo eso: el sueño afecta a todas las condiciones de vida y repercute, tanto a nivel físico como mental, en el discurrir diario de las personas.

Qué hacer

La WASM ha emitido las normas de higiene del sueño que se consideran los diez mandamientos para el buen descanso. En resumen, estas indicaciones hacen referencia a las condiciones ambientales, a la conveniencia de un horario preciso (por ejemplo, el momento más adecuado debería cubrir el espacio que hay entre las diez de la noche y las dos de la madrugada), a la evitación de bebidas excitantes o alimentos pesados antes de ir a la cama y, también, a la conveniencia de hacer ejercicio regularmente, pero no antes de dormir.

Acogerse a estas indicaciones puede resolver muchas situaciones indeseadas, pero cuando los problemas del sueño son muy graves es necesario acudir al especialista y abordar procedimientos de diagnóstico y recomendaciones para el control de la apnea, del insomnio, de la cronodisrupción, del síndrome de piernas inquietas o de cualesquiera otras alteraciones que pueden afectar al adecuado descanso.

Afortunadamente, hoy día existen tecnologías y procedimientos muy avanzados que permiten analizar al detalle las circunstancias de cada paciente para proporcionarle un tratamiento perfectamente personalizado.

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